Momentos Favoritos del Cine: Swing Girls
Es más que probable que el nombre de Shinobu Yaguchi no les suene, y no los culpo. Es un director japonés especializado en comedia que, pese a haber iniciado su carrera a inicios de los 90, nunca pudo obtener el reconocimiento internacional porque su filmografía jamás salió de su país de origen. Y aquellos extranjeros que tuvieron la suerte de ver una de sus películas, si bien les gustaron, no supieron darle difusión para recomendarlas a los demás. Sin embargo, una de sus obras supo romper las barreras y ganarse el cariño de la gente, y aunque el resto del mundo no vea nunca el resto de su trabajo, ejemplifica el triunfo de hacer lo que deseas: “Swing Girls”.
Si en algo destaca esta divertida obra es la honestidad que exuda la dirección de Shinobu Yaguchi, pues más que ser una historia sobre perdedores (o underdogs) que tanto gusta hacer, es una carta de amor al jazz y a las bandas estudiantiles de música. Una trama muy sencilla que mediante una puesta en escena que simula el ambiente de los animes escolares, se deja llevar por la música y exagera algunas situaciones con tal de generar comedia que funciona por la naturalidad de las escenas. No obstante, el hecho de que las cosas no salgan a la primera le brinda un toque de realismo que va muy acorde con el tono general. Hay que añadir la forma en la que usa el silencio y los sonidos ambientales para relajar la mente en cada escena.
El hecho de que las chicas protagonistas sean malcriadas y por momentos irritantes hace orgánico su crecimiento y desarrollo, cada una vive en su mundo sin mayores aspiraciones ni ánimos por hacer nada, pero con un simple movimiento, da a entender que muchas veces basta con animarse a aprender algo nuevo (como tocar un instrumento musical) para darle sentido a la vida. Con excepción de la pareja protagonista conformada por Tomoko y Takuo (Juri Ueno y Yuta Hiraoka respectivamente), que tiene un desarrollo simple, el resto de los personajes sirve más como un complemento, pero cada miembro de la banda aporta un poco al conjunto y hacen que la práctica sea muy divertida.
A pesar de que sea una típica historia de superación personal, hay que tomar en cuenta que esto no se trata de competencias, ganar un premio o la obsesión por la perfección. Eso no le interesa, lo que importa es que las chicas se animen a hacer algo que las saque de la rutina y las motive a vivir, y por más que fallen, se levanten por puro amor a la música. Por si fuera poco, también trata sobre la importancia de compartir, ejemplificado en su profesor de matemáticas, que aunque le apasiona el jazz, no tiene el talento ni la habilidad para tocar. Pero la historia enseña que ese no es el fin, que todavía se puede disfrutar y aportar al medio. Todo va in crescendo hasta llegar a nuestro momento favorito de hoy (lamento que no esté subtitulado).
Como dato adicional, la banda asistía a conciertos para promocionar la película, lo cual habla de cierta innovación en el departamento de publicidad. No pretende ser revolucionaria, no quiere ser un clásico ni busca ganar premios, e irónicamente obtuvo todo eso porque no aspiró a eso, sólo se contenta con existir.