Las 5 Mejores Películas de Damián Alcázar

Aquí no estamos para hablar o critica sobre inclinaciones o ideologías políticas, sino solo de cine, y en ese aspecto, Damián Alcázar es uno de los histriones más respetados del medio fílmico mexicano desde hace ya un par de décadas. Si bien es cierto que está sujeto a cierto estereotipo de personaje de perfil sociopolítico, el veterano actor ha podido demostrar su versatilidad en otros géneros e incluso fuera del territorio mexicano. Irónico también es que, debido a su activismo “político”, el mismo Damián ha dejado pasar oportunidades y ha preferido encasillarse en lo cómodo de su perfil con muy poca constancia protagónica y surtiendo como un relleno de reparto en muchas ocasiones

Alcázar estudió actuación primero en el Instituto Nacional de Bellas Artes y en el Centro de Experimentación Teatral, después continuó en la Facultad de Teatro de la Universidad Veracruzana.

Es también conocido por su participación teatral e incluso por papeles en la telenovelas, como en “Secretos del corazón, producida por Epigmenio Ibarra para TV Azteca. Revisemos sus mejores filmes

 

Bonus – LA DICTADURA PERFECTA (Luis Estrada, 2014)

POR EDGAR DEL VALLE

Película crítica acerca del gobierno de Enrique Peña Nieto, y sobre todo con su relación con los medios de comunicación (mismos que ayudaron mucho a posicionar su imagen como candidato y presidente). Con su actor fetiche, Damián Alcázar, la película no logró equiparar la calidad de su realista sátira en comparación a dos de sus obras anteriores y más importantes, pero si confirmar la postura crítica de su obra ante todos los sexenios gubernamentales que han pasado desde Fox a Peña Nieto (y próximamente con López Obrador). Si bien es tenebrosa y penosamente divertida de ver (para un mexicano), la cinta palideció sobre todo por su mayo carga de humor, propositivamente tratándose de asimilar a Televisa.

 

Bonus  – UN MUNDO MARAVILLOSO (Luis Estrada, 2006)

POR EDGAR DEL VALLE

Ahora la crítica se enfoca al gobierno panista del presidente Vicente Fox, pero nuevamente prevalece el punto de vista del director sobre el manejo político, de hechos que podrían parecer ficticios, pero que en México son más cotidianos de lo que parecen. Nuevamente con el protagonismo de su actor fetiche Damián Alcázar, la narrativa incluso propone una crítica a la “estrategia” de la eliminación de la pobreza en México, por lo cual bien podría funcionar dentro de un actual sexenio, donde el estrato económico bajo, ha sido nombrado por el mismo presidente, de ser usado como un arma estratégica para ganar votos, y no como una actividad que denote “humanismo” o mucho menos una real solución.

 

5 – LOLO (1992) (FRANCISCO ATHIÉ)

POR EDGAR DEL VALLE

Un joven que vive en un barrio pobre de la periferia de la ciudad de México, que es asaltado y hospitalizado pierde su trabajo, no sin antes ser acusado de la muerte accidental de una anciana a la cual pretendía robar un reloj. Esta situación lo obliga a huir lleno de culpa y vergüenza. Una tragedy porn de esas que calan hondo, pero que a su vez remembra los orígenes trágicos del cine mexicano en esa exhibición de los barrios y la corrupción que alcanzó su clímax en “Los Olvidados” (de la que toma mucha referencia). Por su papel de Marcelino Alcázar se hizo acreedor al premio Ariel como mejor coactuación masculina

 

4 – BAJO CALIFORNIA: EL LÍMITE DEL TIEMPO (Carlos Bolado, 1998) 

POR EDGAR DEL VALLE

Pertenece al género de las carreteras, siendo ópera prima de este director. La película fue multipremiada con los premios Ariel, correspondiéndole a Alcázar uno de ellos como actor protagonista. La película trata sobre un artista plástico de nacionalidad mexicana- norteamericana que viaja a Baja California para redimirse de una culpa que carga desde algún tiempo con motivo de su historia personal, sin embargo, en su sencillez esconde una profunda alegoría sobre la búsqueda de los ancestros y la aceptación de pasado para la comprensión de nuestro presente. Una excelente cinta mexicana que significó de lo mejor para su industria en la década de los 90

 

3 – CRÓNICAS (Sebastián Cordero, 2004)

POR EL FETT

Una de las mejores películas ecuatorianas de todos los tiempos. Cordero exhibe un oficio que no lo pide nada a los thrillers norteamericanos para relatar la búsqueda de un asesino en serie ecuatoriano por parte de un reportero venido de Miami, el cual busca hacer crecer su programa con un especial en torno al llamado “Monstruo”. Lo mejor del film es sin duda Alcazar y lo que significa su papel, el cual denota una profundidad tan incierta como siniestra en un juego de “gato y ratón” donde nada es lo que parece, y donde a su vez se exhibe la dualidad en torno al periodismo en una crítica dura hacía la ética y el propio amarillismo de los medios. Un excelente y muy infravalorado film con un cast en su mayoría mexicano

 

2 – EL INFIERNO (Luis Estrada, 2010)

POR EL FETT

Una obra polémica que ha envejecido bien, tanto para la gloria del cine mexicano, como la desgracia social que sigue acarreando el país. Menor que La Ley de Herodes, pero aun así tan cruenta como punzante, los riesgos tomados por Estrada son de aplaudir, al situar a esta grotesca e “infernal” situación dentro de un corrosivo, culpable y muy divertido sentido de humor negro, muy, muy, muy negro. Así como en su momento variados personajes de Gavaldón, Rodríguez y Buñuel formaron parte de la cultura pop mexicana, quizá El Infierno aquí logre sobresalir en el posicionamiento “del Benny”, y del “Cochiloco”, dos arquetipos de esos amigos – enemigos del pueblo con Damián Alcazar y Joaquín Cosío en estado de gloria.

 

1 – LA LEY DE HERODES (Luis Estrada, 1999)

POR EL FETT

A pesar de su reciclaje narrativo en sus progresivas “secuelas”, esta “Ley” quedó plasmada como un divertido, brutal y realista estudio hacia el protocolo gubernamental del llamado “dinosaurio mexicano”, el partido político que ha gobernado con una “dictadura perfecta” el “infierno” del sistema ministerial nacional. A través de una genial interpretación de Alcazar, esta sátira sobre la corrupción personal, social y económica desde una menor escala (un pueblito olvidado), representa de manera perfecta las formas en la que México ha sido sometido a un régimen dictador disfrazado de república democrática. De muchas maneras, la risa alivia el dolor frente a esta ruin escalera de poder, y es que ciertamente “La Ley” está inundada de momentos geniales.

 

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