Maestro: La desesperación por ganar un Oscar

En cada temporada de premios surge una película que, como si fuera un producto de fábrica, está diseñada de manera específica para ser nominada por apelar al uso de una fórmula o receta que atrape a los académicos.

“Maestro”, dirigido por un semi-novato pero reconocido en la industria, Bradley Cooper, y producida por dos titanes como Martin Scorsese y Steven Spielberg (y apoyado por Netflix), es una precisamente “esa película”, diseñada únicamente para el Oscar, pero que ha olvidado lo más importante: el guion.

Un homenaje que se queda corto.

La trama es un biopic de uno de los mejores compositores en la historia del cine: Leonard Bernstein, y su esposa, la actriz chilena Felicia Montalegre.

El mayor problema es que ni el guion ni la dirección saben el enfoque que quieren dar. Por momentos intenta ser una mezcla entre realidad y fantasía, como una especie de homenaje al cine dentro del cine, para luego arrepentirse y enfocarse en la relación de Bernstein y Felicia. A pesar de una construcción básica de su relación a través de un par de “daddy issues”, la trama para este punto se encuentra confundida entre desarrollar la figura del genio en un retrato íntimo con la dualidad y la contradicción en la que siempre se encontró, o enfocarse en la mujer detrás del hombre: Felicia.

Esta indecisión se combina con un excesivo respeto por parte de las dos figuras que retrata, lo cual genera que la exploración de la psique quede en lo genérico. Esto no sorprende cuando uno se entera de que la familia de Bernstein influyó en el proceso creativo del guion, en el cual Cooper y Singer tuvieron demasiado cuidado en no mostrar algún detalle que pudiese escandalizar a los hijos del músico. Como consecuencia, tenemos un biopic convencional con dos líneas narrativas escritas a medias, sin cuajar, siendo más cercano a un producto del Biography Channel, pero con presupuesto.

Pero lo que no posee en guion, lo has de compensar con cualidades técnicas destacables, en especial una hermosa fotografía. Al principio, muestra un excelente manejo de sombras y luces en un blanco y negro impecable, pero conforme avanza la historia, el tono cambia a una paleta más vintage y colorida, hasta adoptar un formato más digital en la vejez del músico.

El sonido y la mezcla son aspectos destacables, siendo la banda sonora parte vital del lenguaje de esta biopic. Aunque la edición es decente, por momentos se nota que el sonido y la puesta en escena no van coordinados y, teniendo a menos un año de diferencia con una puesta en escena más precisa como TAR (que incluso a nivel guion es más propositiva), Maestro palidece demasiado.

En las actuaciones, aunque Bradley Cooper hace un trabajo decente, por momentos exagera en sus expresiones, siendo más notoria su obsesión por ganar un Oscar. El mejor papel, por mucha diferencia, es el de Carey Mulligan, quien otorga una interpretación que desde la caracterización y gesticulación supera al protagonista (para desgracia de Mulligan, este año hay una enorme competencia y calidad en actuaciones femeninas, como Emma Stone, Lily Gladstone, Sandra Huller).

Calificaciones

Guion: 1.9.  – Aunque establece lo básico, sus limitaciones e indecisiones generan una escritura mediocre.

Dirección: 2.6.  – Cooper está aún años luz de ser un buen director, aunque sabe mover la cámara, falta el ensamblaje en edición.

Actuaciones: 1.8. – Sería un diez de no ser por Cooper.

Extras: 0.5.  –  cuestiones de diseño de producción y banda sonora, nada que reprochar.

Calificación final: 6.8. Decente tirando a mediocre.

“Maestro”, a pesar de tener elementos técnicos rescatables y un respaldo gigante, la falta de un guion sólido hace que sea una cinta convencional diseñada no desde el corazón o el ingenio, sino desde el escritorio y la métrica, con el objetivo desesperado de Netflix por conseguir una estatuilla a mejor película y de Cooper una de actor y/o director.

De todas las cintas próximas a lucir en la temporada de premios, es la que se siente más urgida y necesitada de reconocimiento y menos orgánica en creatividad o incluso en lo mediático. Una tristeza de producto que ni de lejos emula la genialidad de Leonard Bernstein y que probablemente estaría revolcándose en su tumba al ver el tan insípido homenaje que le han realizado. ¡Mejor suerte para la próxima, Cooper y Netflix!

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Acerca del autor

El Cine Actuario   @maxpower_ar?s=09   facebook.com/dvclocblog

Actuario/Economista, Amante del Cine, Devoto de Dios, Intuitivo, Curioso, Rockero de corazón, Fanático de los Libros y del deporte de las tacleadas, quesero, colchonero, diablo rojo. "Las estadísticas son la forma en que las matemáticas cuentan las historias" "El arte es una ciencia y el trabajo del critico al igual que el del investigador es exponer sus axiomas y teoremas al mundo" "Estar de acuerdo, en no estar en desacuerdo es saludable"


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