Las 5 Mejores Películas de Emil Jannings

Emil Jannings no solo fue el primer actor en ganar un Oscar, sino también una de las primeras súper estrellas histriónicas de Europa y América, icono del cine mudo y actor fetiche de algunos de los directores que forjaron la historia del séptimo arte.

Aunque su figura se vio opacada por convenir con el partido nazi durante la Segunda Guerra Mundial, Jannings ocupó un lugar privilegiado dentro de la escena internacional durante los primeros años del cine, viendo su clímax en los años 20. Comenzaría su carrera como actor ambulante en 1906, llegando al celuloide en 1914 para rápidamente hacer mancuerna artística con Max Reinhard, Ernst Lubitsch y sobre todo con F.W. Murnau, con el que alcanzaría sus mejores éxitos.

Maestro del disfraz y provisto de un gran registro dramático, Jannings prontamente encajó con el estilo fílmico de Murnau, el cual odiaba usar carteles en sus cintas mudas, dejando que la narrativa y la actuación hablaran por si solas, factor que Enmil cumpliría con creces.

Caído en desgracia tras la derrota de los alemanas en la Segunda Guerra Mundial, fallecería en 1950, pero independiente a sus ideologías o conveniencias políticas, estamos hablando de uno de los más grandes actores en toda la historia, influencia directa del “método” y provisto de una intensidad y naturalidad adelantadas a su tiempo. Aquí sus mejores películas.

 

5 – Faust (Murnau, 1926)

POR EL FETT

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La poderosa poesía estética de Murnau le regaló al relato de Goethe la mejor versión fílmica sobre el hombre sabio que ha pactado con el diablo. De libertina interpretación, el cineasta construye una oscura y compleja fábula a la orden de un minucioso trabajo de efectos visuales en el cual la imaginación parecía no tener límites. Aunque logra sostener la calidad narrativa casi al nivel que su magistral concepción de diseños surreales, la trama afloja entre un tono humorístico inadecuado y el excesivo histrionismo de su colega actoral Emil Jannings como Mefisto, sin embargo, el poder casi sobrenatural del alemán en la creación de oscuridades y ambientes, además de incluso hoy en día causar una que otra pesadilla, resarcen lo que es un ejercicio visual legendario.

4 – El Hipócrita (Tartuffe, Murnau, 1925)

POR EL FETT

Murnau fue un libre adaptador, una mente cinematográfica maestra que comprendía el concepto de la adaptabilidad y lo encausaba al lenguaje fílmico como manifiesto de sus propios demonios. Esta no sería la excepción. Aunque la versión original nunca se recuperó, el corte restaurado de solo una hora de duración muestra al alemán nuevamente abordando un tema social aparentemente sencillo, pero que al final usará como excusa para una crítica muy dura hacía los valores de la iglesia, y tal como lo marca su título, hacía la hipocresía y maldad humana. Así también, su característico sello visual haría que tal vileza se transmutara en una ambientación lúgubre y precisa para el relato, en lo que es otra gran y puro ejemplo del expresionismo.

 

3 – The Last Command (Josef von Sternberg, 1928)

POR EL FETT

Uno de los primeros relatos del cine sobre el cine, es también un drama bélico que combina el romance y el amor, pero no uno enfocado en alguna relación, sino el profesado a la madre patria, una Rusia revolucionaria de donde el supremo jefe será amotinado, salvado, expulsado y finalmente descubierto como un extra en el naciente Hollywood, el cual, como la meca y máquina de sueños que es, le ofrecerá a este trágico personaje una entrañable redención. Una de las piezas cumbre del cine silente, que no necesita sonido para externar una pasional perfección narrativa ensalzada por el trabajo del también legendario Jannings, el cual logra ser la “voz” de su director en este manifiesto de amor al cine.

2 – El último (Der letzte Mann, Murnau, 1924)

POR EL FETT

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Triste e impresionante film con el que Murnau ejemplifica, más que una obvia crítica hacia el sistema capitalista, la miseria de lo material dentro de una sociedad ejercida por el estatus Brillantemente estructurada y protagonizada por un perfecto Jannings, la historia narra como el anciano portero de un lujoso hotel es degradado a mozo. Es de enmarcarse como el director puede hacer a partir de los detalles y simbolismos, una pieza que dista de lo simple de su situación para ser un testimonio de desintegración y depresión humana tan intimista que resulta cruel. En lo técnico, la película poseería el primer uso del plano subjetivo en la historia, recurso para acentuar la fatalista percepción de su pobre portero.

 

1 – El Ángel Azul (Sternberg, 1930) 

POR EDGAR DEL VALLE

La primera cinta sonora europea fue también el vehículo de consagración de su director y musa, una Marlene Dietrich que con “Lola Lola”, revelaba a occidente la otra parte del exceso y la sensualidad de la industria del viejo mundo. La tragedia de un profesor que, al pretender rescatar a sus alumnos de un burdel, termina siendo seducido por los encantos de la cantante del lugar, es un relato bilateral de adoración y humillación donde el propio Sternberg vierte toda su admiración por su ninfa y símbolo sexual, llevando a cabo un estudio de degradación física y emocional tan minucioso y perfectamente incómodo, en donde Jannings se auto consume, tal y como posiblemente su director. Una actuación imprescindible

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