‘No te preocupes, no irá lejos’ – De la tragedia a la fe a través del arte
Generalmente, y me declaro muy culpable de esto, le huyo a los biopics. Y no es porque no muestre el menor interés en conocer más a fondo a personas importantes y trascendentes, cuyos méritos fueron dignos de ser contados e inmortalizados en la pantalla grande. Lo que me hace escapar como gacela de un león cuando veo anunciado uno, es el tratamiento que se le suele dar a la historia “verídica”. Casi siempre son películas llenas de elementos lacrimógenos exagerados que acaban cayendo en lo soso. Al final, estos filmes biográficos se acaban sintiendo como un publirreportaje de dos horas, interpretados por alguna celebridad que se quiere ganar a huevo un Oscar. Pero afortunadamente, hay ocasiones en que el cine nos entrega cineastas y actores dispuestos a no caer en los clichés propios del género y que logran hacer una pieza honesta, en la que el ascenso, caída y renacimiento del personaje en cuestión se siente verdadero y, muy importante, relacionable. Uno de mis favoritos es ‘Walk the Line’, que narra la vida del cantante Johnny Cash desde su llegada a la fama, hundimiento en las drogas y final redención retratadas de una desgarradora y sincera manera por Joaquin Phoenix. Quizá tomando parte de lo aprendido al interpretar al adicto cantante de Arkansas, Phoenix regresa este año al género del biopic, mucho más maduro y consolidado que entonces, en el papel del caricaturista norteamericano John Callahan, con el film ‘Don’t Worry, He Won’t Get Far on Foot’ (‘No te preocupes, no irá lejos’). De la mano del experto director Gus Van Sant (‘Good Will Hunting’), unidos logran dar forma a una de las mejores películas del año.
Basada en la auto-biografía de Callahan, la historia comienza en el lejano año de 1972 cuando, a la edad de 21 años, ya tenía desarrollada una fuerte adicción al alcohol. En una noche de juerga intensa, John y su amigo Dexter (Jack Black) beben más de lo que un ser humano es capaz de tolerar y al ir en camino a otra fiesta, Dexter se queda dormido al volante, provocando un accidente que deja a John cuadraplégico. Es como si el universo le hubiera jugado una muy mala y cruel broma, la colisión le quitó todo y Dexter salió irónicamente sin un rasguño. Enojado con la vida y culpando a su pasado por todo lo malo que le ha ocurrido, Callahan, se hunde más y más en el alcohol hasta tocar fondo. Entonces decide buscar ayuda, uniéndose a un grupo de terapia de alcohólicos anónimos mientras continua adaptándose a su condición física. El camino a la aceptación resulta ser una verdadera tortura para John, pero halla un verdadero y satisfactorio desahogo de toda su problemática interna, en la creación de caricaturas llenas de un muy particular humor negro. Apoyado por un pintoresco y ecléctico grupo de personas, que van desde la terapeuta sueca Annu (Rooney Mara) hasta el patrocinador de AA/gurú pachamamoso Donnie (increíble Jonah Hill), el camino de John será un poco más sencillo y hasta valdrá la pena haber vivido tantas tragedias.
“Es difícil enseñarle a la gente tener fe” reflexiona Donnie en una charla con Callahan. ¡Y cuanta razón tiene! Pero no me malinterpreten, no me refiero a una fe derivada de nociones eclesiásticas ni al típico “Jesús te ama”, sino a aquella que es mucho más difícil de conseguir y que incluso pocos logran sentir en el transcurso de su vida: la fe en uno mismo. Durante años, Callahan vivió tomando malas decisiones sin responsabilizarse de ellas. Más fácil resultaba reprocharle a las personas de su pasado todo lo malo que había tenido que vivir. Culpar a los demás y sentir lástima por si mismo sólo eran unos obstáculos más, quizá los más grandes, que siempre detuvieron su crecimiento y desarrollo personal. Pero el destino tuvo a bien poner en su camino a personas que no se ocupaban solamente en apapacharle su enfermedad. Ellos tuvieron que llevarlo a un extremo emocional en el que John no tuvo de otra más que enfrentar a su mayor demonio: si mismo. Todos hemos vivido cosas malas, es parte de la experiencia y sentir humano. Eso nos va dando forma y somos el resultado inexorable de tales acontecimientos. Pero tenemos de dos, ya que podemos elegir entre vivir por siempre ahí y convertirnos en una especie de Gollum emocional o también podemos no permitir que ese pasado nos defina, enfrentarlo con los medios y herramientas que tengamos y ser una mejor versión de nosotros mismos. De todas formas, no saldremos vivos de este viaje y más vale disfrutar todo el tiempo que tengamos disponible.
Además del toque humano y realista que Van Sant imprimió a la manera de contar la historia, es la elección del reparto uno de los mayores aciertos de esta pieza cinematográfica. Jonah Hill hace uno de los mejores roles de su carrera como Donnie. Jack Black, aunque breve su aparición logra una intensidad emocional que no deben perderse. Y bueno, ¡Joaquin Phoenix es pinche patrimonio de la humanidad! 2018 ha sido de los mejores años del actor. En estos últimos meses, fue un asesino con un gran corazón, un poco comprendido Jesús y pronto lo veremos en el papel de un dañado vaquero en el western ‘The Sisters Brothers’. Esta diversidad de papeles que ha encarnado a través de los años, lo hicieron la opción perfecta para el complejo papel del Joker, ese Hamlet moderno que todos quieren hacer, pero pocos pueden. La cara de loco ya la tiene, que bueno que al menos cobre por mostrarla.
Mención aparte merece la brillante decisión de animar las viñetas de Callahan e intercalarlas en los momentos álgidos e importantes de la historia. Aunque sus trazos sean burdos y cualquier pseudo artista arremeta contra ellos, es el poder de su mensaje lo que las hacen valiosas y únicas. La estética no lo es todo, la expresión lo es. Puede que algún espectador se ofenda de repente por alguna de ellas, como en su tiempo sucedió cuando fueron publicadas, pero garantizo que te olvidarás por un momento de todas las etiquetas de lo que es “correcto” y soltarás una muy buena carcajada en estos pequeños intermedios.
Hay películas que te devuelven la fe en la humanidad, ‘Don’t Worry, He Won’t Get Far on Foot’ hace algo más importante que eso y te devuelve la fe en ti mismo. Salí de la sala dispuesto a acabar de darle en la madre a todo aquello que como ser humano sigo enfrentando. Es una historia que no decae y cuya progresión la hace un biopic que cumple efectivamente el objetivo de inspirar al espectador. Estrena mañana viernes 5 de octubre, así que aproveche que sigan haciendo filmes así.
4 Comments
Excelente crítica.
Saludos!
¡De una excelente película! ¡Muchas gracias!
Felicitades por la sintesis tan atinada y la recomendacion, ya ansio verla
Muchas gracias! La verdad es un gran filme que vale la pena experimentar. Espero la disfrutes!