Terminator: Dark Fate – La nostalgia no salva la desgracia

Hay algo sagrado que envuelve a las películas de culto. No importa si los efectos parecen viejos y la tecnología de cartón, aquí lo que cuenta es una premisa que se siente original y que entre diálogos e historia, la trama ofrece algo interesante qué contar. Tal fue el caso de Terminator en los 80 y 90, cuyas dos primeras entregas son un referente cultural del cine que se fue expandiendo y decayendo en calidad con el paso de sus muchas secuelas. En pleno 2019 nos llega una nueva película de la saga, Terminator: Dark Fate, que jura deslindarse de sus antecesoras solo para seguir el camino de las dos primeras dirigidas por James Cameron.

Continuando con los hechos ocurridos en Terminator 2, Sarah Connor vuelve para luchar en contra de un nuevo Terminator, esta vez para salvar a una chica mexicana de cuya supervivencia depende el éxito de la humanidad en el futuro, esto con la ayuda de Grace, una mujer híbrido entre humano y cyborg que viene de este futuro, y el modelo T-800 que ya conocemos.

Esta cinta dirigida por Tim Miller, que se aprovecha del nombre de James Cameron en los créditos para generar credibilidad, no es otra cosa que una más en la gran pila de productos reciclados que busca renacer una saga que ya estaba enterrada (pero tal vez nunca olvidada).

Si de algo debe estar segura esta generación, es que la industria se ha convertido en un gran explotador de recuerdos, que los números muestran que el pasado vende y que esta tendencia posiblemente no vea su cierre en un futuro cercano. Dicho esto, también debemos estar conscientes que muy difícilmente este cine ofrecerá obras de importancia, pues todo su contenido está construido por situaciones que se nos recuerdan a su anterior producto, generando esta clase de empatía nostálgica que se siente infalible para agradar pero que se encuentra muy lejos de enamorar. El contenido está ahí, pero se siente vacío y repetitivo, aquí el encanto no existe, solo se rememora.

Eso exactamente es Terminator: Dark Fate, un conglomerado de circunstancias que nos recuerdan a su primogénita, que se sienten más ridículas y aburridas pero con mejores efectos. El protagonismo está del lado femenino, para hacer honor a la tendencia, aunque los mejores momentos se sienten cuando Arnold Schwarzenegger está en pantalla, dando a notar que su peso y carisma es mayor que el de cualquier otro personaje, incluso Linda Hamilton.

Por cierto, una pena que el personaje de esta última haya sido rebajado a un humor basado en palabras “subidas de tono”, que lejos de empoderarla la dejan como una caricatura de su verdadera esencia (eso sí era poder femenino). Por su parte, la colombiana Natalia Reyes y Mackenzie Davis ofrecen papeles olvidables que bien funcionan en las necesarias dosis de acción que ofrece la cinta.

En conclusión, vaya a ver Terminator: Dark Fate si forma parte de esa generación inocente que sigue teniendo fe en cine reciclado cuya única finalidad es el lucro, pero que están a años luz de merecer un espacio para el recuerdo en nuestro cerebro.

 

 

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Acerca del autor

Kim Tobias   @kimm_tobias  

Enamorada del cine clásico y los guiones astutos. También odio los finales felices... ["La estimulación visual es la razón del cine. De otra manera podríamos simplemente apagar las luces y llamarlo radio" R.A.]


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