Madame Web: Una telaraña de chi chis que ya no atrapa a nadie

En las últimas entregas que hemos visto de este subgénero de superhéroes sucede un fenómeno curioso, pues mientras atestiguamos su imparable e irremediable ocaso, al mismo tiempo nos acercamos más a la estética y al tipo de historias que nos remontan a sus orígenes. Antes de que me linchen, me refiero a su primer apogeo cinematográfico por los inicios de los 2000’s, donde los productos de Marvel (en este caso) lucían más despreocupados y descuidados antes de la llegada de aquel fenómeno llamado “MCU”, ese universo híper costoso, publicitado, interconectado y estilizado.

Ahora que el subgénero pasa más que por la agonía a ya estar prácticamente desahuciado, se nota que a los estudios ya no les importa tirar el dinero (ya es mucho menos la inversión que se hace y las estrellas hablando tanto de personajes como de actores que los interpretan, se ha ido agotando), y ahora queda presentar solamente a aquellas historias que quizá ni sus autores recordarían muy bien. Y este es el caso de Cassandra Web, un personaje secundario del universo de Spider-Man creado en 1980 por Denny O’Neil y John Romita.

Y no, no es por demeritar a esos personajes secundarios, pero en el caso de Cassandra no obtendremos batallas épicas, explosiones ni escenas llenas de acción, porque sus “poderes” están lejos de ser una grandiosa superfuerza, velocidad, reflejos, etc, en fin, todo lo que hemos visto hasta el cansancio que pasa cuando te muerde una arañita manipulada genéticamente ¡No1! En este caso lo que vemos es a Cassandra tratando de descubrir (al igual que todos los espectadores) que demonios le está pasando y cual es su “súper-poder”, para luego venir a enterarnos que es una gran clarividencia. Benditos rollos en los que nos involucra para venir a descubrir eso.

Curiosamente es dirigida por S.J. Clarkson, quien tiene créditos más bien en televisión pero en cosas como House MD, Succession, Bates Motel e incluso Orange is the new black.

Pero bueno, ¿de qué va la película? Cassandra es una paramédico que vive en Queens y trabaja con su amigo Ben Parker, y tras un evento comienza a percibir que tiene una especie de series de “Deja Vùes”. En otro sitio vemos a Ezequiel Sims, un millonario excéntrico que al inicio vimos en medio de la selva amazónica, tratando de apoderarse de lo necesario para acceder a un complejo y confidencial sistema de información para encontrar a 3 adolescentes interpretadas por Sydney Sweeney, Celeste O’Connor e Isabela Merced (que no muestran mucha “trama” por si van con esta idea), y con quienes tiene el sueño recurrente de que lo van a asesinar y por absurdo que parezca, él se les quiere adelantar. Estas chicas un día casualmente viajan en el mismo tren junto con Cassandra, quien tiene una premonición sobre lo que pasará y se decide alertarlas, lo que desencadena toda la historia. Desde aquí, Cassandra pasará a ser algo así como una niñera y la líder de ese pequeño grupo de mujeres. Luego ella (para conocer más acerca de sus premoniciones) va a la Amazonia peruana, el mismo lugar donde se encontraba Ezequiel y donde ella nació al mismo tiempo que murió su madre, a tratar de descubrir porque le suceden las cosas que le suceden. Y así como entra a una casa y como si nada saca una caja con los apuntes debidamente explicados de su madre, y tan fácil como que Perú está a 10 minutos de Queens y tiene muy buenos ahorros, llega a la selva a encontrarse con su pasado.

Pero luego la película en momentos se vuelve demasiado confusa, y no es para menos cuando en su ficha aparecen no 2 ni 3 ¡sino 5 coguionistas¡ Y aquello que dice “muchas manos arruinan el caldo” aplica perfecto aquí. Aunque si bien se nos muestra una historia de origen, lo hace de una manera apresurada, revoltosa y muy torpe, va presentando personajes sin profundizar en ninguno, nos lleva del pasado al presente de manera burda y siempre resolviendo todos los problemas de la nada. Es increíble como a alguien que apenas está descubriendo su grandioso poder todo le resulte de maravilla. Aunque aquí debo decir que francamente ante estas cuestiones técnicas, creo que la manera en que lograron editarla logra ayudarla un poco a no ser algo tan desastroso como The Marvels, pues al menos esta logra ser un poco más entretenida, sumado a que en todo momento siempre se está hablando de Cassandra, y no se anda con realidades alternas o multiversos conectados (siempre se trata de Cassandra “Madame Web” y su kínder).

Y me refiero a The Marvels ya que, si bien no hay mucho punto de comparación, el mensaje no tan sutil puede ser similar: mujeres jóvenes dándose cuenta de sus poderes y que crean un fuerte vínculo de amistad en 3 minutos para salir a pelear juntas contra el heteropatriarcado y cualquier poderoso villano opresor que se les interponga. Pero esto es parte de los problemas con la película, donde lo que se esperaría es que en el camino que se recorre se vaya descubriendo el poder dentro de un evento decisivo donde el destino te reta a explotarlo ese poder, pero no hay nada de eso aquí, pues llega tan de repente como una mágica epifanía express (y por la que Yazpik ya puede presumir de un crédito en el Universo Marvel). Ese momento cumbre nunca llega, y si alguien lo ve llegar es cuando la película ya ha perdido por completo nuestro interés. Las chicas parecieran que van de excursión por la ciudad con Cassandra como la maestra encargada.

Por otro lado, a pesar de contar con un actor como Tahar Rahim, el villano Ezequiel Sims, estamos ante uno de los peores villanos de todo el subgénero, donde no se explica un solo argumento creíble acerca de su origen o de su maldad (fuera de los sueños que tiene y de que roba una araña). Más que villano, parece ser solo un detonante para el auto descubrimiento de esta Madame, y se desdibuja rápidamente.

Aunque se acerca más a una película “serie B” que a las de MCU, la ambientación está más o menos bien planteada, el soundtrack es muy de la época, al igual que la ropa que utilizan las chicas (recordemos que estamos por el año 2003).

Para quienes esperan una película de superhéroes en el mundo de Spider-Man les advierto que saldrán decepcionados. Aquí no se trata de Peter Parker ni de Mike Morales, sino de tres mujeres adolescentes en desgracia, completamente desconocidas que son acosadas y perseguidas incansablemente por un malvado Alfa (les digo, el mensaje no es tan sutil). Aunque sabemos que la tendencia hacia el futuro es para las mujeres araña, aquí nos dejan en claro que son estas heroínas las que salvarán el día.

El subgénero cada vez se siente más débil, al público está cansado de todo esto, es evidente ya en el poco interés que despiertan películas que estaban destinadas a ser blockbusters, apenas si logran recuperar la inversión. Ésta pasará sin pena ni gloria, no creo ni que dé para una secuela (vaya ni escena post-crédito hay). “Madame Web” es una buena ventana para ver como todo el sub-género se disipa. No era uno que demandará mucho del público ni que necesitara mucha trama, es más bien la sensación de hartazgo. Créanme, por nuestro bien, no es necesario ya enredarse en esta pobre telaraña.

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Acerca del autor

Clementine   @@lupistruphis  

Escéptica ante todo, pero con una gran curiosidad. Amante del café y del aroma a libros viejos. Nostálgica e idealista sin remedio. Alguna vez de niña me llevaron al cine, y siempre vuelvo a él porque siempre me salva.


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