The Card Counter: ¡Dale el maldito guion a Martin Scorsese!

Paul Schrader quizá sea el caso más triste en el cine en cuanto al fallido intento de transición de guionista a director se refiere. Mientras que como guionista sin duda es uno de los mejores dentro de la escena fílmica americana con un par de joyas entre su currículo (Taxi Driver, Raging Bull), dentro de su intermitente carrera como director y con excepción de la formidable “Affliction”, el pobre de Paul siempre cae en los mismos errores y excesos, mismos que ahora se maximizan con su más reciente obra: The Card Counter, presentada recientemente en el Festival de Venecia y que para su servidor terminó por ser una enorme decepción.

Las razones son tan evidentes que quizá su visionado nos sirva de manera pedagógica para comprender lo que una terrible dirección puede afectar un buen guion.

Pero comencemos por lo que mejor sabe hacer Paul: el libreto. El experimentado narrador logra de nuevo una introspección psicológica destacable a través de sus ya costumbrista elementos, el principal de ellos una narración voz off que va desgarrando la superficie de su “antihéroe” para adentrarnos a sus más íntimos pensamientos por sobre sus acciones, algo que enriquece la escena a un nivel diálogo y en lo que Schrader es un experto, al hacer que dicha narración aporte estructura al apartado visual y no solo sea un elemento redundante – descriptivo de la escena en cuestión.

En las historias de Paul todo gira alrededor del accionar y los motivos de su estereotípico “antihéroe”, por lo regular un ser masculino con estrés post traumáticos a raíz de episodios familiares, bélicos y/o sociales que tuvieron un gran impacto personal y emocional en sus vidas, trasfondo que el guionista siempre encamina para que las demás fichas se presenten como “disparadores” de dicho conflicto emocional y que lo llevarán a la postre a incurrir en un acto “violento” y/o definitorio para su vida (y que dará en muchas ocasiones una especie de paz o redención del mencionado trauma). Esto se repite en The Card Counter, al presentarnos a un misterioso contador de cartas de bajo perfil, con un pasado oscuro y militarizado y que a lo largo de la trama se topará con dos individuos que harán resurgir aquellos fantasmas de los que se encuentra huyendo y que definitivamente debe apaciguar.

Hasta aquí todo bien, incluyendo a los dos personajes secundarios que aportan desde los dos ejes (como jugador de cartas y como ex militar traumado) que la complejidad psicológica del protagonista vaya emergiendo. Sin embargo uno no tiene que ser un carajo genio para darse cuenta apenas a los 20 minutos de su metraje que algo “directivamente” hablando se encuentra muy mal.

No solo es el ritmo aletargado, sino que este no aporta nada al desarrollo de su personaje. La historia se estanca y dicha estructuración es reiterativa incluso materializándola en planos y secuencias semi teatrales y diálogos que se siente si no redundantes, si repetitivos durante todo el trayecto. Esto crea no solamente una pérdida de interés en una historia que se torna sumamente predecible, sino que también afecta a la credibilidad alrededor de las propias actuaciones y de los motivos de “venganza” de su protagonista, sintiéndose sumamente forzado tanto la inclusión de su elemento distractor (el torneo de póker) como su conclusión, la cual se da de la manera más convencional y poco arriesgada posible.

Es aquí cuando uno se pregunta: si Martin Scorsese es un fiel allegado a Schrader e incluso él mismo presenta su film como productor en el primer crédito inicial ¿Por qué carajos Paul no le da su buen guion a un director capaz de imprimirle tensión, complejidad y ritmo al mismo? La realidad es que Paul se caga en su libreto tan lenta y forzadamente, que al final uno agradece más el hecho de haberla terminado despierto que la propia experiencia de su visionado.

Otro de los aspectos que raya en la pretensión directiva de Schrader es la poca pericia técnica de este y del cómo quiere disimular la misma por medio del agregado de nuevos formatos y lentes, en este particular caso siendo de nuevo protagonista la cámara de 360 grados, que poco a poco está siendo utilizada en algunas producciones y de la que cuesta mucho esfuerzo no solo adaptarse visualmente, sino que esta se vuelva un elemento que aporte narrativa y visualmente a la historia. Aquí es usada en algunas secuencias a plano secuencia dentro de una cárcel; se entiende que el director quiera mostrar en su totalidad y bajo ese horrible efecto de esfera toda aquel recinto de tortura militar, sin embargo dichas tomas no aportan ni siquiera una tangente visual a la acción primaria, mucho menos una referencia narrativa o una justificación de su uso.

De las actuaciones no hay mucho que decir. Oscar Isaac está tan congelado como el relato; Tye Sheridan se encuentra evolucionando en su conversión a un tronco viviente; y Willem Dafoe luce totalmente desperdiciado (el personaje más castigado por el guion y que ni siquiera cuenta con un trasfondo ¿Qué pasó ahí Paul?). Resalta de manera sorpresiva la inclusión de la comediante Tiffany Haddish en un rol de naturaleza dramática y en el cual luce sino sobresaliente si bastante destacable.

Una de las grandes decepciones del 2021, Paul Schrader debería pensar cuatro veces antes querer volver a dirigir uno de sus libretos. No solo tiene a Scorsese a la mano, sino también a una estela de directores medianamente buenos que harían las cosas infinitamente mejor que él en el banquillo ¡Vamos! Que hasta cualquier hijo de Marvel y DC lo podría hacer, al fin y al cabo el guion ya es la base.

Etiquetas:  

Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


4 Comments

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

*

*