Las Mejores Películas de Wes Anderson
En la obra de Wes Anderson se puede confirmar una de las propuestas más frescas, obsesivas y también revolucionarias de la cinematografía de los últimos 20 años, poseedora de una innegable calidad y progresión artística que lo han a llevado patentar un estilo visual y narrativo sin precedentes e influyente, al menos en una variada estela de jóvenes cineastas de esta última década. Nacido en Texas a finales de los 60, la emoción y los traumas de la infancia forjarían su obra, sin embargo sería en base a su talento innato y a sus asociaciones personales lo que ya entrado en juventud definirían su estilo y tono, el cual equilibra de forma fastuosa colorida estética con sus hábiles y profundos contextos sociales por lo general enmarcados en fábulas “infantiles” o “juveniles”.
De padres divorciados, podemos encontrar la explicación del porqué a través de toda su filmografía siempre hay uno o varios personajes que buscan la aceptación parental (nótese también los superlativos o títulos monárquicos para resaltar sus títulos de cintas como “Royal”, “Grand”, “Fantastic”, “Kingdom”); así mismo, como hijo de un ejecutivo-agente publicista y una arqueóloga, Anderson comprendería la importancia del aspecto visual desde temprana edad, aquella que capta la atención para crear un lazo intimo con el cliente–espectador, claro, sin dejar de lado el cuidado en la tradicional base del lenguaje. Las clases en la jerga publicitaria al parecer rendirían frutos, pues además de desempeñarse como guionista y director de varias campañas para radio y televisión estadounidense, a la postre dentro de su obra cinematográfica el texano crearía a través de una estrategia de ventajas competitivas dentro de la industria, un estilo, una marca audio–visual–narrativa diferenciada de todos los demás productos del mercado, la cual le ha llevado ser consumido fervientemente por algunos, pero también aunque no probado por otros, siempre reconocido por todos debido a su grado de sofisticación y calidad en su concepto.
Publicista, director, guionista, productor, Weasley Wale Anderson de manera no oficial también desempeñaría el rol de relacionista público en toda su carrera. Todo comenzaría con su fructífera relación con los hermanos Wilson (Owen y Luke) en sus primeros proyectos y filmes que los explotarían desde Sundance hasta los Oscar y Berlín, sin embargo a través de los años, la marca y empresa “Wes Anderson” se ha conformado de una serie no solo de fanáticos (Martin Scorsese se declara como el presidente de fans de Wes), actores y/o asociados, sino un séquito de seguidores dentro de la misma industria con los cuales se honra recíprocamente al vincular y combinar sus talentos bajo una misma visión: Bill Murray, Jeff Goldblum, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Edward Norton, Adrien Brody, Jason Schwartzman, Anjelica Huston y Willem Dafoe.
Con 10 películas en su haber y más de 70 premios, entre ellos un BAFTA y 2 Osos de Plata de Berlín, a sus 54 años recordamos al cineasta de la simetría y de los colores pasteles con sus 5 Mejores Películas.
Bonus – The French Dispatch (2021)
Independientemente de la patente narrativa y visual que Anderson ha establecido, The French Dispatch (sin ser una de sus mejores películas) lo ha confirmado como uno de los más originales e influyentes directores de su época gracias al diferenciador que siempre encuentra relato a relato para escapar de ese encasillamiento perfeccionista, colorido, simétrico y hasta obsesivo. En este caso son tres, tres historias que se emergen del amor y homenaje a al periodismo y a la fábula, y que encuentran a través de carismáticos y emotivos personajes, esa dirección para que Anderson se renueve día a día. Aceptando el sacrificio que este tipo de ejercicios conlleva al siempre tropezar con alguno de los relatos, The French Dispatch no deja de ser tan hermosa como fresca
Bonus. Isle of Dogs (2018)
Su segunda cinta animada representó un reto narrativo de mayor extravagancia pero bajo las mismas reglas “humanas” que rigen su entorno narrativo. Es común que Wes Anderson use como vehículo a los “animales” para construir ricas personalidades que serán el modelo de sus metafóricas fábulas que explayan de manera irónica a la más emotiva y solidaria naturaleza humana, en este caso, haciendo alusión a la segregación, al clasismo y por supuesto al cuidado del medio ambiente y de los animales. A pesar de que su conclusión se alarga demasiado denotando una cierta torpeza en su último tramo, las ricas “humanidades” y química entre sus perros son el aliciente perfecto para solventar lo que también es una perfecta y exquisita animación sujeta a su perfección y simetría visual.
5 – Moonrise Kingdom (2012)
Cautivadora. Una coming of age tan inocentemente entrañable como complejamente idealista y existencial. Disfrazado de un mágico cuento infantil, esta crítica al adulto y a la pérdida por la ilusión, la sinceridad y el amor, pone de relieve a un pintoresco pero común suburbio estadounidense para que Anderson despliegue una estructura predominante de sus personajes, seres incomprendidos que buscan aceptación por medio de un conflicto íntimo y hasta ingenuo, centrado en un “amor de verano” de dos jovencitos víctimas de esa inseguridad e hipocresía. De nuevo Anderson encuadra su obra en una rica serie de planos repletos de colores que responden a la personalidad de cada uno de sus personajes, siendo más brillantes lo del mundo de sus niños, y más opacos y/o pasteles cuando se refiere a sus adultos o a la combinación de ambos.
4 – Rushmore (1998)
Su segundo film sería un hit gracias a una definición de imagen juvenil que desataría fílmicamente una “hipsteria” (podríamos decir que Wes Anderson es, sin encasillarse, ni serlo, una de las tesis del cine hipster). Sus valores radicarían más en sus labores histriónicas que en su tratamiento en sí, haciéndola un producto bastante disfrutable y ágil pero con ciertos baches en la estructura de sus personajes. Los esbozos de su patente se comenzarían a distinguir, la relación artística con Murray comenzaría con el pie derecho y Schwartzman por su parte haría los honores con la mejor inclusión de su carrera como un líder estudiantil revolucionario. Basada en las vivencias del propio Wes, quizá el tono cómico termine desequilibrando lo que se pretendía como un relato más serio, de crítica y emocional, pero no deja de ser un magnífico ensayo de estilo.
3 – The Royal Tenenbaums (2001)
La primera gloria de su filmografía, The Royal Tenembaums es antes de una crítica a todo el sistema de valores familiares americanos, una sátira divertidísima donde un grupo de inadaptados convergen de manera instintiva hacía con su forzada familia y allegados; una cinta 100% “comunicativa” sobre los problemas de comunicación, enriquecida con un ritmo y unos diálogos maravillosos que convierten a todas sus partes actorales en una máquina de engranajes cuasi perfecta, donde la química se da por espontaneidad y donde Anderson es capaz de embalar a todos bajo el mismo nivel histriónico en función del relato y no viceversa. Su estilo visual – narrativo ve su primera explosión en esta agraciada cinta. Así, tanto los colores como la propositiva rigidez de su entorno y actuaciones comienzan a resaltar por persona, psique o trauma
2 – Fantastic Mr. Fox (2009)
Una joya que dista mucho del estándares del género y de considerarse como algo meramente animado; esta extraordinaria cinta invita al hermetismo de un cine de autor que pretende ver más allá de lo superfluo de como un Zorro mete en peligro su familia y allegados por su mismo orgullo de ladrón de gallinas: es una introspección emocional e intimista donde el director comunica que el individuo no puede cambiar, no quiere, va en contra de sus valores, naturaleza y gozos más íntimos. El ritmo es excelso y la oda stop motion perfeccionista, simétrica y colorida, que puede ser percibida de manera distinta dependiendo la edad. He aquí donde la confirmación artística de Wes Anderson da a lugar, logrando un equilibrio entre lo visual, lo auditivo y lo narrativo en un film por sobre todas las cosas divertido y profundo. La escena del lobo es de antología y resume a la perfección lo idealista de su mensaje
1 – The Grand Budapest Hotel (2014)
Es elegantemente desvergonzado, es vulgarmente poético, es políticamente incorrecto, es la bondad hecha carne pero al mismo tiempo el egocentrismo en persona; su deseo más íntimo es servir, pero también es mantener la justicia dentro de su muy peculiar ideología. No, no estoy hablando de Gustave H., el conserje maestro de aquel pintoresco, extravagante, sensacionalista y perfectamente encuadrado y simétrico Gran Hotel Budapest, sino de Wes Anderson en una de las fábulas fílmicas más bellas y complejas de la década y para su servidor, de la historia. De nuevo escondido en un cuento mágico, Anderson construye un relato maestro y anti bélico, una crítica hacía al deshumanización de parte de la bondad humana y todos sus incorrectos pero normales “imperfecciones”. Emocional y emotiva, llorar no es una acción ajena a su fastuoso clímax y final, sino algo bello y perfectamente normal al apreciar esta joya.