Las 5 Mejores Películas de Andrei Tarkovsky

Revolucionario del lenguaje, siete películas bastaron para imprimir su marca en la historia. Contemplativo, simbólico y surrealista, un cineasta que filmaba sueños y que fue sentenciado por su propio gobierno debido a su injerencia rebelde y polémica en temas espirituales y metafísicos que ajetreaban temas sociales y políticos durante la Guerra Fría.

El mismo Andrei Tarkovsky mencionó que su cine sería de más fácil comprensión para los niños, al ser estos mentes descontaminadas de cualquier ideología o prejuicio, y capaces de absorber la hermosa imaginería de sus imágenes y sueños.

Ajeno a un estándar u orden cronológico, el cine de Tarkovsky responde a la captación del tiempo en un preciso espacio o fotograma; como el mismo lo estipuló en su teoría narrativa – fílmica, “El esculpir el tiempo” consiste en prestar el mayor cuidado visual y narrativo a un solo momento para así plasmarlo e “inmortalizarlo” dentro del montaje final. Es por eso que los preciosistas y contemplativos planos de Tarkovsky muchas veces se asimilan a pinturas en movimiento que logran congelar el tiempo – espacio para lograr la introspección de sus personajes, siendo la mayoría reflejos de su psique, sueños, recuerdos o pensamientos.

Influenciado por la figura de su padre (un reconocido poeta que quedaría cojo tras su participación en la Segunda Guerra), y la de su madre y su hermana en tiempos de guerra, el joven Tarkovsky aprendería a captar los momento más influyentes de su infancia y juventud para llevar a cabo complejas obras que siempre aludían no solo al existencialismo, sino también a la crítica política hacía el régimen autoritario de la URSS, quien le daría la espalda y lo “supervisaría” durante la mayor parte de su carrera.

De una vida artística trágica, que el mismo plantearía en su fugaz pero sustancial obra, Tarkovsky no solo es el mayor referente del cine ruso, sin que también es considerado gracias a su revolucionaria forma de narrativa y técnica visual, como uno de los más grandes cineastas de todos los tiempos, junto a Bergman, Buñuel, Kubrick, Kurosawa, etcétera.

Llamado de manera más que precisa “El Poeta del Cine”, celebremos el natalicio de Tarkovsky con sus mejores películas, cada una de ellas joyas que ningún cinéfilo debería perderse.

 

Bonus – Solaris (1972)

Ganadora del Grand Prix de Cannes. Cuando se aprecia la incursión del ruso en la SF uno no puede dejar de pensar en la ironía de este impuesto caso. Sin dejar de lado su toque surrealista y discurso existencialista, el genio baja de su pedestal metafísico para comunicarse con el mortal de la manera más sencilla que le es posible, a través de una oda espacial de aspectos psicológicos; en otras palabras, Andrei se dignó a llevar a cabo su película más despersonalizada y menos compleja, desde el término abstracto, para que todos nosotros le entendiéramos… desde la naturaleza abstracta de la misma cinta ¡Locochón! Solaris es como el traductor e introductor de toda su obra, algo imperioso para tratar de comprenderlo.

 

Bonus – Andrei Rublev (1966)

Una cinta que le significó enemistarse con su régimen político, Tarkovisky usará al monje pintor e iconoclasta, Andrei Rublev, como una especie de su extensión e injerencia ideológica – artística, trayendo la incertidumbre social, la falta de libertad de expresión y las torturas del Siglo XV  a su actualidad, donde las reglas de la URSS prohibían a su hijo fílmico más talentoso, el uso de símbolos y narrativas espirituales. Por tal razón la cinta fue prohibida hasta 1971, siendo proyectada en Cannes solo a las cuatro de la mañana y bajo petición y supervisión del gobierno soviético (fuera de competencia, pero aun así granaría el premio de la prensa). Considerada una de las mejores películas biográficas del todos los tiempos

 

5 – Stalker (1979)

Nuevamente Tarkovsky acudiría a la ciencia ficción para tratar de romper su convencionalidad narrativa (cosa que no logró del todo con Solaris). Aunque de nuevo la suerte no estuvo de su lado, pues el negativo original se perdería a causa de un incendio (haciendo que Andrei volviera a filmar la  película con menos de la mitad del presupuesto original), el poeta logra imprimir su prosa en el género a través de una poderosa alegoría al origen de la humanidad, a partir de un mundo distópico y en extinción donde los “stalkers”, son los encargados de llevar a los aventureros a una travesía hacía “La Zona”, lugar donde se estrelló un misterioso meteorito. Una joya, imagínense haberla visto en todo su esplendor sin aquel “accidente”.

 

4 – Nostalgia (1983)

De aquí nacería el mote “El Poeta del Cine”, de su primera incursión fuera de la URSS y con una mayor libertad creativa para establecer su tesis y teoría fílmica en cuanto al tiempo. La historia de un poeta ruso que recorre Italia para investigar la vida de un compositor del Siglo XVI, sirve como vehículo para enfrentar al cineasta y a su audiencia con la espiritualidad, concepto que venía persiguiendo desde el principio de su obra, pero que nunca se había atrevido a confrontar de una manera tan bella y absorbente como aquí. Aunque su narrativa como bien ya lo mencionábamos, no responde a un orden cronológico, el cineasta ruso comienza aquí a experimentar con términos fílmicos menos rígidos, permitiéndole explayarse también hacía lo visual

 

3 – Sacrificio (1986)

Un literal “sacrificio”, pues ya avanzado con su cáncer, terminaría postrado en cama acabando de  montar la que sería su gran legado. Para comprender su magnitud, Tarkovsky logra por primer y última vez llevar a la práctica su teoría de tiempo, concentrado a la historia en un solo lugar y bajo un ciclo solar (desde que sale el sol hasta que vuelve a hacerlo); dentro de su temática “apocalíptica” (la antesala al fin espiritual, mental o físico), el ruso quizá fue el más revolucionario narrador “especulativo”, lo cual le permitía jugar y/o abarcar no solo con varios géneros, sino también abrazar el surrealismo como principal arma contemplativa o de profundidad autoral – ideológica. Aquí, una familia se da cuenta que la tercera guerra ha explotado y que el fin se acerca, pero hay una “solución”, la cual nos lleva a uno de los mejores finales del cine.

 

2 – El Espejo (1975)

Joya, un agasajo narrativo, visual y sensorial que sirve al poeta como un surrealista auto biografía, donde los parajes, momentos y simbolismos desfilan creando de manera inmediata una conexión íntima hacía con los recuerdos y traumas de su infancia, y de la evolución de la propia URSS. En su momento la calificaron como “incomprensible” gracias a que su montaje no responde a ningún estándar temporal, pero la perspicacia y amor al cine hacen que la audiencia cree su propia percepción sobre la mirada al espejo del poeta, siendo precisamente eso, una de las más bellas poesías llevadas al celuloide, con imágenes y diálogos tan conmovedores como trágicos, tan complejos como hipnóticos.

 

1 – La Infancia de Iván (1962)

Tal vez el retrato más hermoso de la guerra, no por su naturaleza hostil, sino por su estética onírica y contemplación surrealista. La ópera prima y obra cumbre de Tarkovsky, proyecta sin ningún fin satisfactorio y dentro de lo vil que puede ser el mundo, los últimos halos de amor, esperanza y ternura en el entorno más ruin posible, una simbiosis que solo fue posible compactar gracias a  la agilidad simbólica del ruso. Magníficamente brutal, el poeta juega con la mente de Iván y con la emoción del espectador, narrando en un ambiente caótico vertientes dramáticas, románticas y de suspenso exquisito, típico de un estilo que dentro de esas pesadillas propagan fantasía pura y terminan abruptamente con la maldita realidad. Una gran obra de arte

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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