Momentos Favoritos del Cine: Shane
Seguramente a estas alturas todos ustedes deben ya haber visto Logan, sin duda y sin muchos aspavientos o esfuerzos (En un año decente pero sin nada imprescindible) la mejor cinta de lo que va del 2017. Pues bien, si alguno de ustedes se quedó con la duda de que era aquello que la hija no legítima del mutante estaba viendo en la televisión previo a la gran secuencia del hotel en las Vegas, misma que sirve como base argumental y estructural tanto como para situar al film en el western, como para delinear el camino y destinos de sus personajes, déjeme decirle que se trata de Shane, clásico dirigido por George Stevens que ya ha sido referenciado en otros films e incluso contó en 1985 con un remake no oficial a cargo de Clint Eastwood (Pale Rider).
Fiel a los estatutos del género, Shane nos presenta al vengador errante, un hombre perseguido por sus demonios que en su andar se topa con una comunidad de buenas familias en graves apuros, los cuales se resumen a tener que abandonar sus tierras frente a la amenaza de un sindicato criminal que clama por la propiedad de las mismas.
A diferencia de muchos otros westerns de la época, Stevens en su segunda etapa como un director más crudo (Tras su participación documentalista en la segunda guerra mundial y su contacto directo con los campos de concentración), prescinde de casi todo tono cómico para representar el estado marginal en el que muchas familias sobrevivían en la post era de la conquista del oeste, misma que desembocó en muchos de los conflictos que se reflejan narrativamente en variados ejemplos cinematográficos tanto de Europa como de América. Aquí el cineasta decide alejarse de dicha relajación y convencionalismo para centrarse en el drama familiar, incluso incomodando propositivamente a la audiencia en un segundo plano, al presentar a un anti héroe intruso como el nuevo héroe de este pequeño núcleo , adorado por el hijo, admirado por el esposo y deseado sutilmente por la esposa ¿Vaya situación no lo creen? Misma que Stevens sabe tan sugerir como disimular en una especie de contrato aceptado por las dos partes, amor por protección, dada y recibida por ambas.
El astuto establecimiento narrativo y un excelente guion que insinúa pero no habla, da la oportunidad a Alan Ladd para dentro de su unidimensional protagónico, poder construir a uno de los grandes iconos del género cumpliendo todas las reglas del mismo: desconocido pasado, oscuridad dentro de la luz y deseo de redención. Sin duda Ladd con toda su inexpresividad saca jugo de las circunstancia aun cuando su papel quedó fuera de las 6 nominaciones al Oscar que logró el film, incluyendo dos para actores de reparto, película, guion y director (Solo ganó fotografía a color).
Frente a Ladd se encuentra la más clara referencia con Logan, un niño(a), recipiente de la inocencia en este desarrollo y testigo completo de la redención del vengador. Interpretado por Brandon de Wilde (Nominación al Oscar incluida), esta figura que funciona también como una especie de “despertar” del futuro pistolero, es el receptor de aquel mítico diálogo al final del film recitado también en la cinta mutante:
Joey, there’s no living with… with a killing. There’s no going back from one. Right or wrong, it’s a brand. A brand sticks. There’s no going back. Now you run on home to your mother, and tell her… tell her everything’s all right. And there aren’t any more guns in the valley.
Previo a este nos encontramos con nuestro momento favorito, el duelo y único a pistola en todo el film (Plagado de excelentes peleas a puño limpio soberbiamente dirigidas), donde Shane y la temida figura antagónica sin ningún escrúpulo Jack Wilson (Interpretado por Jack Palance en una de las nominaciones al Oscar con menos minutos y diálogos en pantalla), se hacen de un prólogo hablado lleno de tensión que culmina de una manera inmejorable, disparos que incluso para la época del género lucen más realistas y crudos
¡Bye Shane! No se pierda la oportunidad de disfrutar uno de los mejores westerns de la historia y de paso comprender por completo el lenguaje de Logan