Mandy: Nicolas Cage pateando traseros satánicos

Al principio pensé que de mi ventana entraba algún tipo de luz de neón que no me dejaba apreciar con exactitud los rasgos de la siempre bella Andrea Riseborough (la Mandy en cuestión), pero después tras un rato de ansiedad nocturna di cuenta que eso era exactamente lo que el novato cineasta Panos Cosmatos quería que sintiera; difuminar mi vista frente a esta psicodelia de colores que de cierta forma se presenta como un testimonio filosófico y visual de lo más cutre, fue el perfecto gancho para sumergirme de manera total en esta revitalización tan absurda como hipnótica del videohome serie b de los ochentas,  envuelta en lo que es una oscura historia de satanismo y venganza.

Presentada en Sundance y participante dentro de la sección de Sitges este año, Mandy es el segundo largometraje de Panos Cosmatos, emergente cineasta indie que se ha ganado el respeto de la audiencia fantástica, gore y “underground” gracias a un producto propositiva y exageradamente estilizado, donde la sangre, lo siniestro y un Nicolas Cage desatado y fuera de sí, son sus principales armas para encausar un discurso espiritual enfermo que también en su universo del justificado absurdo, incluye drogas de fuerza sobrehumana, hombres demonio ¿Y por qué no? Una lucha con motosierras.

 

Dos actos, dos tonos; Cosmatos primero atrapa y luego desata. En el primero somos testigos de la presentación de 3 grupos: las víctimas, los perpetradores y los intermediarios en un metraje que abarca dos horas y en donde el narrador se toma su tiempo para dibujar su panorama y estructurar personajes, incluso literalmente proveyendo a cada grupo de sus propios colores que emanan pasión, vida, oscuridad y hasta obsesión. Es en esta psicodelia de lenta narración el espectador notará también que se encuentra bajo un embrujo o sencillamente también drogado de manera visual, pues el timing es tan eficiente que uno no siente el efecto de este cruento letargo, aderezado con un tono de suspenso y hasta de elementos “pulp”.

Tras esta debacle progresiva de los sentidos (hay una grandiosa escena que inmiscuye a The Carpentes) en donde Cosmatos nos presenta la incierta bondad, la maldad y la más pura esencia del fanatismo religioso, se vienen los efectos de la adrenalina y en donde como dicta su sinopsis, el macho vengará la brutal muerte de su amada dando cacería a todos esos repugnantes demonios con lujo de detalle, violencia y demencia. Fuera de sí, Cosmatos y Cage dan rienda suelta durante poco menos de una hora ahora a un film de acción y gore, donde cada pizca y crujir de cráneos aportan sustancia para completar este fumado y atrayente viaje.

Así mismo con un toque surrealista, Cosmatos incluye algunos personajes en esta odisea y búsqueda, sin embargo son estos elementos y su despreocupación por el metraje, lo que podría debilitar su ritmo por algunos momentos. Mención aparte también para uno d elos últimos trabajos del ahora fallecido compositor Jóhann Jóhannsson, que inunda a estos pasajes con sus inconfundible notas y estilo

En el apartado actoral no se preocupen por Nicolas Cage, que bajo la sangre, las luces de neón, la locura y sus pocos diálogos poco se nota que es él, sirviendo simplemente como un vehículo y mensajero vengador listo para impartir los deseos de su director. Por su parte Riseborough nunca ha sido una actriz muy loable, sin embargo aquí cumple más de manera presencial haciendo buena mancuerna con el que en realidad se roba el film, un siempre secundario Linus Roache como el profeta o mesías de esta mórbida secta, en un papel tan extravagante como tétrico.

Mandy es más que un gusto culpable, es un catálogo de estupefacientes fílmicos muy bien escalonados por Cosmatos, que a pesar de su intermitencia surrealista, logra un film de lo más atractivo y absorbente no solo para su audiencia meta (fanáticos del gore, del cine serie b), sino para la propuesta cinematográfica general del 2018, que sin mucha competencia, logra posicionarse ahí arribita, entre las películas más peculiares y seductoras del año.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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