La Memoria Infinita: Solo el amor puede salvarnos
“La memoria sigue prohibida, pero este libro es porfiado. Los que tienen memoria son sembradores y tienen coraje, como tú, que sabes de la memoria, tienes coraje y eres sembradora. Con amor, Augusto”.
Estas palabras las dedicaba Augusto Góngora a su pareja Paulina Urrutia, en su libro “Chile: La Memoria Prohibida”. Augusto fue un periodista chileno reconocido cuyo papel principal fue denunciar las barbaridades cometidas por la dictadura de Augusto Pinochet. Su trabajo tenía el objetivo de preservar en la memoria histórica y en el recuerdo colectivo todos los atropellos cometidos por el gobierno fascista para que estos sucesos no se repitieran en un tiempo cercano y lejano (el que no conoce su historia está obligado a repetirla).
En el documental “La Memoria Infinita”, se retrata el lado personal de Góngora, específicamente su vida diaria tras ser diagnosticado con síndrome de Alzheimer en 2014, enfermedad que poco a poco le fue arrebatando parte de sus recuerdos. Así como Augusto hizo un esfuerzo por rescatar la memoria colectiva de un pueblo, ahora Pau y su familia tendrán que hacer lo mismo día con día para salvar y recordar la memoria individual de Augusto.
Uno de los primeros temas que establece el documental es el concepto de la memoria a través de dos narrativas: la memoria colectiva chilena, tomando como referencia el trabajo de Góngora al construir un retrato sobre la importancia de su labor, valiéndose de montajes de videotapes antiguos. Por otro lado, también somos testigos de la exposición de la memoria personal e individual de Augusto a través de sus relaciones personales y de las pláticas que sostiene con su esposa Paulina, captados a través de momentos íntimos a veces con una cámara más doméstica y a veces con una más profesional (así como de la edición de videos antiguos que muestran los momentos más particulares de nuestro protagonista).
De esta manera, a través de la reconstrucción del retrato de Góngora, cuya personalidad ha sido fragmentada por el Alzheimer, el documental establece no solamente a la memoria como el conjunto de vivencias y experiencias que un individuo (o colectivo) almacena y acumula, sino que también este mecanismo dará lugar a un proceso histórico que definirá lo que fuimos, somos, seremos, hicimos, hacemos y haremos, definiendo por consiguiente la identidad individual y social.
No es casualidad que el documental haga esta conexión con los eventos ocurridos en la historia chilena. Como dice Augusto, “sin memoria no hay identidad”. Un individuo que ha perdido esa capacidad de almacenar quedará parado en un limbo espacio-tiempo donde sin el recuerdo de un pasado, no podrá definir el presente y no tendrá futuro; por consiguiente, habrá perdido su identidad. Paralelamente, un pueblo que olvida su historia estará condenado a vivir en un ciclo parecido, con el peligro de revivir males mucho peores como cualquier enfermedad.
En esta narrativa, hay un punto importante que quizás pueda sonar “rebuscado” o “cliché”, pero la forma noble y universal en que lo plantea “La Maite”, sostiene las tesis del documental en la emoción más fuerte pero trascendental: el amor
El amor de Paulina es el puente que regresa a su esposo a esos recuerdos que parecen olvidados. Es aquel por el que se generan los momentos donde Góngora evoca las remembranzas de su pasado de manera natural. Es ese cariño el cual hace que Augusto, de manera progresiva, salga adelante de las crisis que se le presentan derivadas de su enfermedad (retratadas de una manera realista, fuerte, pero sin morbo). Es la devoción y el afecto de Pau lo que hace que Góngora recuerde a sus familias, sus amigos, su carrera (motivo por el cual el miedo y la preocupación de que un día Augusto olvide a su esposa es preocupante y angustiante).
Fue ese mismo amor del periodista chileno por su pueblo, por sus amigos desaparecidos, la empatía por los más vulnerables socialmente, por el clamor de justicia de los familiares de los desaparecidos lo que hizo que Augusto trabajara por evitar que se esta parte de la memoria histórica de Chile quedara perdida, demostrando que en tiempos de tormenta y de incertidumbre, el amor por el prójimo y nuestro semejante podrá ser esa brújula que incluso nos reencuentre con la identidad que en algún momento de nuestra historia tengamos el peligro de olvidar.
Así, la historia de Paulina y Augusto no solamente es acerca del Alzheimer, sino que su trasfondo es tan universal que podría ser fácilmente la historia de una pareja que, ante la adversidad ya sea por la enfermedad o por otra situación hostil, lucharán como un solo individuo para salir adelante, pues al final la belleza de vivir la vida en pareja o en colectivo radica en que el cariño y la unión harán la fuerza.
Calificaciones
Dirección: 4.2 sobre 5
Guion: 4.4 sobre 5
Calificación total: 8.6
A pesar de ser un documental donde quizás el fotograma no sea tan limpio, la belleza de su montaje radica en una puesta en escena tan natural e intimista. La mejor película chilena del 2023 (debió ser la seleccionada a Mejor Película Extranjera) y por supuesto, uno de los retratos de valentía, humanidad y romance más nobles de los últimos tiempos.
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.
(1 Corintios 13: 4-7)