The Possession of Hannah Grace (Cadáver): Putrefacto bodrio que nace muerto
Hay dos tipos de cine de terror en la actualidad, uno que propone y otro que dispone; obviamente del primero ya no existen muchos, siendo historias que se ven una o quizá hasta dos veces en el año y que al menos intentan proveer de algún renovado sustento al rubro (este año contamos con Hereditary); del segundo hay por montón, piezas efímeras que solo siguen la misma fórmula y que intentan colocar todos los elementos de manual para al menos hacer funcionar su historia de manera “decente” o por lo menos “lógica”, incluso dando dentro de esta clasificación otros dos subtipos, las que lo logran y las que no. Pues bien, The Possession of Hannah Grace, está dentro de las que no.
Conocida en Latinoamérica como Cadáver, este bodrio ya nace muerto incluso para el que se digne al menos de tener cierto apego y seguimiento al género, y es que en esencia plantea el mismo punto de partida que la muy respetable The Autopsy of Jane Doe del 2016, cinta muy superior desde cualquier punto de vista que se le compare. Por otra parte para los que no tengan conocimiento sobre lo que les estoy hablando, en Cadáver quizá puedan encontrar un inicio prometedor si uno obvia las desastrosas actuaciones y su aire de formato serie b, sin embargo conforme vayan progresando las cosas, darán cuenta sin la necesidad de análisis que el poco talento de su director, Diederik van Rooijen, ni siquiera le alcanzan para mantener el interés por más de 15 minutos, y mucho menos a la postre plantear con lógica el origen u objetivos de su “amenaza”.
Pero quizá el pecado más grande Cadáver es ni siquiera tenerse respeto a sí misma como película reciclada de terror, pues mientras los sustos y ese insufrible intento de impresión de suspenso van decreciendo conforme avanza, usted notará que el cineasta holandés y su guion prefieren pasar del plano sobrenatural a uno que parece más de ciencia ficción, como si su “cadáver” fuera un zombi mutante que hasta comete el infortunio de coquetear con el género slasher, creando una combinación sumamente desastrosa que se intensifica en absurdez narrativa hacia su final.
En cuanto a sus actuaciones dejemos de lado al pobre, desconocido y desafortunado capital humano para centrar la culpa en un guion que sencillamente irradia idiotez, no solo planteando estructuras y/o trasfondos realmente frágiles y clichés en la línea de la “redención”, sino también proveyendo a los sobreactuados actores de una serie de diálogos que llegan a repetirse hasta más de 3 veces en una misma escena ¡Por Kubrick! ¡En una misma escena!
En conclusión, Cadáver es una cinta de manual que ni siquiera se torna digna de disponer los elementos a su alcance para encausar algo que se mantenga interesante o coherente en 20 de sus apenas 80 minutos de metraje. Quizá y hasta con otro director la premisa pudiera resultar inquietante y/o al menos entretenida si se hubiera concebido como un cortometraje, pero en esta tendencia donde el género se vale de cualquier idiota o premisa de basura para llegar al cine y robar taquilla es tolerable, los resultados se reflejan en este bonche de cadáveres “artísticos” que más tardan en empezar su carrera que acabarla.