The Mule: Un Octogenario cercano a su mejor nivel

Clint Eastwood a sus casi 89 años nos trae su nueva película, La Mula, una historia basada en un artículo de The New York Times Magazine llamado “La mula de 90 años del cartel de Sinaloa”. Se oye bastante interesante. La historia va de un anciano que al dedicarse a llevar y traer encargos de unos narcos mexicanos, resulta a la postre su mejor mensajero, porque ¿quién va a sospechar de un señor de tan avanzada edad y sin ninguna multa de tráfico en toda su vida? Entonces ¿quién mejor que Clint Eastwood para interpretar y dirigir? apoyado por un gran elenco en el que destacan Bradley Copper, Laurence Fishburne, Dianne Wiest, Manny Montana y Andy Garcia entre otros.

Un buen ritmo, con loables actuaciones y una muy buena dirección, sin embargo siento que desgraciadamente la historia se contamina de todos los clichés que pueden existir en una trama de este tipo. Me explico:

Después de perder su negocio de orquídeas, Earl Stone (Eastwood), que también ha estado alejado de su familia, tiene un conflicto en la boda de su nieta, ahí mismo, uno de los invitados le ofrece (así de la nada) un trabajo para él, llevar y traer cosas de una ciudad a otra, a lo que Earl acepta. Al principio hace los mandados sin averiguar nada, pero este señor está grande más no tonto ¿cómo es posible que no sepa que va a llevar cuando lo reciben unos cholos armados hasta los dientes?

Primer cliché: anciano gringo inocente que no sabe que esos cholos son narcos (segundo cliché, si son mexicanos armados con tatuajes, son narcos), así nuestro Earl empieza una serie de viajes donde cada vez le pagan más, hasta que en el tercer viaje se le ocurre abrir la bolsa y ¡Oh, sorpresa! Es droga lo que lleva, pero el dinero es bueno y sigue. Paralelamente, vemos como en la DEA, un par de agentes necesitan empezar a desmantelar carteles pero no tienen pistas de nada. Ellos son el Agente Bates y el Agente Treviño, interpretados por Bradley Cooper y Michael Peña respectivamente… obvio el güerito y el mexicano, otro cliché (yo no se ustedes, pero yo que Michael Peña ya pedía otro papel, creo que es un buen actor y tiene mucha simpatia, pero van, dos veces seguidas, que lo veo de Agente de la DEA y créanme que ya me aburrió).

Sucede todo lo que sucede cuando un tema sobre narco es contado a través de los gringos: los mexicanos se meten al narco por malos y avaricia,  son matones, sanguinarios, poco inteligentes y feos, muuuuy feos. Los narcos gringos, entran por una buena causa, en este caso, este simpático señor “no sabe” de que se trata al principio, pero ya que sabe, disfruta, ayuda a su comunidad, a su familia y de alguna manera se redime, teniendo un final justo y decente.

Como película es buena e incluso no entiendo porque la ignoraron, en esta temporada de premios, siendo lo mejor en años que Clint Eastwood ha presentado como director. Pero me pareció, repito, una película llena de clichés y hasta cierto punto muy predecible.

¿Vale la pena verla? Claro, es una buena historia relatada por un Sr. Eastwood cercano a su nivel más óptimo, con todo y lo que conlleva tener 88 años.

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