The Predator: Ugly Motherfucker Movie

Bueno, al parecer o esta muy escasa la creatividad o se sigue apostando por fórmulas ya comprobadas 30 años atrás (¡Dios! ¡30 años!). En 1987 nos sorprendimos con una de las películas más emblemáticas de Arnold SchwarzeneggerPredator”, donde veíamos que un ser venido del espacio hacia sus excursiones a la tierra con el fin de cazar por deporte. A raíz de ese éxito, se fueron haciendo una serie (muy espaciada) de secuelas al paso de los años. Ya para cuando salió “Aliens Vs Predator” (2004) yo ya le había perdido el gusto a este tipo de películas y veía un cine más serio, nuestro Arnold había dejado de ir tanto al gimnasio y andaba tratando de incursionar en la política de los Estados Unidos, así que nos olvidamos del Depredador (creo que hubo otra por ahí en el 2010 que pasó sin pena ni gloria).

Pues este 2018, cuando ya Arnold fue gobernador de California, se le descubrió un hijo con la muchacha del servicio y sus músculos ya están flácidos, el director Shane Black nos trae de nuevo al Depredador a la tierra… del cine.

Resulta que unos militares gringos andan queriendo atrapar unos narcos en una selva en México (no sabemos si es la de Vallarta, donde se hizo la primera película o es otra de las tantas que, según los gringos, están llena de narcos). El soldado y francotirador Quinn McKenna tiene en la mira a los narcos cuando ve como una extraña criatura los ataca. Entre la trifulca y el escape, logra darle a la criatura y agarra su casco y un brazalete, mismos que envía por correo mexicano (dejen me rio ¡Correo Mexicano! ¡Es mas creíble que el depredador ande cazando por la selva de Vallarta a que ese paquete llegue a Estados Unidos! perdón, pero que gringos tan ingenuos); bueno, el caso es que el dichoso paquete llega a California y lo recibe el hijo de este soldado. El niño que es súper inteligente abre el paquete y sin querer activa un tipo GPS interestelar, envía una señal a las otras naves de los depredadores y hacia él se dirigen. O sea, los depredadores ya no están en la selva, ahora atacan una ciudad de Estados Unidos y pues el resto se lo pueden imaginar.

McKenna forma un grupo de soldados retirados y en el camino se les une una mujer que, de pasear perros, resultó ser una experta en seres extraterrestres, en armas, artes marciales y en jamás despeinarse. Hay mucho balazo, muchas tripas y sangre, mucha nave espacial y malos muy malos y buenos muy buenos.

Vemos muchos depredadores que ahora vienen con sus perros depredadores (que también tienen sus rastras) y hay un “depredadorsote” gigantesco con intenciones mas malignas que los otros.

Toda la película es absurda, los diálogos son malísimos, los chistes son sobrados, las actuaciones son pésimas, si acaso el niño Jacob Tremblay con su carita de inadaptado es quien mejor lo hace. Actúan Boyd Holbrook, Trevante Rhodes, Keegan-Michael Key, Olivia Munn e Yvonne Strahovski, entre otros más.

A pesar de todo lo dicho anteriormente, la película es algo entretenida (yo siempre agradezco ver monstruos y seres de otros planetas, me divierten), pero si hay que ir en estado muy simple, dejar el cerebro en atención al cliente, comprar un bote gigante de palomitas y relajarse tratando de no cuestionar ninguna de las incoherencias que vamos a ver en pantalla.

Sinceramente no creo que aguante una secuela, pero veremos que tal les cae este nuevo planteamiento a los adolescentes de esta época.

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