The Menu: Un muy frío platillo e intento de crítica social.

Hoy en día, el oficio… perdón, la profesión de chef, es quizá una de las más respetadas (¿?) llegándolos a considerar verdaderos artistas, porque si bien la comida es una actividad necesaria para la subsistencia humana, estas personas transforman este simple acto en todo un proceso creativo, al grado muchas veces de idolatrárlos como si hubieran descubierto la cura contra el cáncer. Quizá no esté tan en desacuerdo con que la cocina pueda llegar a considerarse un arte, ya que alrededor de ella puede existir toda una experiencia sensorial (quien no recuerda aquella escena de Ratatouille donde al frío y snob crítico gastronómico, vuelve a su tierna infancia al probar uno de sus platillos favoritos), pero el problema de The Menu es justo que nada de esto importa, porque la comida pasa a un segundo plano y se convierte justamente en lo que pretende criticar.

Dirigida por Mark Mylod, quien tiene en su currículo la dirección de varios capítulos de Game of Thrones y Succession, esta sátira-thriller (o intento de ambas) nos presenta en primer lugar a Margo y a Taylor, quienes tienen una primera cita soñada: una reservación en el súper-exclusivo restaurante Hawthorne, el cual se encuentra en una isla privada y solo se llega a él en barco. Al momento de zarpar vamos conociendo al resto de los comensales, los lugares son pocos, exclusivos y muy codiciados, por lo que vemos desfilar, estrellas de Hollywood, altos ejecutivos, magnates, una reconocida crítica gastronómica y alguno que otro nuevo rico con fortunas de dudosa procedencia. En resumen, pura opulencia, gente que se cree superior solamente por su nivel social.

Los recibe al fin el famoso chef Slowik (Fiennes) junto con la jefa de su staff, Elsa, y al momento de darles la bienvenida les promete una inolvidable velada, lo cual será cierto, pero no por las razones que todos esperan. Conforme va avanzando la noche vamos descubriendo un poco más a todos los personajes, todos son unos pretenciosos, pedantes, que creen estar en ese lugar exclusivo y caro porque lo merecen y se “comen” todas esas explicaciones banales de cada platillo presentado por el reconocido chef. Todos excepto Margo, quien es la única que desentona en ese grupo de personajes. Y es que desentona, porque este menú fue preparado, como lo explica Elsa, para que todos vivan una experiencia que no se compare con nada de lo que hayan vivido antes, todo fue preparado exclusivamente y a la medida de cada uno de los asistentes y de sus historias, porque en ese mundillo de apariencias todos ocultan algo, y esa noche, el juez, perdón el chef, los hará pagar por sus pecados.

Pero siendo el controlador y obsesivo con los detalles que es, Slowik nota ese desdén de Margo y no deja de observarla en toda la noche, llegando un momento en que le plantea una salida, ya que como le dice, ella no pertenece al grupo que cree merecer sino al de ellos, de los que sirven, y eso puede acabar arruinando su plan perfectamente pensado para esa noche.

La mayor parte de la película se desarrolla dentro del comedor, donde están posicionadas todas las mesas con los clientes y una gran cocina abierta con todo el staff. Este encierro, sumado al misterio que va creciendo conforme presentan cada platillo, y la peculiar manera de presentarlos del chef, hacen que el suspenso en un inicio te vaya atrapando. Pudo ser una mezcla interesante de géneros, entre un thriller y una comedia negra; y técnicamente también me gustó mucho como se va creando dentro del comedor visualmente la tensión con ayuda de la iluminación y los close-up de cada personaje, aunque esto no es suficiente. Pudo ser, pero no lo fue. Todo se va desmoronando y mucho antes del postre ya perdimos el interés, porque solo vemos gente asustada, violencia innecesaria y a un maniático resentido. Y aunque vamos conociendo poco a poco a los personajes, no termina de dibujar a ninguno bien y nos obliga como espectadores a suponer muchas cosas, a la mitad la película deja de ser disfrutable ya que no se termina de empatizar con nadie.

Además, cada vez que se va presentando un platillo hay un giro en la historia, cada platillo es un pequeño sketch que no concluye y que no conecta del todo con los demás, desembocando en un terrible final. A pesar de contar con un gran casting, con un guion escrito por los responsables de algunos de los mejores capítulos de Succession y de tener una premisa bastante interesante, The Menu, no podrá satisfacer a la mayoría de los comensales. Al igual que Hawthorne, es muy pretenciosa y no terminará de complacer a nadie.

La lección la quiere impartir el chef, resentido con esa gente banal por convertirlo en un producto más al que ellos pueden acceder simplemente por su dinero, sintiéndose víctima de todos ellos por haberlo hecho perder todo placer que le otorgaba la cocina, pero pareciera que la lección se la lleva él ya que finalmente es él quien necesita de esa misma gente para ser “alguien”; y quizá todos nosotros como espectadores también nos llevemos la lección de no fiarnos ni generarnos altas expectativas en estas películas, que en apariencia prometen algo fino y elaborado, y terminan siendo más como una simple hamburguesa.

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Acerca del autor

Clementine   @@lupistruphis  

Escéptica ante todo, pero con una gran curiosidad. Amante del café y del aroma a libros viejos. Nostálgica e idealista sin remedio. Alguna vez de niña me llevaron al cine, y siempre vuelvo a él porque siempre me salva.


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