Mundial Cinescopia: GRUPO G

Los ganadores del Grupo E, después de una dura contienda, han sido Japón con los Siete Samurais y Alemania con Metropolis.

El Grupo F aún siguen abiertas las votaciones.

Ahora nos vamos al Grupo G, dónde al igual que su paralelo con el de Fútbol, a simple vista pareciera que Brasil no tiene competidor, pero enfrente está Serbia y Suiza, que probablemente le sean un rival incómodo. Tampoco descartemos a Camerún, que manda quizás una de sus selecciones más potente a nivel continental.

La clásica epopeya brasileña del crimen, la fiesta surreal y alocada de Kusturica, el accidente rojo de Kielsowski o la Romeo y Julieta africana

 

Brasil – Ciudad de Dios (Fernando Meirelles, 2002)

Electrizante y bellamente desesperante resulta apreciar esta joya moderna de la cinematografía, la cual nos narra una fábula dedicada ciento por ciento al crimen ¿El protagonista? Definitivamente la Ciudad de Dios, la cual enmarca una hermosa crónica vista de los ojos y la cámara de uno de sus habitantes y de cómo él mismo es testigo del nacimiento, prosperidad y caída de uno de los líderes mafiosos mas sanguinarios que pueda recordar el cine : Zé Pequeño, el rey del barrio constituido por las agobiantes favelas brasileñas. El film de Meirelles se construye a través de retazos estrictamente integrados para que los personajes sirvan a la ciudad y no viceversa, y es que cuando parece que la historia toma rumbos ajenos a esta, Meirelles resuelve haciendo a cada sub trama parte del verdadero motif de su film: el componer la estructura, color, vida y crimen de la misma Ciudad de Dios desde dos percepciones narrativas: la nota periodística y la fábula, comunión que agrega no solo complejidad, sino un cierto halo de inocencia y empatía hacía todos sus personajes (piezas), incluyendo a las víctimas y victimarios.

 

Serbia – Underground (Emir Kusturica, 1995)

En su momento era de la antigua Yugoslavia (para efectos territoriales la cinta se la terminó quedando Serbia). Exquisita puesta en escena donde la tristeza pocas veces había sido tan hermosamente expresada y transformada en alegorías surrealistas llevadas al límite de la extravagancia y la felicidad; una fiesta constante visual y narrativa donde Kusturica exprime las bondades humanas para usarlas al servicio de una percepción bélica y romántica bastante retorcida: Marko se refugia bajo tierra durante la guerra manufacturando armas, pero al final del conflicto, sigue engañando a su amigo convenciéndolo que allá arriba aún no es seguro; cuando el secreto es descubierto, he ahí el final de la rica metáfora ¡Ya no existe Yugoslavia! Una locura tan desgarradora como magnífica, con una ambientación suprema y la imprescindible banda sonora de Goran Bregovich.

 

Suiza: Tres Colores: Rojo (Krzysztof Kielowski, 1994)

Un accidente será la causa de que personas, diametralmente opuestas, se conozcan y compartan instantes de sus vidas. Al atropellar a un perro, la protagonista lo llevará a su dueño (Trintignant), quien no es particularmente alguien normal, pues tiene como hobby espiar las conversaciones telefónicas de sus vecinos. Para muchos la mejor dentro de la trilogía de los colores, obra que explora las relaciones de una manera introspectiva, emocional y psicológica, y aquí en lo particular compleja, llevando a cabo un misterioso desarrollo de la accidental relación enfocada en el resquebrajamiento de prejuicios y la admiración entre sus protagonistas, más que carnal, emocional. La actuación de Trintignant es de antología.

 

Camerún –  Muna Moto(Jean-Pierre Dikongué Pipa, 1975)

Muna Moto es una historia de trágica de un amor imposible derivado de las las costumbres de la región donde un joven llamado Ngando que se enamora de Ndome, su amor correspondido será víctima de las costumbres de la región ya que al ser pobre Ngando se ve imposibilitado en casarse con su amada por lo que ella es comprometida con un tío de Ngando y en respuesta el joven secuestra a la hija de Ndome. Una trama llena de dolor, que plasma las consecuencias de vivir en una sociedad tradicionalista t sumamente patriarcal y como estás ideas chocan con las de una generación más moderna. Contada en forma de flashback y con una cinematografía blanco y negro balanceada, Muna Moto es una de las mejores películas que ha otorgado el continente africano.

GRUPO G - Mundial Cinescopia

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