Las 10 Mejores Películas de Federico Fellini

Federico Fellini es “el cine italiano”, a donde tenía que llegar tras el fascismo de la Segunda Guerra, y de donde se originan todas sus etapas, desde la comedia y el neorrealismo, hasta el drama, el romance y por supuesto la tragedia callejera. Uno de los directores más grandes en la historia del cine, tanto la historia como la Italia no pudieran existir sin su aporte, bases e influencia.

Nacido un día como hoy de 1920, en sus relatos Fellini declara que escapó por un tiempo de su casa a los 8 años para trabajar en un circo, entorno que adoptaría de una manera artística permanente, desde que aquel joven creativo se empleara como dibujante de carteleras, actores, y viñetas en los periódicos italianos. Tras la llegada del fascismo de Mussolini, Federico primero se convierte en reportero y guionista detrás de las historietas, creando incluso historias paralelas de Flash Gordon y otros personajes venidos de América, prohibidos en este tiempo por el gobierno.

Por aquellos tiempos Fellini conoce a Roberto Rossellini y a su musa – pareja – esposa, la imponente actriz Giuletta Masina, casi a la par de su nuevo empleo como guionista de radio – radionovelas y caricaturista político. Se casa en 1945 y procrea un hijo con Masina, Pier Federico, que muere tan solo a los 12 días de nacido, un hecho que no solo afectará a la recién formada familia y pareja, sino que también tendrá eco en ese único e irrepetible sentido trágico de su obra, en especial de aquella en la que Masina estará presente.

Antes de establecer sus propias bases narrativas en la comedia y la tragedia por igual, Federico funge primero como el guionista de la post guerra y como socio creativo del surgimiento del neorrealismo de su amigo, Roberto Rossellini. Así pues se establecería el destino de uno de los más grandes profetas fílmicos dividido en 18 películas y en tres testamentos: el guionista neorrealista, el tragicómico legendario de índole y fama mundial, y finalmente el del autor desapegado y más personal, esta última etapa siendo injustamente olvidada, pero ciertamente menor a sus antecesoras.

Ganador de más de 60 premios internacionales, de entre los que destacan su Oscar honorífico (estuvo nominado en 12 ocasiones), 2 BAFTA, 1 Palma de Oro, 2 Leones de Plata y uno de Oro, recordemos a uno de los más grandes maestros del séptimo arte con sus 5 Mejores Películas

 

Bonus como guionista –  Roma citta aperta (Rossellini, 1945)

Primera de la trilogía de la post guerra, ganadora del Gran premio del Festival de Cannes  y llamada la obra por antonomasia de la corriente neorrealista, basta mencionar que el guion de Fellini “captó”, y la dirección de Rossellini “abrió” la puerta de la brutalidad, aun cuando la guerra seguía su curso en Roma, filmando con escasos recursos una cruenta joya vivencial, testigo de las devastaciones y nacida sencillamente de las cenizas de la ciudad. Trasgresora por sí sola, este es un relato revolucionario de supervivencia que se mantiene tan impactante como actual en estas épocas, recreando una perfecta ficción sobre las ruinas de la realidad. Quizá a Rossellini se le adjudique la paternidad sobre el neorrealismo, pero el guion lo firma Federico.

 

Bonus  – Ginger y Fred (1986)

Haciendo alusión a los clásicos musicales de Hollywood, pero también manifestando una fuerte crítica y sátira al consumismo televisivo y al entretenimiento de baja calidad, Masina se reúne con Mastroianni para interpretar a una pareja de bailarines imitadores de Fred Astaire y Ginger Rogers, que tras ver su éxito pasar durante la post guerra, ven la oportunidad de regresar triunfantes al escenario al ser invitados a un show televisivo años después. Fellini expone no solo la toxicidad del medio, sino también el resquebrajamiento emocional de los inmiscuidos ante este amenazante nuevo entorno, uno que les es ajeno a su conocimiento artístico y época. Gran actuación de Masina, que saca a relucir sus dotes como bailarina y de nuevo su gran talento dramático.

 

10 – Julieta de los espíritus (1965)

La dependencia de Fellini hacía con su musa nunca se vio tan obviada como en esta polémica y dispar película, que si bien para algunos(as) amantes del director representa una de sus mejores obras, para otros(as), como su servidor, significó una aproximación surreal con bastantes baches narrativos soportada por dos pilares: el primero de ellos la parte visual y onírica; el segundo, la impresionante actuación de Masina como una mujer que al dudar del amor de su marido, acude al mundo espiritista para encontrar respuesta, consuelo y redención. Un himno de feminidad y un tour de force de una musa capaz de solventar todas las debilidades que en algún momento pudiera presentar su marido director. Eso era amor del puro

 

9 – Luci del varieta (1950)

Primer ensayo de Fellini que termina por ser no solo un adorable ejercicio de escritura de personajes, sino también un lienzo donde se plasman todas las pasiones de un maestro en etapa de prueba, y que a la larga desbordará en toda su obra. Aunque un poco frenado por la co dirección de Alberto Lattuada, se comienzan a ver lo esbozos de Fellini por captar lo más hermoso de lo sucio, algo que no solo se manifiesta en su entorno, las calles, los cabarets y la vida vodevil de Italia, sino que también se extiende hacía las personalidades de sus personajes. Es de notarse también que en esta su primera película, Fellini pone mayor atención en el desarrollo de sus protagonistas que en el de su entorno, el cual se irá maximizando conforme llegue su Dolce Vita

 

8 – Amarcord (1973)

Sin duda su cinta más alegre y emotiva, un manojo de relatos originados de la pura nostalgia y del recuerdo de su juventud. Fellini entrelaza varias historias dentro de un pueblo norteño italiano de los años 30 con el fascismo encima, que van de lo adorable a lo satírico y que denotan una profundidad mucho más compleja de lo que su amigable empaque sugiere (con una legendaria composición de Nino Rota), siendo también una carta abierta de amor y supervivencia social hacía sus orígenes. Es notorio como en esta tercera etapa de su carrera, la comicidad originada en sus inicios artísticos y de dibujante se hace mucho más evidente, mostrando a un narrador mucho más relajado, pero igual de consistente.

 

7 – E la nave va (1983)

La última gran obra de Fellini es también una de sus más peculiares, pues el director arriesga un poco en el sacrificio de su estilo para incursionar en un complejo análisis socio – bélico alrededor de los eventos de la Primera Guerra Mundial, tan trágico como entrañable. Rodeado de una gran producción, la familia y clásico estereotipos de su cine se embarca en una aventura en altamar para dar el último adiós a los restos de una famosa cantante de ópera, símbolo que se adhiere de manera tan magistral al porvenir de la tripulación, la cual tendrá que acudir a un llamado de emergencia para salvar a unos refugiados serbios que huyen de la guerra, creando una rica y profunda interacción entre la burguesía extravagante y el trágico ser errante.

 

6 – I Vitelloni (1953)

Una de las 10 preferidas películas de Kubrick, la primera gran obra de Fellini y en un plano mucho más pasional, también un manifiesto semi autobiográfico con el que el gran director oficializaba su entrada a la historia a través de la narración de sus propios defectos de índole personal, pero al mismo tiempo de sus grandes cualidades artísticas. Este estudio de personajes refiere a cinco literales “inútiles”, vagos, que nunca han trabajado y que se aprovechan de la buena gente de un pueblo adriático, para por primera vez equilibrar el gran trasfondo y construcción de sus protagonistas, con la injerencia social y del entorno de los mismos, un empate narrativo que desemboca en uno de los ejercicios fílmicos más empáticos y nostálgicos de la historia

 

5 – I Clowns (1970)

La figura del “payaso” no solo es un referente constante dentro de la obra de Fellini, sino también su primer contacto e influencia artística, de ahí a que su entorno en muchas de sus películas se torne carnavalesco e incluso con secuencias que simbolizan el arte y show circense. Dicho esto, estamos ante uno de los mejores documentales de la historia; realizado para la televisión, la pasión y la maestría se combinan para que Fellini haga una declaratoria de amor, admiración y agradecimiento a esta figura, bajo un montaje de tremenda emotividad donde el propio Fellini se incluye como un personaje en su niñez, explorando no solo el trabajo del payaso, sino también la influencia del mismo en su quehacer artístico

 

4 – 8 ½ (1963)

Fellini decidió que su extensión actoral fuera Marcello, dejando que a través del espontaneo talento del actor, se explayaran sus miedos más íntimos hacía el quehacer cinematográfico en una oda semi autobiográfica que sigue siendo tan legendaria como cuestionada gracia a su híbrido entre dos corrientes o tonos contrarios: el neorrealismo y el surrealismo ¿Podría haber sido de otra forma siendo esta mítica fracción un testimonio del declive y renacer creativo de un artista? ¿De un director como Fellini? Prácticamente todo el peso del relato recae en Marcello, el cual estamos hablando del estatuto separatista entre su segunda y tercera etapa, una despedida adorable y cínica  de los proyectores mundiales bajo un retrato de sueños, pesares y deseos

 

3 – Le notti di Cabiria (1957)

Un tour de force completo de su amada Masina, es claro que Fellini no podría haber llegado solo al estatus de leyenda sin su musa, la cual compartió y comprendió su duelo, su sentido de la tragedia, de la persistente esperanza y final redención, temas que son constantes en esta odisea donde Cabiria, ser nocturno, busca en este erróneo entorno al amor verdadero. De momentos memorables e impregnada de un sutil pero punzante humor negro dentro de todo este sufrimiento, el truco final consiste en hacer sentir bien a a la audiencia en su último capítulo, para luego impactarla con el golpe final ¿Quizá una analogía de la misma perdida que sufrió la pareja 12 años antes? Como sea el caso, la sonrisa de Masina al final nos vuelve a regalar esperanza.

 

2 – La Dolce Vita (1960)

Roma vuelve a ser escenario de una gran victoria en Cannes (y pensar que los franceses idearon el Festival en competencia con los italianos), pero en esta ocasión la revitalizada ciudad luce llena de luz, de pasión, de glamour y claro, de paparazzis, con un Marcelo encarnando la dualidad del “macho” europeo, tan distante emocional como ajeno de la humanidad, pero alegando bajo la siempre excelsa batuta de Fellini, la final expiación en las costas italianas. La Dolce Vita es bella pero más agridulce que lo que refiere en realidad su título, siendo una rica ironía que el maestro italiano perpetua durante casi todo el metraje de su film, en un relato que como Antonioni, Rossellini y otros contemporáneos como Sorrentino, parece no tener ni un principio, ni un fin.

 

1 – La Strada (1954)

Fellini era capaz de transformar la más desgarradora tragedia en una promesa de esperanza constante. Todos sabemos que aquello no terminaría bien, pero de alguna u otra manera manteníamos junto con su adorada Masina la promesa de una mejor vida, de un cambio, de una redención. Por supuesto esta llegaría, quizá no de la manera que hubiéramos deseado ni en el tiempo que hubiéramos querido, pero la promesa al fin y al cabo será cumplida. Una odisea – road movie tan tierna como cruenta que evidencia la pobreza y nos da un retrato fiel de la sociedad italiana de la post guerra, posiblemente y como lo mencionan varios de nuestros autores esta sea la película más triste de la historia, pero aun así te dibuja una sonrisa ¡Inaudito! ¡Increíble!

 

Etiquetas:  

Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


2 Comments

  • ¡Qué gran director! E indiscutiblemente uno de lo 10 MEJORES de toda la historia. Como bien mencionó, el autor emblema de aquella península. Totalmente de acuerdo en que su mejor obra es La Strada, un hecho no reconocido, pues muchas veces se dejan llevar por la iconicidad de La Dolce Vita

    Reply

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

*

*