Los Piratas: Que tiemble el Perla Negra
En el siglo XIV, el navío que transporta el oro y un sello que legitima el reino del emperador Ming, es devorado por una ballena. Los sobrevivientes ocultan al emperador lo sucedido y lo engañan con la versión de que fueron atacados por los piratas de la almirante Yeo-Wol. Por su parte, un grupo de bandidos liderados por un ex-soldado apodado el Tigre Loco emprenden la búsqueda de la ballena con el fin de apoderarse del tesoro. Los encuentros de ambas tripulaciones y los enfrentamientos con un enemigo en común, dan pie a un relato que captura la esencia del mejor cine de aventuras.
¡Wow! No sabía queridos lectores, si dejar pasar el furor causado por la película Los piratas, para hacer un comentario objetivo y es que, creo que ni esperando unos días para hacerlo, voy a evitar desvivirme en elogios.
Emocionante película de aventuras como hace mucho no había visto. Una puesta al día del cine de piratas, que se ubica muy por encima de las producciones de Disney, aunque aquellas cuenten con la participación de Johnny Depp y, el Internet Movie Data Base le otorgue injustamente dos puntos menos que a La maldición del Perla Negra. En mi opinión no viene al caso compararla con las millonarias pero irregulares películas que financia Jerry Bruckheimer.
Los piratas del director Seok–hoon Lee, es una película coreana con un diseño de producción impecable. Desde la secuencia de créditos iniciales con esa banda sonora trepidante, hasta la batalla final, la cinta no da tregua al aburrimiento consiguiendo que 130 minutos se pasen rapidísimo. No faltan las artes marciales ni los efectos visuales, pero en ambos casos están al servicio de la historia y no al revés. Con algunas influencias del cine japonés de samurais como La fortaleza escondida, la película desborda imaginación en lo que a secuencias de acción se refiere, lo que es de agradecerse, porque si bien cae en algunas exageraciones, con ello evita los lugares comunes.
Los actores están correctos sin que destaque uno en especial, de hecho la pareja principal (que no del todo sentimental), tiene sus momentos de protagonismo por separado, cada uno con su respectiva tripulación. Así mismo, los secundarios también tienen sus oportunidades de lucimiento, sobre todo en la parte humorística que apela al chiste simple -físico o verbal- pero efectivo. La parte romántica es quizá lo más curioso, porque a diferencia de las películas estadounidenses, la pirata no tiene modales de princesa, ni el ladrón es un caballero. Él no pide licencias para rascarse salva sea la parte enfrente de ella y no duda en poner condiciones como “sólo me quedo si me ruegas”. Mientras tanto, ella no cae rendida en sus brazos aunque éste le salve la vida más de una vez. Este es otro acierto en el guion, recordemos los disparates comunes (disculpen los románticos) en los que incurren las cintas hollywoodenses, pensar que en medio del conflicto haya tiempo para que surja no solo empatía sino amor.
En 2014, Los piratas se convirtió en la película coreana más vendida de la historia al ser comprada por 15 países durante el Festival de Cannes. Lo más fantástico, es que bastó con que los distribuidores vieran dos minutos de trailer, sin que la película haya sido exhibida.
Si le dieron una oportunidad a ese bodrio llamado La gran muralla, no se preocupen, todavía pueden reivindicarse.
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