Las 10 Mejores Películas de Ben Kingsley

Krishna Pandit Bhanji adoptaría el nombre de Ben Kingsley en el preciso momento de su entrada al mundo del teatro, del cual se enamoraría desde su primera interpretación en 1977. Un talento nato, Krishna – Ben se establecería como un sólido interprete capaz de encausar tanto papeles dramáticos como de tintes más tragicómicos desde sus primeras incursiones, capacidad que se extendería al mundo del cine cuando actualmente es reconocido como uno de los actores más versátiles y con mayor amplitud de registro, que tan sencillo le es meterse en papeles emocionalmente complejos, como en blockbusters palomeros y hasta de superhéroes, siempre siendo quién resalte de entre sus compañeros de reparto.

Ya había hecho su debut anteriormente en el cine en 1972, pero no fue hasta 10 años después cuando retomó la pantalla grande con la biopic de Gandhi, misma que no solo le otorgaría el Oscar, sino también el reconocimiento de la crítica y la audiencia como uno de los histriones más prometedores y solventes. Tendría 39 años ya, y no sería hasta principios de los 90 (con 48 años) cuando su nombre comenzaría ya a posicionarse bajo las órdenes de directores como Spielberg, Polanski y Beatty, logrando hasta la fecha consolidar una de las más maduras, loables y equilibradas (pero también poco reconocidas) carreras histriónicas en Hollywood.

Alcanzando más de 135 títulos entre el cine y la televisión, y siendo acreedor a casi 50 premios, dentro de los que destacan el Oscar, doble Globo de Oro y doble BAFTA, celebremos los 80 años de Ben Kingsley con sus 10 Mejores Películas.

 

10 – Iron Man 3 (Shane Black, 2013)

¿Qué hubiera sido de Iron Man 3 si el villano de Kingsley hubiera prevalecido? Nadie lo nunca sabrá, pero aún así la broma de su personaje se tornó, para bien y para mal, en lo mejor y  más atractivo de otro film menos que mediocre de Marvel, donde la cansina fórmula ya estaba dando gritos de hartazgo y donde las tendencias feministas y de cambio de roles comenzarían a dar uno de los finales más estúpidos dentro del UCM. Como todo actor de categoría aún metido en la mierda, Kingsley regala una personificación cómica fabulosa como “un actor de método” que se hará pasar por el antagónico principal. Marvel intentaría rescatarlo en otra de sus inmundicias, pero ni su talento y presencia podrían salvar algo tan horrible como Shang Chi

 

9 – Shutter Island (Martin Scorsese, 2010)

El extraordinario entendimiento de la fuente original permitió al director narrar en un segundo plano el resquebrajamiento de su protagonista en una trama engañosa y que hasta sus momentos finales, es donde toma la forma recreada y deseada por su narrador. La mayor virtud de Scorsese es la concepción y estructura de la propia locura, y no tanto de su protagonista, el cual es un simple vehículo para el desarrollo de la misma (he aquí la incomprensión de muchos), soportado también en esta ocasión por un DiCaprio sumergido en uno de sus más complejos y mejores papeles. El truco consiste en captar todos los elementos catalizadores del relato, desde la banda sonora hasta las pistas que va dejando su investigación. Ben Kingsley cuenta con un pequeño pero crucial papel, que alcanza incluso un tono conmovedor en su giro final

 

8 – Lucky Number Slevin (Paul McGuigan, 2006)

Lucky Number Slevin es el mote de un caballo de carreras que desencadena una muerte, un misterio, una confusión de personalidades, un choque entre dos clanes mafiosos, y finalmente un giro de tuerca ¡Tremendo! Asesinos seriales con rostros de Bruce Willis, jefes gánsteres con las grandes presencias de  Kingsley y  Freeman, y un atípico relato de cambio de roles muy en la línea de la fórmula “héroe por accidente”, es en realidad uno de los relatos thrillers más frescos de la pasada década con un telaraña narrativa que se teje ágilmente bajo toda lógica argumental, y que después se desenreda de una manera tan sorprendente que es difícil dar cuenta que un “Don Nadie” tuvo el riesgo y las agallas de dirigir un cuento gansteril de esta manera. Gran cinta

 

7 – Elegy (Isabel Coixet, 2008)

Un curioso thriller erótico donde Kingsley interpreta a un profesor que basa su trabajo en seducir alumnas en base a su conocimiento e indiferencia, hasta que, por supuesto llega Penelope Cruz, para seducirlo a él y dejarlo emocionalmente indefenso. La lucha de sexos, ideologías e instintos primitivos encausados por Coixet funciona gracias a la química e interpretación de estos dos, pero no tanto por su dirección, la cual da tumbos graves en un relato que pareciera se pudo haber contado en un cortometraje. Aún así, vale la pena por su intensidad histriónica, y en donde el personaje de Kingsley obtiene su merecido “emocional” al verse confrontando con esta especie de “Lolita”, una ninfa sexual personificada de manera muy natural (y sexy) por Cruz

 

6 – Hugo (Martin Scorsese, 2011)

Un homenaje al cine en manos de uno de sus eruditos da como resultado una obra colosalmente vistosa y hermosa. Scorsese convierte a este cuento en un film que encanta a tres frentes de cinéfilos por igual: Al infante, que se encontrará extasiado al presenciar las aventuras un huérfano que por medio de la magia del cine verá rehacer su existencia; al crítico, al quedar imposibilitado de discernir de los resultados y el tratamiento que el cineasta da a la cinta debido al corazón que él mismo imprime y en la perfección técnica y narrativa con la que la dota; y al amante del cine, que a pesar de estar ante uno de los relatos menos complejos del director, se rinde ante la presencia de uno de los magos y creadores de esta corriente artística a manera de culto y homenaje: Melies, magistralmente interpretado por Kingsley

 

5 – The Death and the Maiden (Polanski, 1994)

Kingsley forma parte de una escalofriante pero reflexiva metáfora sobre el poder y la venganza dentro de la ficción especulativa ¿de Chile?  Muy fluida (apenas 100 minutos) pero de una progresiva tensión, aunque Weaver es el vehículo para que Polanski explore el abuso y a la par el efecto vengador de una víctima convertida en juez y verdugo, es Kingsley el que lleva la carga del suspenso al hasta el final esclarecer su oscuro (¿o falso?) pasado como un médico del régimen terrorista; la carga política funge también como un eficaz macguffin que provee a las circunstancias y al propio accionar del personaje de en este manjar de tensión. El final es aterrador y un ejemplo de cómo Ben puede transformarse en 180° en un mismo relato.

 

4 – House of Sand and Fog (Vadim Perelman, 2003)

Potentísimo drama de corte familiar que encuentra su principal valor en mantener la objetividad en sus dos frentes: una joven ex-drogadicta con problemas sociales y personales, y un antiguo coronel del ejército iraní, ambos en el conflicto por obtener la propiedad de una casa, elemento distractor que permite estructurar de forma desgarradora ambas personalidades y contextos en una exquisita extensión simbológica de la sociedad americana y su conflicto con el medio oriente. Es obvio como Kingsley se siente muy cómodo en el papel, y es que de cierta manera este personaje y la variable de sus matices ya había sido abordado de otras formas  a lo largo de su carrera.

 

3 – Schindler’s List (Steven Spielberg, 1993)

Comulgado de cierta manera a lo conmovedor de su actuación más famosa, la mano derecha de Schindler se convierte quizá en su papel más entrañable, fuera del foco protagónico y recalcando su gran capacidad por interpretar tanto el mal como el bien con los mismos niveles de calidad. Stern se vuelve así no solo en el principal vehículo de Spielberg para denotar la deshumanización del judío y el salvajismo nazi, manteniendo a este personaje siempre como un espectador de la masacre y tragedia, pero en un segundo plano es la química con Neeson el que a la larga hace verosímil  la transformación del protagónico, en una fraternidad emotiva y nada forzada. Es increíble como no lo dieron al menos una nominación al Oscar

 

2 – Sexy Beast (Jonathan Glazer, 2000)

Me encantaría ponerla en el primer lugar, y es que la actuación de reparto que se manda Kingsley (nominada al Oscar) en esta entretenida y tensa fábula criminal es simplemente perfecta, a pesar de las extravagancias visuales y narrativas en las cae su nova director en ciertos momentos. Cada mirada, paso, diálogo y grito, hacen que el espectador se estremezca  con la presencia de “Don Logan”, un mafioso de alta monta que no aceptará un “No” como respuesta. Apenas 40 minutos en el metraje le bastan a Kingsley para crear uno de los mayores villanos e hijos de puta en las historias gansteriles, un verdadero monstruo temperamental que de paso posee los mejores diálogos y momentos de este olvidado gran film.

 

1 – Gandhi (Richard Attenborough, 1982)

Por Edgar del Valle

No cabe duda de que el parecido del actor con el personaje incidió en la elección de Kingsley -por parte del director- para otorgarle el protagónico, pues con anterioridad a esta película sólo había desempeñado pequeños papeles en otras series.  Con su soberbia actuación, Kingsley se posesiona a tal grado del personaje que a los espectadores en algunos momentos se les olvida que se trata de una película y no de un documental. Su gran desempeño actoral en este filme lo hizo merecedor del premio Oscar al mejor actor y el globo de oro como mejor actor revelación del año de 82, y le permitió la fama para consolidarlo como un gran exponente de la actuación y continuar con una exitosa carrera fílmica que hasta la fecha continua.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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