Las 30 Mejores Películas Ganadoras del Jurado de Cannes

A la par que la Palma de Oro, máximo galardón del Festival de Cannes, se entregan los que podrían ser catalogados como las menciones honorificas o bien, las medallas de plata y bronce si hiciéramos una comparación un poco arcaica.

El primero es el Gran Premio del Jurado (o el segundo lugar), y su creación fue en 1967, primero ostentado el nombre de “Gran Premio Especial del Jurado” hasta 1988, aunque entre la crema y nata solo se le conoce ahora como el “Gran Prix”; el segundo es sencillamente el Premio del Jurado (o el tercer lugar o la medalla de bronce) ¡pero he aquí un poco de confusa historia! (no se me vayan a confundir ¿capisce?) , pues este premio fue creado mucho antes que el Grand Prix, en 1946, siendo hasta 1966 de hecho ¡EL SEGUNDO LUGAR!, pero después de instaurarse aquel y desaparecer este un par de años, reapareció en 1969 como Premio del Jurado.

¿Un poquito de desmadre verdad? Pero para acabarla pronto y siguiendo nuestro especial histórico de Cannes, combinemos ambos Premios y formemos un TOP de los mejores segundos y terceros lugares del Festival que si, en efecto en ocasiones suelen ser mucho, mucho mejores que los elegidos por la propia Palma.

 

Bonus – Las Mil y una Noches (Pier Paolo Pasolini, Italia, 1974)

Última parte de su trilogía “de la Vida” y gran premio del Jurado de Cannes, si bien palidece ante sus antecesoras con algunas historias artificiosas y que incluso se alejan de su semblante crítico, la libre adaptación del relato árabe significó para el italiano el cierre perfecto de esta revolución fílmica en torno a la libertad erótica y sexual, manifestando también una agilidad narrativa que sentaría muchas de las bases del cine coral con el porvenir de los años. En lo personal e independiente a su sentido “provocador”, Pasolini ha pasado inadvertido en muchas de las influencias que dejó narrativamente hablando, incluso desde su pre labor como guionista antes de ser director

 

30 – Inside Llewyn Davis (Joel & Ethan Coen, Estados Unidos, 2013)

Ganadora del Grand Prix, si existen películas sobre la mediocridad, el íntimo retrato sobre este músico, ni lo suficientemente bueno para encontrar una oportunidad, ni lo suficientemente malo para compadecernos de él, sería una de las piezas clave de dicho tópico; pero su narrativa denota todo lo contrario, siendo una de las piezas más infravaloradas de los Coen. La genialidad de este cruento cuento musical es que Llewyn (magnífico Oscar Isaacs) no es el protagonista, sino que su andar errante se resume como una metáfora hacía con un gato callejero “sin nombre” el cual abandonará la encrucijada de su vida en cierto punto. Si a esta odisea de frustración la sonorizamos con folk y una fotografía excelsa, el gato Llewyn deberá convertirse en uno de los símbolos por excelencia del desapego social y la mediocridad.

 

29 – Gomorra (Matteo Garrone, Italia, 2008)

Ganadora del Grand Prix, la trastornada” utopía” gansteril concebida por Garrone es tan trágica como brutalmente honesta, y es que retrato de La Camorra más que ser una denuncia, es una intrusión a la intimidad del grupo criminal, a sus víctimas y a quiénes le acompañan, logrando así conservar los valores más finos de la narrativa neorrealista de Rosselini, no entrometiéndose ni juzgando, sino solo retratando la angustiante realidad, como si su cámara y el espectador fueran solo testigo del tan atroz entorno para algunos, y tan oportunista para otros, en aquellas hasta claustrofóbicas provincias de Nápoles y Caserta. Por momentos un poco pesada, dichos trazos no son suficiente para negar su riesgosa y genial propuesta, que le hizo también acreedora al BAFTA y la mejor cinta en los premios del cine europeo.

 

28 – Fallen Leaves (Aki Kaurismaki, Finlandia, 2023)

El que dice mucho sin casi nada, el que hace reír con los silencios, el que nos hace ser testigos de la más primitiva idiosincrasia humana con diálogos cortos y repletos de humor negro, el alfarero de joyas que nos traspasan la hora y media de duración. Otro de los regresos más importantes, Kaurismaki consigue una de sus mejores obras a partir de otra entrañable historia de amor enfundada en la marginación de la sociedad europea, en aquellos cotidianos que al igual que su cine, disfrutan de cada detalle, botón de la radio, sorbo de café y miradas penetrantes. El finlandés se homenajea así mismo homenajeando al cine mudo y a su transición sonora, pero también nos regala uno de los mejores romances de los últimos años.

 

27 – El Eclipse (Michelangelo Antonioni, Italia, 1962)

El cierre de la llamada “Trilogía de la incomunicación”. Resulta clave ver como Antonioni posiciona a su musa, Monica Vitti, como un símbolo dentro del resquebrajamiento social y del tabú sobre el deseo, pero siempre manteniendo ese arraigo dentro del sufrimiento de la mirada social, y sobre todo de su propio pasado. Una mujer que acaba de terminar con su pareja tras una discusión, se ve inmiscuida rápidamente en otro pasional romance con el que parece la antítesis de su abandonado “arquetipo” de hombre. Un cierre perfecto a la trilogía ideológica del director, este “tira y afloja” de la imposición social es una cinta compleja, muy psicológica y hasta por momentos muy tensa de apreciar

 

26 – El Enigma de Kaspar Hauser (Werner Herzog, Alemania del Este, 1974)

Ganadora del Grand Prix, esta película en si es todo un enigma. Una biopic bastante singular sobre el llamado “Huérfano de Europa”, personaje que toda la comunidad médica, teóloga, científica y social de Europa conoció debido a su extraña procedencia y razón de su muerte. Herzog en su mejor nivel reta al espectador para que acompañe a Kaspar en su singular odisea, haciendo un estudio de profundidad más emocional y humano que el de los meros intereses de la sociedad del Siglo XIX, pero también a su vez una muy elegante crítica hacía la hipocresía y el clasismo que se nota aún actual. De muy bajo perfil, recuerdo haber tenido la fortuna de haber tenido contacto con ella en las funciones de medianoche en el llamado canal 7 de Guadalajara, México, ahora ya extinto en cuanto a aquella exquisita selección de programas y cine.

 

25 – Crash (David Cronenberg, Canadá, 1996)

Ganadora del Premio del Jurado, Cronenberg se acercó mucho a Lynch en esta provocadora, morbosa y erótica pieza que de manera irónica podría ser perfectamente etiquetada por su inadecuado título “al español”: Extraños placeres. Su montaje explícitamente sexual fue duramente criticado por un porcentaje importante del público y la crítica, sin embargo hay un sector que no solo la catapultó al culto, sino que incluso también pudo haberse sentido extravagantemente retratado por un Cronenberg que hace una metáfora y énfasis al desapego físico y emocional, siendo más que “sexo” un choque narrativo brutal hacía las sensaciones más solitarias que pudieran llegar a ser y/o experimentar las personas. Una peculiar pero también muy bizarra decisión del jurado aquel año.

 

24 – Cafarnaúm (Nadie Labaki, Líbano, 2018)

Ganadora del Premio del Jurado, la realidad y la ficción conviven como uno mismo en el mundo de la activista y cineasta Labaki, la cual usa el sufrimiento para encausar una dolosa y brutal historia sobre el abuso infantil y/o social que se vive en medio oriente. Manipuladora desde un tono ideológico pero catedrática en su exposición de circunstancias y mismo desarrollo (dentro un gran flashback que desembocan en un drama carcelario) Labaki exhibe la podredumbre y la deshumanización desde un estilo casi documental repleto de tensión e incertidumbre. Trágicamente inolvidable, el realismo alcanzado por su increíble tensión y ritmo pueden llegar incluso a ser incómodos, logrando llegar hasta el final solo aquellos que emocionalmente no se encuentren tan desapegados de este mundo.

 

23 – The Zone of Interest (Jonathan Glazer, Reino Unido, 2023) 

Glazer explora la cotidianidad de la maldad a través de la mirada cruda e intimista de la familia nazi en Auschwitz. Lo revolucionario es su temple directivo, que recorre cada centímetro de aquel hogar donde reina “la normalidad” de un padre trabajando y los conflictos de una familia originados por las decisiones de la “empresa” en donde el patriarca se emplea; Glazer no titubea en hacer sentir al espectador que lo siniestro casi es acogedor y digno de admirar, y por momentos adapta de manera perfecta su tono “surreal”, principalmente en su avasallante final, para mostrar la contraparte y consecuencias de aquella “ordinalidad” en un avistamiento al futuro, en donde las consecuencias y el legado del terror es visible sin ni siquiera traspasar la pared de aquel campo.

 

22 – Cría Cuervos (Carlos Saura, España, 1975)

Texto de José Roberto Ortega

Regreso de Saura al tema de la memoria para, a través de los ojos de Ana, quien recuerda su vida a partir de la muerte de su madre veinte años atrás. Presente y pasado se mezclan perfectamente para presentarnos a una Ana niña, quien se siente responsable de la muerte de su padre por envenenamiento y cree poseer poderes para invocar al fantasma de su madre. Saura logra con esta película una fábula que funciona como oposición al autoritarismo del franquismo, tomando como metáfora la vida de la niña y su oposición al mundo adulto que la rodea. Recurriendo a elementos surrealistas, Saura aborda temas como el machismo, la opresión, el adulterio, el maltrato psicológico y la eutanasia. Ganadora del segundo Premio del Jurado en el Festival de Cannes para Saura.

 

21 – La Pianiste (Michael Haneke, Francia, 2001)

Ganadora del Grand Prix ¡Cuidado! Que esta es una de las obras más oscuras y mejor escondidas y vendidas, tal y como le gusta operar a Haneke (que sumó a sus dos Palmas este 2° lugar), en esa delgada línea entre lo “erótico” y lo violento, esto último más implícito que explícito (aunque también hay de eso), siendo uno de las mejores metáforas fílmicas sobre la represión femenina. Es de notarse el gusto por los jurados en arriesgarse más en estos lugares, encontrando mayor libertad en cuanto a la selección de frescura y oscuridad alejados de los poderes mediáticos de las distribuidoras. Así mismo y como siempre perfecta, Huppert se llevó la mejor actriz en la edición, confirmando y prologando su reinado histriónico con un papel que gusta de “dominar”, valga la ironía.

 

20 – Persepolis (Marjane Satrapi, Francia, 2007)

Ganadora del Premio del Jurado (en aquel año empatado con la mexicana Luz Silenciosa de Reygadas), estamos ante una de las joyas animadas y mejores coming of age de la historia, una exquisita tragicomedia de profundo contexto político y social que también  a la par significó uno de los estándares fílmicos del movimiento y tendencias feministas de la actualidad. Tan divertida como tétrica, la aproximación a la cultura iraní desde finales de los años 70 se torna incluso en un testimonio socio cultural y educativo para el occidente, aprendiendo de manera didáctica y gracias a una cátedra de ritmo por parte de sus directores, la situación vivencial de su misma creadora, al ser Satrapi la propia protagonista de su comic y película en lo que también es una loable adaptación.

 

19 – Les Miserables (Ladj Ly, Francia, 2019)

Tremendo thriller policiaco, el novato director francés de manera casi poética se encarga de reinterpretar ciertos textos de la obra de Víctor Hugo para que estos encajen de manera perfecta (y metafórica) en un relato neorrealista repleto de tensión, suspenso y drama social, en lo que a manera referencial se convierte en una especie de “Ciudad de Dios” francesa, con todas las adecuaciones socio culturales, generacionales y tecnológicas que dicha comparación conlleva. Tal vez estemos ante uno de esos clásicos franceses instantáneos, pero sin duda ante una de las mejores películas de dicha nación de la última década, coronada por un dominio narrativo que desemboca en un clímax – final imprescindible.

 

18 –  La Mirada de Ulises (Theo Angelopoulos, Grecia, 1995)

La modernización de La Odisea según Theo Angeloupoulos, tomada de la mitología griega para su propia maquinaría fílmica; sin duda uno de los episodios más surreales y hermosos de la historia cinematográfica. El director se encarga de confirmar la confianza de los autores de antaño para desarrollar un viaje íntimo y sensible que, a pesar de estar tan ensimismado en su redención y visión, ofrece al espectador una travesía hipnótica que usará como vehículo a un inconmensurable Harvey Keitel. Este onírico viaje sensorial y vivencial se adapta no solo a la crisis de la etapa adulta, escapando de ese cierto encasillamiento para convertirse en un retrato de amor por la vida, su entorno y cotidianidades. Una joya que se haría del premio del jurado de Cannes

 

17 – Vivir (Zhang Yimou, China, 1994)

Una película de gran alcance narrativo e histórico y de gran impacto social. Yimou se extendería durante 4 décadas de historia china para a través de una familia, narrar los sube y bajas de la depresión económica y la revolución maoísta. Ganadora del gran premio del jurado de Cannes, más allá de su tono melodramático, el director logra una radiografía exacta y muy sensible de aquellas décadas, pero lo más interesante es el “cambio” de protagonista, que en realidad sirve como un distractor (el trágico masculino) para manifestar de nuevo la psicología y fortaleza de sus principales ejes: las mujeres, coronadas como siempre con la presencia de su musa Gong Li. Cinta de gran repercusión dramática

 

16 – Z (Costa-Gavras, Argelia, 1969)

Ganadora del Premio del Jurado, el desaparecido director griego se mandó a hacer con su mejor película un relato atemporal sobre la corrupción política, tan vigente como hace 51 años ¿las cosas no han cambiado mucho verdad? Lo intrigante es que dicho relato es más adaptable y realista hacia los países de segundo o tercer orden (México incluido) en un desarrollo que si bien es de tendencia izquierdista (de hecho debería ser un film de cabecera de los cinéfilos con esa inclinación política), también muestra en su objetivo tono de thriller la inmundicia alrededor de todas las esferas de poder, incluida la media (o el cuarto poder), en la tangente sin duda más enriquecedora y mejor narrada del film. Hay que reconocer que también los jurados del Cannes suelen ser idealistas.

 

15 – Mommy (Xavier Dolan, Canadá, 2014)

Texto de Cat Movie Lee.

Ganadora del Premio del Jurado, Mommy es un film extraño y fascinante que como pocas veces, relata la dualidad con la que las madres viven día a día.  Dolan, retrata de forma casi perfecta los complejos vericuetos entre una madre (que encima es viuda) y un hijo con trastornos violentos. Añadiendo la complicidad como un factor crucial y que sirve de refugio, una vecina (madre también) entra en el triángulo para añadir más sabor a algo que ya es sabroso desde el principio. Mommy es lo suficientemente fuerte para seguirle los pasos en sus 139 minutos, hay un mar de emociones que el espectador nada con gusto y casi sin darse cuenta, pasando del pánico a la lágrima y de ésta a la carcajada.

 

14 – Hidden Agenda (Ken Loach, Reino Unido, 1990)

Como lo notarán,  el tema social en torno a IRA será el que con el tiempo le regale su primer máximo galardón, pero 16 años antes, recién salido del veto y dando el paso hacia la internacionalización, Loach construiría un thriller tan sobrio como calculador, una pieza perfectamente escrita, actuada, dirigida y cuadrada, para contraatacar a su archienemiga, La Dama de Hierro, cuando dos abogados americanos descubran el maltrato a los prisioneros de la facción y varios documentos que incriminan por supuesto a la política de Tatcher. Uno de los más provocadores y mejores thrillers los 90, destacan por supuesto las interpretaciones de Frances McDormand y Brian Cox. Por supuesto esta retribución ganaría el Premio del Jurado en Cannes

 

13 – Breaking the Waves (Lars Von Trier, Dinamarca, 1996)

Ganadora del Grand Prix, Von Trier tiene el trío perfecto con la Palma (2000), el Premio del Jurado (1991) y esta (1996), en un periodo de 9 años, siendo también su primera producción dentro de la corriente del Dogma 95 que él mismo junto con Vinterberg instauró apenas un año antes. Estremecedora, Von Trier logra aplicar a un realismo tan solemne como trágico gracias a sus propias reglas impuestas, logrando que este encontronazo entre la ingenuidad espiritual y el mundano ser humano sea una de esas experiencias que en un primer plano te deja el corazón roto, para después procesar ese “mar” de encontradas sensaciones para hallar nuestro propio lugar en ese acontecimiento tan convencional, pero a la vez tan impactante gracias a la minuciosa construcción y desmenuzamiento que Lars hace de sus personajes.

 

12 – Son of Saul (Laszlo Nemes, Hungría, 2015)

Ganadora del Grand Prix, una de las películas más brutales e intimistas de los últimos años: un ejercicio grabado a través de primeros planos y tomas en secuencia que ofrecen al espectador la oportunidad de adentrarse en el campo de concentración de Auschwitz. La invitación no es agradable, pero si placentera para el ojo y lenguaje cinematográfico. Ganadora también del Oscar y Globo, el discípulo de Bela Tarr compone una pieza esencial para el cine sobre el tema del holocausto; innovadora tanto en forma como en contexto, Nemes casi de manera dogmática respeta el tiempo real en que al prisionero de nombre Saul le cuesta tratar de salvaguardar el cadáver de un niño que toma como a su hijo, implementando una demencial humanidad que en los mayores tiempos de desesperanza, dicha acción parece tan real como divinamente expiatoria.

 

11 – Un prophète (Jacques Audiard, Francia, 2009)

Ganadora del Grand Prix, una fábula criminal que Audiard corona con una agilidad narrativa prodigiosa y con una comunión actoral que dotan al relato de una naturalidad terrorífica. La cárcel, el elemento narrativo donde se cimienta toda la evolución de nuestro antihéroe, un joven y contrabandista árabe que se irá transformando accidentalmente y bajo la tutela de un “padrino”, en el nuevo Kingpin de aquel pedazo de reinado francés.  Cautivador desde sus inicios, el experimentado director juega con el suspenso y la acción para que los 157 minutos transcurran de manera ágil entre su rica exposición  de personajes, etnias, religiones e ideologías mafiosas. La edición, clave esencial de su regocijo visual y narrativo,  posiciona así a esta cinta entre las mejores del subgénero mafioso.

 

10 – Festen (Thomas Vinterberg, Dinamarca, 1998)

Ganadora del Premio del Jurado, el Dogma 95 aprieta pero no ahorca y destruye sin ser invasivo, siendo por encima de lo hecho por Von Trier quizá la cinta más simbólica de aquel movimiento (y también la primera). En la celebración de los 60 años del patriarca de una familia de la alta burguesía danesa, sus tres hijos están a punto de aprovechar la ocasión para sacar a relucir los trapos sucios de la familia y con ello, manchar la reputación de un hombre que parecía ser intachable. Vinterberg no solo filma, sino que se adentra en la psicología de una familia y nos hace participes segundo a segundo de la incómoda situación ¿lo mejor?, que la misma es sugerida y no impulsivamente revelada, manteniendo también un halo de suspenso y comedia accidentada sublimes. Un pedazo de obra maestra

 

9 – Procès de Jeanne d’Arc (Robert Bresson, Francia, 1962)

Ganadora del Premio del Jurado, estamos ante uno de las cintas más peculiares y catedráticas en la historia del cine francés y quizá la mejor adaptación sobre Juana, que por cierto, solo dura 60 minutos (en realidad un mediometraje) para solo centrarse en la aprehensión, interrogatorios y proceso hacía de la joven guerrera y espiritual de 19 años. Detrás de cámaras se encuentra uno de los precursores y maestros del cine francés, que con este meridiano en su carrera denotó una maduración tan ceremoniosa como concisa e impactante. Como dato curioso, Bresson ganaría otros 4 premios en Cannes, dos distinciones especiales de la prensa y otro par como mejor director, de entre sus más de 30 premios que también incluyen 10 premios en Venecia y otros 4 en Berlín

 

8 – Solaris (Andrei Tarkovsky, URSS, 1972)

Ganadora del Grand Prix y primera de dos de plata para el ruso. Cuando se aprecia la incursión del ruso en el género uno no puede dejar de pensar en la ironía del caso. Sin dejar de lado su toque surrealista y discurso existencialista, el genio baja de su pedestal metafísico para comunicarse con el mortal de la manera más sencilla que le es posible, a través de una oda espacial de aspectos psicológicos; en otras palabras, Andrei se dignó a llevar a cabo su película más despersonalizada y menos compleja desde el término abstracto para que todos nosotros le entendiéramos… desde la naturaleza abstracta de la misma cinta ¡Locochón! Solaris es como el traductor e introductor de toda su obra, algo imperioso para tratar de comprenderlo.

 

7 – Raining Stones (Ken Loach, Reino Unido, 1993)

Ganadora del Premio del Jurado, más las dos Palmas y a otro par de 3ros lugares, Loach es oficialmente el director más ganador en la historia de Cannes. En el anterior TOP de las ganadoras de la Palma, no me fue posible incluirlo, sin embargo creo que es esta no solo su mejor pieza, sino también la más cautivadora y personal, cuando patentando su estilo desde principios de los 90 (yo le llamo el director del obrero),  nos narre la historia de un trabajador que pese a su pobre situación económica, hará todo lo necesario para que su hija lleve un bonito vestido en su primera comunión. Concisa (90 minutos), desgarradora, esperanzadora y como siempre crítica hacía con el sistema y hacía con la discordancia ideológica del trabajador promedio, Loach demuestra porque es el rey de Cannes

 

6 – All About Eve (Joseph L. Mankiewicz, Estados Unidos, 1950)

Ganadora del Premio del Jurado (la segunda en la historia y cuando aún este galardón significaba el segundo lugar), algunos la llaman el pináculo del drama hollywoodense, y puede que tengan razón, ya que estamos ante una joya de extraña estructura narrativa y rica introspección psicológica, digna de funcionar tanto como auto sátira al mundo del teatro y el cine, como también un reflejo angustioso y hasta neorrealista del estado en el que aquel momento cruzaba su actriz protagónica (en su clímax, pero también ante las inminentes puertas y edad de su próxima debacle) Inteligente, provocadora, con unos diálogos y una Bette Davis que saca chispas cada vez que se juntan, Estados Unidos estuvo aquí muy cerca de conseguir su primer Oscar- Palma de Oro (aunque 5 años después lo lograría con la olvidada Marty).

 

5 – El Sacrificio (Andrei Tarkovsky, Suecia, 1986)

Ganadora del Grand Prix, estamos ante la que de manera unánime es la mejor película del ruso (que irónicamente tiene producción sueca). Hablemos un poco del estilo de Tarkovsky para comprender la magnitud de esta obra, y es que dentro de su temática siempre “apocalíptica” (la antesala al fin espiritual, mental o físico siempre está presente en su obra), el ruso quizá fue el más revolucionario narrador “especulativo”, lo cual le permitía jugar y/o abarcar no solo con varios géneros, sino también abrazar el surrealismo como principal arma, contemplativa o de profundidad autoral – ideológica. Aquí, una familia se da cuenta que la tercera guerra ha explotado y que el fin se acerca, pero hay una “solución”, la cual nos lleva a uno de los mejores finales del cine. Cuando vean esto comprenderán que Melancolía de Lars está sobrevalorada.

 

4 – Harakiri (Masaki Kobayashi, Japón, 1962)

Majestuoso y cruel testimonio sobre el final de un símbolo tan mítico para la historia, como esencial y legendario para la construcción del héroe en la cinematografía. Una obra de suspenso en diálogos que minuciosamente acarrea a través de dos relatos la decadencia de la sociedad japonesa enmarcada en el fin de la era samurái. Hacía el final de aquella cruenta historia, la muerte física, espiritual y simbólica de aquel héroe resumirá honorablemente no solo un reinado fílmico que Kurosawa sostendrá aún 20 años, sino también la influencia de su narrativa claramente reflejada en estilo (Tarantino, claro ejemplo), como en conceptos, cuando Kobayashi use como elemento mcguffin, el propio “Harakiri” (el suicidio de un samurái sin amo o caído en desgracia).

 

3 – Oldboy (Park Chan-wook, Corea del Sur, 2003)

Ganadora del Grand Prix, antes de que los coreanos y sus inventivas vieran en Parasite su primera Palma, llegaba el primer reconocimiento de Cannes hacía dicho país de la mano de una de las propuestas fílmicas y de culto más retorcidas y originales de al menos las últimas dos décadas. Tan trasgresora como lo marca el límite de su impactante giro de tuerca, Park Chan-wook no deja respirar ni un segundo a su espectador, concibiendo un thriller de matices muy oscuras pero también críticas hacía los abusos físicos y emocionales dela juventud. Obviamente y como todo coreano, dicho misterio será diluido a través de una comunión entre suspenso, acción y hasta momentos de comedia accidentada que se vuelven el manjar de aquellos “extraños” placeres fílmicos, donde al parecer el espectador será tan culpable como su protagonista.

 

2 – Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, Italia, 1988)

Ganadora del Grand Prix (y empatada aquel año con una accidente francés llamado Trop belle pour toi), y altamente recomendable en su versión extendida, estamos tal vez hablando no solo de la película más romántica de todos los tiempos, sino de también de uno de los mejores ejemplos del cine hablando sobre el cine, y es que la pareja romántica y trágica en cuestión es solo un símbolo, un “macguffin” que nos deja a solas con el vehículo en cuestión, “Toto”, y que a su vez en su conversión de niño a director, para aquella entrañable secuencia final es claro que la relación amorosa no era entre el chico y la chica, sino entre aquel Cinema Paradiso y nuestro “Toto”, una alegoría compleja, profunda y un homenaje del sentimiento y amor hacia el mismo séptimo arte. Excelsa, es increíble cómo se fue a quedar solo en el segundo lugar.

 

1 – El Séptimo Sello (Ingmar Bergman, Suecia, 1957)

¿Pueden creerlo que haya ganado solo el segundo lugar? quizá la cinta más convencional de Bergman es también su más natural traductor de lo surreal en su estatus místico y espiritual hacía con la mortalidad, respuesta que el mítico cineasta sueco siempre buscó a lo largo de su carrera. La dulce ironía en el humor negro y provocador de Bergman, es haber concebido ese traductor al enfrentarse narrativa y directamente al elemento clave de su obra: La Muerte, tanto en presencia como en metáfora, al escoger el regreso de las cruzadas y la Peste como plataforma para esta conversación y comunicación. He aquí las respuestas más claras a las obsesiones de Bergman, en una auto expiación de ágil y complejo diálogo existencial y espiritual, pero a la vez también muy oscuro y hasta ciertamente entretenido ¿2° lugar? ¿Really?

 

Notas.

  • En el año de Oldboy, la ganadora de la Palma de Oro fue la gringa Elephant de Gus Van Sant
  • En el año de Cinema Paradiso, la ganadora de la Palma de Oro fue la danesa Pelle the Conqueror de Bille August
  • En el año de El Séptimo Sello, la ganadora de la Palma de Oro fue la gringa Friendly Persuasion de William Wyler

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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