Las 10 Mejores Películas de Lee J. Cobb
Leo Joachim Jacoby IV, mejor conocido como Lee J. Cobb, nació en el seno de una familia judía neoyorquina, en donde de manera inmediata demostraría tener dotes para las artes, siendo un prodigio con instrumentos como el violín y la harmónica. Estas cualidades le ayudarían en su entrada al espectáculo, cuando muy joven se une a un grupo de teatro estudiantil, para después buscar suerte en varios seriales de radio y obras de teatro, conociendo en esta etapa a directores de la talla de Martin Ritt, Elia Kazan y John Garfield, mismos con los que se enrolaría en una temprana entrada al mundo de la televisión con tan solo 23 años.
Su debut en el cine se daría en 1937, participando en varios westerns serie b. Sería hasta 1946 cuando Cobb recibiría la atención de la industria, gracias a su papel en “Ana y el Rey de Siam”, que lo catapultaría a ser un recurrente dentro de varios de los clásicos porvenir.
Un actor de carácter, Cobb interpretaría al arquetipo rudo y de rufián dentro de varios de los géneros que escalarían a Hollywood a su época dorada; en el western, drama, noir y de corte gansteril, Cobb escaparía del encasillamiento otorgando a cada uno de sus papeles un distintivo emocional y antagónico, rápidamente convirtiéndose en uno de los mejores actores secundarios de su generación.
Su carrera se vería afectada por la investigación del senador McCarthy, en donde Cobb tuvo que dar 20 nombres de compañeros que militaban en el partido comunista. Sin embargo, y aunque tuvo que recurrir a la televisión a mediados de los 50 por este incidente, Cobb retomaría con éxito su trabajo, incluso ganando otra nominación al Oscar y algunos de sus más reconocidos papeles a finales d ellos 60 y principios de los 70.
Completaría un currículo de 101 títulos, falleciendo en 1976. Recordemos a este gran actor con sus mejores actuaciones – películas
10 – Party Girl (Nicholas Ray, 1958)
POR EDGAR DEL VALLE
Con la actuación de Robert Taylor, Cyd Charisse, Lee J. Cobb, y John Ireland, en los papeles principales, se narra la historia de un abogado que brinda sus servicios a uno de los jefes de la mafia, al cual pretende dejar, pero que es amenazado con hacer daño a su amada si lo hace. Todo un destello de cine de color, con maravillosas coreografías que la convirtieron en su momento en un gran éxito de crítica y taquilla. Prácticamente esta sería la última cinta al nivel y en el tono que nos tenía acostumbrado el director, pues de aquí en adelante todo iría progresivamente para abajo, con algunas entretenidas producciones, pero lejos del talento narrativo demostrado aquí y en sus anteriores films
9 – Lawman (Michael Winner, 1971)
POR EDGAR DEL VALLE
Western protagonizado por Burt Lancaster y Robert Ryan, acompañados por un sobrio Lee J. Cobb quien interpreta al dueño de un rancho déspota pero benevolente que pretende que el Alguacil Jered Maddox (Lancaster) no detenga a hombres que trabajan para él y que son acusados de haber causado disturbio y matado “sin querer” a un anciano. Cobb ofrece una gran actuación al humanizar al antagonista, a diferencia de otras películas del género, logrando en muchos momentos de la cinta robarles la escena a los protagonistas. Nuevamente esta cinta nos muestra lo buen actor que fue, a pesar de que sea una cinta no muy mencionada dentro de su filmografía.
8 – Exodus (Otto Preminger, 1960)
POR EL FETT
Superproducción sobre el nacimiento del estado de Israel. Para Preminger, “Éxodo” era un drama similar a la de la Independencia Norteamericana, en que el Estado de Israel nace a pesar de la oposición de Gran Bretaña y sus aliados árabes. Su título es tan épico como espiritual, haciendo alusión no solo al pasaje bíblico en la odisea de Moisés, sino también al constante nomadismo del pueblo Israelita, romantizando aquí su llegada a través de una bellísima narrativa con toques históricos, románticos y bélicos. Muy infravalorada y con actuaciones de primer nivel, si sus más de tres horas de duración no convencen, entonces lo hará su tema principal, una de las compisiciones más hermosas en la historia a cargo de Ernest Gold.
7 – The Three Faces of Eve (Nunnally Johnson, 1958)
POR EL FETT
En su tiempo fue necesario exponerla con una introducción para explicar la complejidad psicológica sobre su relato. Hoy día, sigue siendo una cinta solvente y con una actuación brillante que retrata a la perfección el trastorno de la personalidad múltiple, bajo una triple y monumental Joanne Woodward. Más allá de su influencia, este drama se volvió base narrativa para otros relatos símiles, sin embargo, lo que destaca de su desarrollo, es que la dirección adapta el entorno a cada personalidad, incluso cuando esta se encuentra solo dentro de un cuarto, esto gracias a un sutil, pero catedrático manejo técnico de planos y movimiento de cámaras, y que, como los psiquiatras en cuestión (uno de ellos, un extraordinario Cobb), intentan conocer y ver más allá de cada Eva.
6 – Man of the West (Anthony Mann, 1958)
POR EDGAR DEL VALLE
Uno de los grandes westerns de Anthony Mann, en las que, según el director Godard, “parece reinventar el género en cada plano”. Aparece Cooper ahora representado a un envejecido pistolero que es contratado para proteger a una maestra con la que un pueblo pretende inaugurar una escuela. La interpretación de Cooper de un hombre violento que pretende dejar su pasado y llevar una vida pacífica, se contrapone con la presencia de su antiguo socio, un Lee J. Cobb en plan grande y de villano, su rol favorito. Infravalorada en su día, reivindicada como película de culto con el paso del tiempo, “El hombre del Oeste” es uno de los últimos westerns tanto de Cooper como de Cobb.
5 – The Brothers Karamazov (Richard Brooks, 1958)
POR EL FETT
Tan solo un par de años después de que compareciera ante el Senador McCarthy y su lista comunista negra, Cobb lograría uno de sus mejores papeles como Fyodor Karamazov, por lo que la Academia no pudo hacerse de la vista gorda ante tan impactante desempeño, otorgándole su segunda y última nominación al Oscar. Un clásico épico, dramático, la adaptación de la novela de Fiódor Dostoyevski resultó ser una excelsa recreación histórica donde su director, Richard Brooks, mostró un peculiar respeto por el argumento y narrativa de una familia rusa y sus complejos problemas socio-relacionales en el Siglo XIX. A pesar de su duración, la cinta logra ser muy tensa y entretenida.
4 – The Exorcist (William Friedkin, 1973)
POR TEDDYE ZAPATA
No solo marcaría época, sino un antes y un después en el género ya que su impacto sería tal, que su fórmula y muchos de los elementos serán los mismos que se intentan recrear todavía -muy pobremente, dicho sea de paso- en el cine en general. Tomando como punto de partida el drama familiar, poco a poco lo sobrenatural desemboca en lo profano, con la confrontación de sus personajes con el demonio mismo en uno de los clímax más intensos que se hayan visto, no quedando en el mero susto, sino también permitiendo ahondar en la perdida de la fe, la culpa, el arrepentimiento, el luto y la desesperación de tratar de darle un sentido lógico a una situación que está muy lejos de tenerlo. En este último punto es donde entra Cobb, en un enorme y entrañable papel como el detective.
3 – Death of a Salesman (Alex Segal, 1966)
POR EL FETT
Una de las tantas adaptaciones fílmicas de la obra de Arthur Miller, que aquí se beneficia (a pesar de haber sido hecha solo para la televisión) de la actuación de su protagonista teatral principal: Lee J. Cobb, papel con el cual se ganó la fama dentro de la escena de Broadway en los años 50, y que al mismo tiempo impulsó de manera importante su presencia en el cine. Nominado al Emmy, Cobb interpreta a un vendedor ambulante en la crisis más grande su vida, donde su trabajo ya no existe y su familia lo odia por nunca haber estado con ellos; una magistral e intensa actuación, repleta de emociones crudas y veraces, en lo que significa un verdadero tour de forcé para el ya veterano actor.
2 – 12 Angry Men (Sidney Lumet, 1957)
POR EL FETT
Gran clásico que prescinde de todo error narrativo. Meticulosa, intimista, perfeccionista, Lumet aborda un retrato impactante sobre la pugna de 12 hombres del jurado que decidirán el destino de un infante supuestamente asesino. Consecuencia de la gran experiencia e influencia teatral, el cineasta construye y de construye a partir de la emociones humanas, el veredicto de 12 personas diferentes y su consecuente evolución de pensamiento a partir de la estimulación de los diálogos y la empatía con el caso. El sensible análisis de la psicología humana en 95 minutos comprende también un estudio sin precedente para los rubros histriónicos y su desarrollo narrativo. Uno de los 12 hombres será Cobb, teniendo uno de los principales y más complejos y emocionales roles del film; una perfecta actuación, como todo en esta joya.
1 – On the Waterfront (Elia Kazan 1954)
POR EL FETT
Un himno eterno que evoca la desesperación y la depresión económica reflejada en los bajos mundos del hampa y el sindicalismo, Kazan regala un testimonio tan veraz y emotivo sobre la esperanza y revocación humana . Una de las piezas clave del cine y del género gansteril en específico, las tomas en los techos y su impresión existencial alrededor del papel de Brando, permiten alcanzar una intensidad progresiva tanto en él como en la extensión de reparto, en una traducción exquisita de la recesión laboral y la violencia americana. Cobb funge aquí como el mafioso sindical, un antagónico legendario y que junto a Brando, protagonizan uno de los mejores clímax en la historia, en aquellos muelles de ratas. Romántica, emotiva, cruenta, aún en la actualidad impacta y sorprende.