Las 5 Mejores Películas de Nicole Kidman
Una de las actrices más talentosas, queridas y hermosas de nuestra era, un día como hoy nace en Hawái la australiana Nicole Kidman, sin duda uno de los rostros más reconocibles en el Hollywood y en el panorama fílmico de las últimas tres décadas. Icono sexual, símbolo mediático del empoderamiento femenino, famosa también por su afable personalidad y su activismo, la también nombrada “Dama de la Orden de Australia” se ha hecho ya de un posicionamiento como leyenda histriónica tanto en el cine como la televisión, plataformas que le ha surtido casi un centenar de premios de entre los que destacan 1 Oscar, 4 Globos de Oro, 2 Emmys, 1 BAFTA, un Oso de Plata del Festival de Berlín y un reconocimiento a su carrera por parte de Cannes.
Actriz en más de 80 títulos desde su debut en 1983, Kidman sería una de esas actrices que junto a su opresor ex esposo, Tom Cruise, viera un parteaguas en su carrera a partir del mágico y trágico año 1999, comenzando el nuevo milenio convertida en una potencia histriónica para dejar atrás aquellos primeros papeles comerciales que se valían más por su belleza que por sus aptitudes actorales, cuando es evidente que Kidman siempre ha poseído ambas… y de sobra.
En su cumpleaños número 55, recordamos a Nicole en sus mejores 5 Películas, con la seguridad de que en un futuro esta lista pueda incrementar a muchos sitios más.
Bonus Televisivo – Big Little Lies Primera Temporada (2017)
POR IVANO
La investigación de un asesinato es el pretexto para adentrarnos en la vida suburbana de cinco madres donde aparentemente su vida perfecta en Monterey Bay en California se verá truncada. Vallée encuentra en esta historia el ejemplo perfecto de cómo hacer una buena historia donde la sororidad entre las protagonistas es el principal motor de la misma. Una historia coral donde el peso narrativo está equilibrado y que con el paso de los capítulos los personajes van evolucionando de manera genial y abrumadora, lo cual hace que como espectador te veas más involucrado con cada una de sus historias. Sin duda la primera temporada con principio y fin, es una de las mejores series de los últimos 20 años.
Bonus. Destroyer (Kusama, 2018)
Con excepción de su soberbia actuación dentro de la primera temporada de la serie Big Little Lies, es cierto que a pesar de tener buenos papeles (Birth, Rabbit Hole, The Paperboy), el desempeño de Kidman parecía haber dejado atrás aquel rotundo clímax de 5 años que estamos a punto de referenciar, nivel que no volvería a alcanzar hasta el 2018, cuando Kusama le dejara todo el peso de su atropellado thriller a una madura actriz que sabrá como de construir su complejo personaje con lujo de detalle muy independiente de los kilos de “demacrado” maquillaje que lleva consigo. La demacración vendrá de parte de la psique de aquella detective abatida por la culpa y en búsqueda eterna de su redención. Un excelente papel que le devolvería por momentos su gloria.
5 – Moulin Rouge (Lhurman, 2001)
La versatilidad cómica, dramática, vocal y física (Kidman comenzó su carrera artística como bailarina de ballet antes de incursionar como actriz) le valdrían todas las flores y reconocimientos de la crítica en un año de ensueño para su carrera, confirmación de aquel nuevo despertar sin estar sujeta ya a la sombra de ex marido. El mejor combo de su filmografía en cuanto a su inconmensurable y completo talento, comulgados con una extravagante y rotunda belleza, como Satine, Kidman demostraría una estela de registros que iban desde la más divertida coreografía musical – cómica, hasta los momentos clímax de catarsis emocional, logrando una cautivante y legendaria dupla – química dentro del género con el también camaleónico McGregor.
4 – Dogville (Von Trier, 2003)
La epopeya gansteril y surreal de Von Trier daría el punto final a aquellos 5 años de exquisitez artística, irónicamente cerrando una oscura metáfora de la opresión masculina y social por sobre una mujer en aparente huida, servicial y bella, al servicio de una comunidad que la acoge con ciertos requisitos por sobre su “bondad”. Uno de los mejores giros no solo en el cine de Von Trier, sino dentro de la filmografía de aquella década, el despertar de Kidman es evidenciado hacía el final para abalanzar una cruenta venganza sobre aquella sociedad que la encasilló, víctima de su “tierno rostro” y afable personalidad ¿cercano a la realidad? Se dice que no aceptó participar en Manderlay por los tratos de Lars, pero el rumor fue desmentido por la propia actriz
3 – Eyes Wide Shut (Kubrick, 1999)
He aquí el parteaguas de su carrera al servicio del maestro y más grande cineasta de la historia (para su servidor) ¿Habrá sido Kubrick el detonante del fin de la relación con Cruise? Algunos rumores y el propio método directivo de Stanley podría asegurarlo, pero aquí estamos solo para referir la importancia de su actuación, una en la que fue sometida a 400 días de rodaje continuo y 6 días filmando una escena erótica con “un extraño”, situaciones que crearon en Kubrick – Kidman esa mirada, ese pensamiento, símbolo narrativo de todo el film y en donde a pesar de que la actriz lleva un supuesto “personaje secundario”, al final se revela como el hilo conductor de todas las obsesiones del relato y de su esposo ficticio… y real.
2 – Los Otros (Amenabar, 2001)
Los magníficos contrastes del 2001, pues mientras que por un lado mostraba su talento físico y romántico en Moulin Rouge, en este ya clásico del cine de terror Kidman logra una inmersión emocional y psicológica como la muy cuestionable madre victoriana al encargo de sus dos queridos hijos. El simbolismo de su encierro y bloqueo mental se encuentra excelentemente planteado por su director, pero es la capacidad de Kidman la que refleja estos cambios y giros tan sorpresivos como bruscos que encausarán hacía su estremecedora conclusión, un sentimiento de culpabilidad en la audiencia debido a la empatía desarrollada hacía con su personaje. Doblemente complejo, alcanzar dicho registro y dualidad en una cinta de terror es sumamente complicado.
1 – The Hours (Daldry, 2002)
Sin duda alguna su meritorio Oscar y Oso de Plata confirman la que es su mejor actuación, cuando Kidman “sacrifique” su belleza y rostro para poder transformarse física y mentalmente en Virginia Woolf, y con ello todos los trastornos de personalidad que dicha misión acarrea. En un papel que me remonta incluso a la capacidad actoral de Katharine Hepburn, Kidman actúa tan solo con la mirada, cuando ella y Daldry nos regalen esas tomas donde Woolf, inerte con su cigarro y pluma, da rienda suelta a sus pensamientos y al relato atemporal y de tintes surreales por venir. Una cátedra de interpretación de método y un clásico dentro de la filmografía de temática feminista, el final con su presencia y narración debería ser revalorado como un rotundo clásico.