Las Mejores Películas de Richard Harris
Sin duda uno de los mejores actores británicos e irlandeses dentro de una generación de ensueño (Finney, O´Toole, Burton, Finch), Richard Harris siempre se destacó no solo por interpretar personajes salvajes y adeptos a su propia personalidad (conocido detrás de cámaras como un playboy y frenético bebedor), sino por un impresionante rango dramático que le permitió incluso en su vejez destacar en variadas y versátiles interpretaciones que lo hicieron mediático entre los últimos miembros de la generación millennial.
Nacido un día como hoy, la frenética juventud de Richard Harris fue súbitamente detenida por la tuberculosis, misma que lo hizo abandonar una promisoria carrera en el rugby. Su otra pasión era el teatro, así que recuperándose de la enfermedad viajó a Londres para buscar oportunidades de estudio dentro de la dirección, sin embargo sin tener conectes o influencias, no le quedó de otra más que estudiar actuación dramática.
Aunque sus estudios los usó como una arma para llegar a ser director de teatro, las puertas se le cerraron tras algunos fracasos, por lo que tuvo que conformarse con ser actor ¡Imagínense si no se hubiera conformado! Su talento era nato, y al principio de su carrera como histrión incluso resaltaba en sus pequeñas pero relevantes papeles de reparto, causando buenas impresiones entre los productores al verlo al mismo nivel que Brando, Peck y Connery. Rápidamente llegaría su primer protagónico en 1963, con un papel que lo pondría en la mira de América y el propio Oscar, confirmando así su estatus y originando una constante carrera de éxitos y soberbias actuaciones a lo largo de 5 décadas y más de 70 créditos.
Recordemos al gran Richard Harris con sus Mejores Películas
Bonus – Hawaii (George Roy Hill, 1966)
POR EDGAR DEL VALLE
Un buen drama, con bella fotografía y excelentes actuaciones de Richard Harris, Julie Andrews y Max Von Sydow en los papeles principales. Al terminar sus estudios en un seminario de Yale, el príncipe hawaiano Keoki decide llevar la palabra de Dios a su tierra. Una superproducción que recibió buenas críticas por parte de los expertos y el público en general, y que se vio auspiciada por el guion de Dalton Trumbo, por siete nominaciones al Oscar (incluyendo mejor película) y dos globos de oro (actriz de reparto y banda sonora). Sin duda la película comercialmente más espectacular del director, que manifestó su capacidad por manejar grandes elencos y una gran producción.
Bonus – The Count of Monte Cristo (Kevin Reynolds, 2002)
POR URIEL SALVADOR
Puede que los fans más puristas de la obra original peguen el grito en el cielo por los cambios que alteran el significado de la historia (incluyendo su horrible final), pero funciona por el balance entre las peleas de espadas y el conflicto sobre el envenenamiento del alma por la necesidad de venganza. Jim Caviezel encarna a Edmond Dantes y hace empático al personaje en cada una de sus facetas, desde la ingenuidad hasta la contención de las emociones para encontrar el momento de ejecutar su venganza. Por su parte, Richard Harris provee de presencia al relato como el Abate, el amigo del “Conde” y principal vehículo, guía y patrocinador para que Dantes pueda emprender su venganza
Bonus – Cromwell (Ken Hughes, 1970)
Por El Fett
Cuestionable drama histórico que se ve mejorado por las labores histriónicas de ambos protagonistas: un Richard Harris como “Cromwell”, que pasaría a la historia como el único inglés en ejecutar a un Rey; y Sir Alec Guinness, que con su interpretación del monarca Carlos I, logra incluso a humanizar la figura del que se dice fue un verdadero hijo de puta. Con mucha sofisticación, la labor de los veteranos es verdaderamente de enmarcarse, logrando una balanza entre la tragedia y la villanía de manera ejemplar. La obra también resalta por su libertina adaptación histórica a la orden de una súper producción de valores estéticos y técnicos encomiables
10 – Major Dundee (Sam Peckinpah, 1965)
POR EL FETT
Un grandilocuente ejercicio bélico – western durante la Guerra de secesión y protagonizado por el arquetipo de héroe rudo y violento. El gran valor de la aventura es el manejo de sus distintos grupos dentro de una narrativa que sugiere el más puro anti heroísmo como fuente de salvación dentro de un entorno donde el bien y mal son prácticamente desdibujados: la guerra. Aunque Peckinpah pierde el piso en varios momentos entre su caótica producción, la misión de un renegado coronel, que junta a un grupo de parias negros y criminales para salvar a tres niños secuestrados de una banda de malévolos indios mientras atraviesan el peligroso territorio mexicano y burlan al ejército francés, es eso, un pinche desmadre que se disfruta
9 – Saga de Harry Potter (Chris Columbus, 2001 y 2002)
Por El Fett
Quizá no están listos para esta conversación, pero Richard Harris fue un mucho mejor Dumbledore en dos películas que Michael Gambon en seis. Es innegable que la presencia de Harris no solo era más imponente, sino más solemne; desde la capacidad oral hasta la mirada del gran mago y su interacción hacía con los inexpertos chamacos actores, el experimentado histrión dominó el papel de pies hasta la punta del sombrero. Una desgracia que la leyenda se despidiera del plano terrenal por ese tiempo, dejando siempre el cuestionamiento “¿Qué hubiera pasado con él como Dumbledore en toda la saga?”, una pregunta que de inmediato nos confirma un indicador de que Gambon nunca fue del todo satisfactorio.
8 – Desierto Rojo (Michelangelo Antonioni, 1964)
Por El Fett
La primera película a color del maestro Antonioni, fue un estudio psicológico muy profundo y complejo sobre las relaciones interpersonales y el sentido permanente de soledad. También uno de los mejores retratos sobre las emociones femeninas, en este se desarrolla la historia de una mujer que, al sufrir un accidente, las secuelas físicas y mentales le hacen percibir a su entorno como un “desierto rojo”, imposibilitándola de sus capacidades de interacción social. Una magnífica metáfora sobre la depresión y la búsqueda por el sentido de la vida tras un evento de impacto, Richard Harris acompaña a una excelsa Monica Vitti en una cinta que despliega una poesía erótica y visual avasallante.
7 – Camelot (Joshua Logan, 1967)
Por El Fett
Camelot siempre ha permanecido en la historia como una extravagancia, pues significa la adaptación musical del mito de Arturo, Lancelot, la mesa redonda y el triángulo amoroso que se desata en las entrañas de la orden, siendo un relato de mayor sentido trágico – romántico. Aunque algunos números musicales corresponden con eficacia la grandilocuente producción, son en realidad las actuaciones las que resaltan dentro de un por momentos atropellado ritmo que se origina quizá solo por la extrañeza de su tema. Richard Harris como el Rey Arturo ofrece una muy solvente e intensa interpretación, fungiendo como una víctima de ciertos tonos tiránicos. Para ver como curiosidad
6 – Gladiator (Ridley Scott, 2000)
Por El Fett
Poseedora de un diseño de producción, efectos y una banda sonora imprescindibles, Gladiator significó una producción que englobaba y empataba las capacidades técnicas con los narrativas y artísticas de Scott, construyendo un ágil relato en tono de thriller lleno de suspenso, con batallas épicas y perfectamente coreografiadas, con un erotismo enfermizo que evitaba las fragilidades de las tangentes románticas, y por supuesto, una emotividad cruda y veraz que emanó de manera precisa del conflicto y papel desarrollado alrededor de la fugaz, pero gran y entrañable interpretación de Richard Harris como Marco Aurelio. La química y escenas entre Harris y Crowe – Phoenix son exquisitas, una cátedra de histrionismo puro que te emocionan y duelen con la misma intensidad.
5 – The Molly Maguires (Martin Ritt, 1970)
Por Edgar del Valle
En 1876, en Pennsylvania, un grupo de mineros decide crear una sociedad secreta que comete sabotajes para presionar a los patronos y conseguir así mejorar sus condiciones laborales. Ritt se desboca al igual que estos oprimidos obreros, para dar muestra nuevamente de su posición social en defensa de la lucha de la clase trabajadora, solo que en esta ocasión de manera menos mesurada y tanto narrativa como visualmente más violenta. La historia así lo requería, y aunque en su momento fue un fracaso de taquilla (y más considerando su alto costo de reparto), a la larga significó uno de los esbozos fílmicos más penetrantes en torno al abuso laboral, pero también y quizá involuntariamente, alrededor de la salvaje naturaleza humana.
4 – Unforgiven (Clint Eastwood, 1992)
Por El Fett
La decadencia de la figura del cowboy en una de las más puras concepciones del western como el adjetivo que siempre lo acompaña: salvaje; Unforgiven es de la obras del género más crudas y adepta a la realidad de aquel desolado y ruin tiempo, una utopía conformada por el silencio y su interrupción súbita por la más pura e imperdonable violencia. Cuatro arquetipos son presentados por Eastwood, uno de ellos un cowboy inglés apodado “English Bob”, un cazarrecompensas falso y sin escrúpulos que viajara hasta Wyoming para recolectar una fortuna. De nuevo, cada diálogo de Richard Harris debería ser enmarcado en una vitrina, brillando incluso en la paliza que recibe su personaje gracias a la perfecta química entablada con un siniestro Gene Hackman.
3 – A Man Called Horse (Elliot Silverstein, 1970)
Por Edgar del Valle
Clásico Western de los años 70. El hilo conductor de la cinta es John Morgan (Richard Harris), en el papel de un joven aristócrata inglés que es secuestrado por los indios Sioux, convirtiéndolo en esclavo, lo que cambia radicalmente su vida. El proceso de identidad hasta convertirse en un miembro más del clan mediante superar un ritual que todos los hombres que pertenecen a la tribu deben de realizar, es visto a través de la óptica del propio Morgan que no se entera que ocurre a su alrededor mientras los sioux hablan sobre él entre ellos. El grado de incredulidad de Harris es el mismo que el nuestro, de ir aprendiendo poco a poco lo que se pretende de él a base de gestos y golpes. Estupenda actuación que hizo de Harris una estrella a nivel internacional.
2 – The Field (Jim Sheridan, 1990)
Por El Fett
Un drama que en su coraza brilla por su simplicidad e intensidad, pero que en su profundidad se convirtió en una de las primeras analogías sobre el sentido de pertenencia del irlandés, su patriotismo y obsesión por “su prado”, el cual simboliza más que un pedazo de una tierra, toda una nación en constante conflicto por su independencia e intereses. Una brutal historia de tragedia familiar, en donde un monumental Richard Harris interpreta a un campesino que defenderá la parcela de sus ancestros, y cuya subasta pública a un elemento extranjero es inminente. La ambición de dicho conservadurismo llevará a su personaje a una espiral de violencia y demencia, desencadenando una serie de hechos que, como Irlanda, apuntan hacía la muerte.
1 – This Sporting Life (Lindsay Anderson, 1963)
Por El Fett
Uno de los mayores dramas deportivos y sin duda el mejor en torno a la práctica del rugby. Anderson traslada el violento contacto físico de dicho deporte a su ruin protagonista (excelso Richard Harris), un hombre sin escrúpulos para lograr el éxito profesional, pero que se ve truncado dentro del aspecto emocional, obsesionándose por el no ser “amado” por su casera, una fría mujer que atraviesa un duelo y que ve en él un peligro relacional y mental. El mejor valor del film es que, a pesar de la cuestionable acción perpetuada de manera constante de esta encarnación del “rugby”, la audiencia creará una natural empatía a partir de un entorno que parece jugarle en contra, un antagonista tan orgánico como oscuramente abstracto.