Momentos Favoritos del Cine: Dirty Dancing

Dentro de  todo lo que he confesado en este sacrosanto espacio cinematográfico, creo que nunca he dicho que me gustan las películas de baile, pero no vaya usted a pensar que estoy hablando de los grandes musicales, estoy hablando de las películas domingueras con bailongo incluido, en efecto, un placer culposo más para agregar a la larga lista.

Aunque me gustaría matar varios pájaros de un tiro, dejaré este Momento Favorito para la escena final de Dirty Dancing. Ambientada en un verano cualquiera de los años 60 en EEUU, en donde Johnny Castle (Patrick Swayze) es un experto profesor de baile y conocido galán. La chica con la que comparte romance es Baby Houseman (Jennifer Grey), una inocente muchachita de 17 años que pertenece a un mundo muy diferente al de Castle, así que solo tendrán la temporada vacacional para hacer desaparecer sus diferencias.

Por más dominguera que esta película pueda ser, debo señalar que se llevó buenas críticas, fue un éxito en taquilla y hasta salió con un Oscar a Mejor Canción Original. Como lo he venido diciendo últimamente, la música ayuda bastante a una película, tanto que puede ser la diferencia entre soportable y divertida.

Su banda sonora es de colección, incluye éxitos de: Eric Carmen, Frankie Valli y The Four Seasons, The Ronettes y por supuesto de Bill Medley y Jennifer Warnes. Es más, hasta Patrick Swayze se avienta su palomazo con una rola romanticona: She’s Like the Wind.

Swayze tuvo mucho que ver en el éxito de esta cinta; además claro del trabajo del director Emile Ardolino, el agradable guion de Eleanor Bergstein y la supervisión musical de Jimmy Ienner (productor de John Lennon). Aunque recordamos a Swayze como un actor de películas de acción, no podemos olvidar que antes que actor, Patrick era bailarín, y muy bueno por cierto. Su destreza en el baile así como su carisma y la sensualidad que irradia en esta cinta la han convertido en un clásico, muy a pesar que Jennifer Grey no era su pareja perfecta, de hecho se me hace “tiesa” en el baile, una cara bonita sin chiste, pero él logra sacar a flote el éxito de película.

Como en casi todas las películas de baile, la escena final siempre es una escena de triunfo. En este caso del triunfo sobre las diferencias sociales y de edad. La canción: (I’ve Had) The Time of My Life, así como su coreografía que incluye los sensuales movimientos de cadera de Swayze hacen de Dirty Dancing una película cursi, divertida, ligeramente descarada e inolvidable, un buen pretexto para recordar con una sonrisa a este hombre maravilloso que abandonó este mundo antes de tiempo.

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