Rocketman: Entre brillo, glamour y buena música

En el fondo todos amamos los musicales; o si no, al menos podemos ser fans de esa sensación que te hace cantar o mover la puntita del pie sin que lo notes. La música nos mueve (no solo literalmente) y el cine se encarga de sacar el mayor provecho posible de ello. En esta ocasión, dicha sensación viene acompañada de una biografía, la de Elton John, dentro de una tendencia que tal vez veremos en aumento en los próximos años.

Rocketman es la biopic autorizada del cantante, compositor y pianista británico Elton John. La historia abarca desde sus comienzos como un niño con habilidad nata para la música, pasando por su vida adolescente y su despliegue como cantante, esto hasta convertirse en una estrella de rock y todos los excesos que esto conllevaría.

Dexter Fletcher, el mismo que dirigió gran parte de la tanto alabada como odiada Bohemian Rhapsody, dirige esta cinta que no tendría que ser comparable con su obra previa. La principal razón de ello es que Rocketman funciona más como una película musical en la que destaca el “performance”; es decir, las interpretaciones tanto de canto como baile, así como la interacción entre sus actores, forman la parte más importante de la esencia de esta producción.

El soundtrack hace grande a la película, porque aún sin ser fan, no disfrutar las canciones parecería un delito. Las coreografías son un plus que visualmente aumentan el entretenimiento y, aunque algunas resultan un poco cursis, la mayoría salen bien libradas. Taron Egerton forma parte muy fundamental de este disfrute, el chico no solo aprendió a tocar el piano sólo para interpretar a Elton John, también canta todas las pistas versión adulto de este y además las baila, convirtiéndose en las más agradables tanto en ejecución como interpretación. El carisma del actor es muy empático, además de que demuestra lo multifacético que puede llegar a ser y poniéndose en la mira como un actor muy prometedor.

Pero dentro de todo este brillo y glamour, se esconde una biopic bastante ordinaria, que tiene a la música como plato fuerte pero poco a poco va perdiendo fuerza en su construcción para guiarnos hacia el final feliz que todos esperamos (si es que sabes quién es Elton John). Rocketman, cuya canción nombra a la cinta, no se convierte en el número musical que más emociona, sino solo en una especie de clímax que no parece alcanzar dicho propósito. Al final, la sensación de seguir cantando se queda, pero la historia se olvida.

Rocketman es una biopic que puede servir de gran apoyo para introducir a las nuevas generaciones a este gran artista que es Elton John, cuya leyenda en vida es remembrada con esta película. No solo para fans, sino para cualquiera que disfrute de la buena música y quiera verla ejecutada en pantalla grande.

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Acerca del autor

Kim Tobias   @kimm_tobias  

Enamorada del cine clásico y los guiones astutos. También odio los finales felices... ["La estimulación visual es la razón del cine. De otra manera podríamos simplemente apagar las luces y llamarlo radio" R.A.]


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