Las 5 Mejores Películas de Christoph Waltz
Su padre era diseñador de sets teatrales, su madre diseñadora de vestuario, sus abuelos actores del cine mudo, su padrastro compositor (y también padre de Michael Haneke), así que podemos asegurar que Christoph Waltz no tenía de otra que convertirse en un artista. Primero interesado por la ópera y el canto, decidió que su voz no era lo suficientemente buena para ser interprete, por lo que estudió artes dramáticas y guionismo, prontamente convirtiéndose en un actor recurrente en el teatro y en la televisión alemana, sin embargo, fue hasta los 53 años cuando se diera a conocer al mundo de la mano de Tarantino, con uno de los mejores villanos de la historia, el cazador de judíos.
Versado en variados idiomas, dicha habilidad lo convirtió en un actor muy solvente, teniendo 15 años de una gran reputación en el cine hollywoodense, pero la realidad es que Christoph Waltz, a pesar de sus habilidades, también ha mostrado un gran estacamiento en cuanto a su registro actoral, pues básicamente siempre parece interpretar al mismo personaje, con la diferencia de otro maquillaje, película y contexto. Aún así, es necesario reconocer al dos veces ganador del Oscar gracias a un par de papeles muy entrañables. Aquí sus Mejores Películas
5 – Spectre (Sam Mendes, 2015)
POR EL FETT
Se ha sido un poco injusto con la última película del 007, la cual dentro de su mediocridad debe de visionarse como un capítulo dependiente de la etapa “Craig” y como un cierre de la estructuración “Bond” inicializada en Casino y revelada en Skyfall. En Spectre se vislumbran no solo las conclusiones de todos aquellos cabos sueltos de las 3 cintas anteriores, sino también una jugarreta narrativa con la que Mendes comunica frases y elementos que conectan a este “universo” del agente del MI6 con su colectivo fílmico. De entrada, Spectre tiene la mejor de todas las secuencias introductorias de la saga ¡De todas! ¡De las 24! No hay exageración y todo se debe a nuestro México lindo y querido. Y, por otro lado, el arquetipo de Christoph Waltz funciona de manera perfecta como el legendario archienemigo de Bond, Blofeld
4 – Alita: Battle Angel (Rodríguez, 2019)
POR URIEL SALVADOR
Con ayuda de James Cameron, Robert Rodriguez por primera vez en su carrera maneja un alto presupuesto que expone el potencial de esta divertida cinta. Aunque peca de una edición inconexa, un exceso de personajes innecesarios y sin desarrollo y no presentar el contexto en las 2 horas que dura, lo compensa con unas espectaculares escenas de acción, un ritmo ágil y la tiernamente ruda actuación de Rosa Salazar. Después de tantos fracasos, es fácil decir que ésta es la mejor adaptación de un anime en el cine (después de Akira), siendo fiel al material original al mismo tiempo que forja una identidad propia. La crítica y audiencia casual no supieron valorarla en su estreno, pero ha ganado seguidores con los años. Christoph Waltz como el creador, aunque no se sale de su estilo, da mucha humanidad al relato
3 – Carnage (Polanski, 2011)
POR EL FETT
El mayor valor de esta cinta radica en su ágil ritmo y duración (tan solo 70 minutos), y en donde gracias a su capacidad por elaborar un entorno de clímax perpetuo, se vale de una situación cotidiana (la pelea de dos niños en un parque) para desatar una mordaz crítica sobre la convivencia familiar, la hipocresía social y la educación parental. Por momentos muy divertida, por otros un poco redundante en su libreto (venido de una obra teatral), sin duda es la interacción y el talento de sus actores (Jodie Foster, Kate Winsley, John C. Reilly y Christoph Waltz) lo que permite al director exprimir cuatro arquetipos diferentes, creando un caos lo bastante interesante para lograr mantenerte interesado
2 – Django Unchained (Tarantino, 2012)
POR EL FETT
Quizá el más doloroso desperdicio de historia en su carrera, de nuevo la extensión excesiva del relato aquí encausa un error de mayores daños y consecuencias, y ese es el que Django solo funja como protagonista en el título de la película y no en todo el desarrollo de la trama. Este vicio de duración es notorio cuando Quentin Tarantino aniquila de manera entrañable a su ying y a su yang, a su verdadero héroe y su villano, dejando en medio a un personaje antihéroe poco creíble y más presuntuoso que el mismo director, el cual pretende tener no uno, ni dos, sino hasta 3 clímax justificando su inmaduro comportamiento narrativo en lo “salvaje” ¿De verdad alguien se acuerda de Django sobre DiCaprio y Christoph Waltz? Aun así el primer acto y el villano son memorables.
1 – Inglourious Basterds (Tarantino, 2009)
POR EL FETT
A diferencia de Django y quizá hasta de manera accidental, Quentin Tarantino revoluciona la imagen del antihéroe desde la primera reproducción actoral del estilo de Christoph Waltz, un histrión encasillado en su propia personalidad que de manera única e inhóspita se carga con sutil grandeza todo el protagónico de lo que es más que un drama de guerra, una comedia de ficción divertidísima y por momentos hilarante. Así mismo para equilibrar la naturaleza bélica de su relato, el autor alcanza picos de suspenso soberbios usando con mayor ahínco sus recurrentes mesas, principalmente en la escena introductoria y en la fastuosa secuencia del bar. A pesar de que dicha genialidad se desinfla hacía su final, Tarantino consigue firmar una gran ironía fílmica.