‘Latidos En La Oscuridad’ quiere que le gritemos a la pantalla de nuevo
¿Qué harías si encontraras, en una casa a la que entraste ilegalmente, a alguien que necesita ayuda urgentemente? ¿Qué estarías dispuesto a hacer para salvarla? Estas preguntas se plantean al inicio del filme de suspenso Bad Samaritan, renombrada en español como Latidos en la Oscuridad, dirigida por Dean Devlin y protagonizada por David Tennant, Robert Sheehan, Kerry Condon, Jacqueline Byers y Carlito Olivero. El resultado es bastante entretenido, aún si no tiene lo suficiente para asustarnos.
La trama es sencilla: un ladrón se mete a robar a una casa de lujo y encuentra a una mujer encadenada y con severos signos de tortura. Es ahí donde el joven realiza una serie de malas decisiones que le complicarán la existencia a tal punto que le dará al villano sociópata todo lo que necesita para cazarlo y torturarlo. El guión de Brandon Boyce no se preocupa por desarrollar a los personajes, presenta salidas y explicaciones fáciles, y se enfoca en crear momentos tensos que resultan vacíos al no justificarlos ni darles peso emocional. El título en inglés es, quizás, lo más ingenioso del filme: la referencia bíblica se ajusta perfecto al joven protagonista, un hombre que falla constantemente a pesar de querer hacer el bien, y al villano, alguien a quien definitivamente no te gustaría toparte en la calle, por igual.
Tennant retoma la seriedad y porte escalofriante que probó y perfeccionó en la serie Jessica Jones, y resulta ser un villano espeluznante, aún si no terminamos de entender su motivación. Sheehan, aunque tiene presencia en pantalla, no tiene ni el carisma ni la fuerza suficiente para cargar con el peso del filme, y es Byers quien destaca y demuestra tener el porte y presencia necesario para que la película funcione. El ritmo del filme, y el suspenso creado por las expectativas que caen sobre el villano y sus capacidades ilimitadas, es lo que mantiene nuestra atención y lo que entretiene, a pesar de que pocas cosas hagan sentido.
Entretenida, con muchos momentos cuestionables, y sin demandar demasiado esfuerzo mental de la audiencia, Latidos en la Oscuridad es perfecta para retomar aquella vieja tradición de gritarle a los personajes qué hacer en la pantalla, aún cuando sabemos que son incapaces de prestarnos atención.
