Los 10 Mejores Musicales Clásicos

Acéptenlo, después de ver La La Land el tema de los musicales ya no suena tan de antaño, pareciera que este género ha retomado cierta atención mediática, que, aunque podría ser momentánea, bien se puede aprovechar para recordar esas películas que iniciaron con esta controvertida revolución melódica. Amadas por muchos, odiadas por muchos otros, las cintas musicales son un referente indiscutible en la historia del séptimo arte; un tipo de cine que paradójicamente comenzó durante La Gran Depresión y que tuvo su mayor auge en tiempos de guerra, devolviendo un poco de alegría y entusiasmo al espectador en esas épocas grises.

Es importante mencionar las características del cine musical, (ser polémico es en definitiva una de ellas) pues es un hecho que algunas veces el desconocimiento puede causar cierto desconcierto. Su principal recurso es evidentemente uso de cautivantes melodías, (muchas veces de la mano de trepidantes coreografías), al mismo tiempo que están integradas con el argumento del filme con el fin atrapar y transportar a ese mundo fantástico que se muestra; además de estar rodeado de un halo de melosidad que incita a soñar, siendo la imaginación un recurso indispensable para que el público conecte con la cinta.

Para este conteo tomaremos en cuenta únicamente películas que abarcan desde los años 30’s hasta finales de la década de los 60’s, la cuales puede denominarse como la época cumbre en la que estas rítmicas producciones compartían un formato muy peculiar.

Un género que claramente no es para todos, pero en un día a día lleno de noticias desalentadoras y tragedias, hay una necesidad de otro mundo en algún lugar, un mundo lleno de música… y cine.

Nota: Algunos de los datos curiosos que se incluyen en las cintas pueden ser considerados como spoilers por algunos.

 

10. The Band Wagon (Vicente Minnelli, 1953)

A diferencia de la mayoría de los musicales, The Band Wagon tiene un aire de melancolía pues su historia está asentada en personas poco exitosas y un tanto veteranas (Fred Astaire tenía 54 años) pero es precisamente esto lo que lo hace especial. La trama se centra, pues, en un cantante y bailarín de Broadway que atraviesa por una etapa crítica en su carrera y está decidido a volver al escenario que le dio gloria y fama en el pasado.

Frecuentemente comparada con Singin’ in the Rain (que estrenó apenas un año antes), la cinta tiene su brillo propio gracias a los increíbles movimientos de Astaire y la protagonista femenina Cyd Charisse, quienes fascinan principalmente con su ballet de “Dancing in the Dark”, un fantástico baile de pareja que atrae de forma precisa e irremediable. Su deficiencia, sin embargo, recae en su argumento pues son en definitiva sus números musicales los únicos que logran permanecer en la memoria gracias a su acertada dirección y un deslumbrante vestuario que hacen mancuerna con el brillo de cada coreografía.

Dato curioso: El personaje de Astaire está basado en una situación real pues él estaba planeando el retiro al considerar su carrera estancada.

 

9. Meet Me in St. Louis (Vicente Minnelli, 1944)

Una encantadora historia familiar protagonizada por Judy Garland quien interpreta a una adolescente que se enamora de su vecino. Su feliz vida y la de su familia en Saint Louis se verá amenazada cuando su padre les informe que tienen que mudarse a Nueva York, pues él ha conseguido una promoción en su trabajo.

El indiscutible talento vocal de Garland encabeza la magia de este filme junto con la muy pequeña y brillante Margaret O’Brien, quienes juntas interpretan los números más memorables dentro del hogareño relato con una química impresionante. La ingenuidad del primer amor jugará también un papel importante en el desarrollo de canciones realmente encantadoras, al mismo tiempo que explora los sentimientos más fraternales como el miedo a la separación y la nostalgia.

Dato curioso: La canción “Have yourself a Merry Little Christmas” contenía una línea que decía “Have yourself a merry little Christmas, it may be your last” pero fue eliminada porque Judy Garland se negó a cantarla a Margaret O’Brien.

 

8. An American in Paris (Vincente Minnelli, 1951)

¡Qué mejor que la ciudad más romántica del mundo para trasladar un musical! Gene Kelly hace su primera aparición en este top 10 demostrando que sus espectaculares pasos de baile pueden ir más allá de un solo continente. El actor, coreógrafo y bailarín interpreta a un pintor americano que vive en París tratando de vender sus cuadros de forma poco exitosa; pero una mañana conoce a una americana adinerada que se enamora de él y decide promocionar su carrera, justo el mismo día que conoce a una sencilla chica de la que él se enamora.

Un musical con un triángulo amoroso incluido en el que resulta difícil no caer ante el carisma y los números musicales que Kelly protagoniza (especialmente los bailes de tap); una cinta cuya mayor virtud no es su historia de amor sino la extravagancia que la rodea, la música hace la parte que le corresponde logrando entretener por ¾ del filme, pero es en definitiva un ostentoso y espectacular número final de 17 minutos lo que termina por colocar a este musical como IMPRESCINDIBLE.

Dato curioso: La secuencia final de 17 minutos tomó un mes en filmarse y costo medio millón de dólares.

 

7. The Young Girls of Rochefort (Jacques Demy, 1967)

Una de las experiencias visuales más coloridas y armónicas de la historia de los musicales, en la que cada fotograma es testigo del ensamble preciso entre fotografía y coreografía. Este musical nos transporta a la icónica Francia de los 60’s, incitándonos a ser conquistados por el esplendor de sus calles y el romanticismo de sus bellos acordes mientras nos relata la historia de dos gemelas que viven en Rochefort: dos maestras de música y baile que sueñan con encontrar a su pareja ideal y planean viajar a París a buscarlo.

Demy forma un equilibrio completo entre un cuento meloso y melodías encantadoras; excepcionales números de baile se roban cada momento de la cinta (incluso deleitados por el talento del americano Gene Kelly) acompañados de encuadres estupendos que terminan de cuajar la cinta como un clásico francés instantáneo. Un argumento romántico basado en los juegos del destino cuyo final no podrá dejar indiferente a ningún soñador.

Dato curioso: Françoise Dorléac (Solange Garnier en el filme) murió en un accidente automovilístico 3 meses después del estreno de la cinta.

 

6. My Fair Lady (George Cukor, 1964)

Protagonizada por la siempre esplendorosa Audrey Hepburn, esta adaptación cinematográfica de la obra de teatro Pigmalión es un cautivante musical ambientado a principios del siglo XX. La cinta nos sumerge en la vida de Eliza Doolittle, una chica de los barrios bajos de Londres cuya pronunciación del inglés es muy pobre y vulgar, pero tras conocer incómodamente a Henry Higgins, un soberbio profesor de fonética (Rex Harrison) que critica su peculiar acento, terminará enseñando a la inocente joven a hablar y comportarse correctamente, asegurando que será capaz de hacerla pasar por una dama de sociedad frente a un importante baile que se realizará en unos meses.

Bellas piezas musicales como ‘Wouldn’t it be loverly?’ y ‘With a Little bit of luck’ amenizan este trayecto de 170 encantadores minutos, sin dejar de lado los elegantes vestuarios y escenografías de los que somos testigos mientras se desarrolla este divertido cuento lleno de estilo. Una exposición de Hepburn que, aunada a lo teatral, irradia carisma deleitando incluso en un género que no es el suyo. Un clásico con cada una de sus letras.

Dato curioso: Audrey Hepburn admitió que nunca hubiera aceptado el rol de Eliza Dolittle si hubiese sabido que su canto sería doblado. De hecho, el día que Hepburn fue informada que su voz sería doblada, abandonó el set, regresando al siguiente día pidiendo disculpas por su “mal comportamiento”.

 

5. The Sound of Music (Robert Wise,1965)

Mejor conocida en Latinoamérica como “La Novicia Rebelde”, no es un secreto que esta película es uno de los musicales más populares de todos los tiempos. Transcurrida en Austria en 1938, María es una novicia poco convencional que se ve obligada a abandonar el convento para convertirse en la institutriz de los 7 hijos del Capitán Von Trapp, un viudo militar retirado que lleva las riendas de su hogar a manera de cuartel. Así que ella se encargará con su encanto (y voz angelical) de devolver la alegría a los niños al mismo tiempo que se gana su cariño.

Aunque basada en una situación real, esta es sin duda una de las historias más rosas del conteo. Con estupendas y contagiosas canciones, este filme es una cucharada repleta de azúcar para toda la familia (especialmente los más soñadores) pues permite fantasear con situaciones tan mágicas como sus melodías, probando que se puede escapar de la realidad con música sin importar el momento. Sus tomas y edición incluso parecen adelantadas a su época, mostrándonos esos paisajes impresionantes a todo color (¿y a todo sonido?) mientras Julie Andrews hace gala de su armonioso canto. Niños encantadores, romance, comedia, intriga, aventura… ¿Qué más se puede pedir en un musical? Para relajarse y disfrutar de sentimentalismo puro sin ser Disney.

Dato curioso: Julie Andrews cantó a los niños del elenco “Supercalifragilisticoespialidoso” para entretenerlos durante las grabaciones. Como Mary Poppins (1964) no se había estrenado aún, los chicos pensaron que ella había inventado la canción.

 

4. Swing Time (George Stevens, 1936)

La primera mancuerna Astaire-Rogers del conteo. Y es que este par conquistaban en pantalla por su buena química y los acertados pasos de baile que compartían. Un revolucionario indiscutible del género, Fred Astaire, insistiría en que los números de baile fueran grabados casi en una única toma (suponiendo un esfuerzo máximo que sería de mayor peso para Ginger Rogers) encuadrando a los bailarines todo el tiempo. Además, las cintas de Astaire se caracterizaban por incluir un baile cómico en pareja, un baile romántico en pareja y un solitario del él mismo mostrando sus chispeantes pasos de tap.

Como su nombre bien lo describe, todo es acerca de baile en este filme. La trama gira en torno a un bailarín y apostador que intenta ahorrar suficiente dinero para casarse con su prometida. El problema surge cuando él conoce a una profesora de danza en el trayecto, con quien deberá participar en un concurso de baile no sin antes terminar locamente enamorado de ella. Canciones como la magnífica “The Way You Look Tonight” hacen de esta cinta un paseo romántico y embelesedor, demostrando cómo danza y música pueden combinarse audazmente para contar una historia a través de gracia y sentimientos.

Dato curioso: El clímax del número “Never Gonna Dance” tomó 47 tomas en un solo día para ser filmado.

 

3. Top Hat (Mark Sandrich, 1935)

Tan solo un año antes de nuestra posición número 4, Fred Astaire y Ginger Rogers habrían protagonizado una cinta aún más encantadora que la anterior, hablo de Top Hat, una comedia romántica seductora no solo por el inocente y tierno romance de la época que protagonizan, sino por esos números musicales y canciones inolvidables que interpreta quizá la pareja más emblemática del cine musical.

Jerry Travers es una estrella de la comedia musical americana y al llegar a Londres conocerá a la modelo Dale Tremont, quien lo confundirá con el productor de Travers, Horace Hardwick, enterándose que está casado después de que éste comenzara un atractivo coqueteo. ?Dicho enredo conllevará una serie de eventos entrañables e hilarantes que serán bellamente aderezados por los brillantes movimientos rítmicos de ambos involucrados, especialmente un Fred Astaire que con números como “Isn’t This a Lovely Day?” y “Cheek to Cheek” demuestra por qué es uno de los grandes exponentes del género, pues sus pasos de baile lucen demasiado perfectos en impecables tomas ininterrumpidas, haciéndolos parecer tan fantásticos como la historia misma. Y es que cómo no encender ese lado romántico cuando tenemos esas melodías con letras tan cautivadoras (esas que difícilmente vemos en nuestros días) que convierten a este clásico en un imperdible para comprender la naturaleza de este género del cine.

Dato curioso: Los zapatos de Ginger Rogers tenían que ser reemplazados frecuentemente porque terminaban ensangrentados debido a las múltiples tomas de las escenas de baile.

 

2. Les Parapluies de Cherbourg (The Umbrellas of Cherbourg-Jacques Demy, 1964)

Definitivamente uno de los musicales más poco convencionales y brillantes (no por nada ocupa la segunda posición), una prueba de que no se necesitan grandes coreografías para considerar una cinta de este género. La obra cumbre de Jacques Demy, creada en forma de ópera popular, nos muestra un apasionante y memorable idilio que es elegantemente decorado no sólo por la evidente atmósfera francesa, sino también por una gama de colores exquisita que lo convierte en una experiencia visual fascinante.

Tras superar los primeros 15 minutos de conmoción (en donde tendrás que darte cuenta que la película es completamente cantada) el resto de la historia te transporta a una odisea sentimental donde el protagonista es el primer amor. La bella Catherine Deneuve interpreta a Geneviève, una chica enamorada de Guy (Nino Castelnuovo), un mecánico con el que sueña con casarse a pesar de que su madre se opone por considerarla a ella muy joven y a él muy pobre. Los jóvenes tendrán que lidiar con la partida del chico para hacer el servicio militar fuera del país. Dividido en tres actos, el musical cautiva por el ensamble ideal que logra entre musicalización y sentimientos, brindándonos una pieza que realza por su armonía nata en cada uno de sus encuadres y cuya historia logra la difícil misión de trascender en el tiempo y en el corazón.

Dato curioso: Esta es la película favorita del director Damien Chazelle (Whiplash, La La Land).

 

1. Singin’ in the rain (Gene Kelly, Stanley Donen, 1954)

El musical en todo su esplendor. Música e historia embonados magistralmente para trasladarnos a una experiencia rítmica soberbia en donde sin duda Gene Kelly es el protagonista. Y no hablamos la parte que le toca como director, sino como un bailarín y coreógrafo deslumbrante, capaz de captar su esencia tanto grupal como individualmente, siendo esta última una proeza la que se inmortalizó en el mundo del cine con su número de Singin’ in the Rain. Una novata Debbie Reynolds y el carismático Donald O’Connor completan el trío protagonista de esta historia de transición entre el cine mudo y sonoro en la que Don Lockwood tratará de filmar un musical junto con Kathy Selden, pero entre ambos se interpondrá la reina del cine mudo Lina Lamont.

Un despliegue de pasos de tap y jazz cautivantes que inevitablemente formarán una sonrisa en aquel que sepa disfrutar de este género del cine. Alegre, graciosa y creativa, son algunas de las características que hacen de esta película una de las más renombradas de la historia del celuloide, llenando con su esencia inigualable hasta el ojo más crítico mientras nos adentramos en un viaje de los años 20’s viviendo cine dentro del cine.

Dato Curioso: Mientras Debbie Reynolds supone estar doblando la voz de Lina Lamont (Jean Hagen) por ser bastante chillona, en realidad es Hagen misma la que está hablando, quien en realidad tiene una voz hermosa y profunda. De hecho, Reynolds tuvo que ser doblada por Betty Noyes mientras cantaba, pues ella tenía una mejor voz para el canto.

 

Por último, les dejo un playlist para que puedan disfrutar las mejores canciones de estos bellos musicales (y otros agregados). ¡Disfruten!

Etiquetas:  

Acerca del autor

Kim Tobias   @kimm_tobias  

Enamorada del cine clásico y los guiones astutos. También odio los finales felices... ["La estimulación visual es la razón del cine. De otra manera podríamos simplemente apagar las luces y llamarlo radio" R.A.]


3 Comments

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

*

*