The Sisters Brothers: Desde Francia, el mejor western de la década
Como fanático del género, me resulta gratificante el estatus evolutivo en el que actualmente se encuentra su narrativa sin que los riesgos en los que han incurrido ciertos narradores traicionen su esencia. Si hacemos un fugaz recorrido referencial para recordar aquellas piezas que han resaltado en los últimos 8, 9 años y así constatar de manera más concisa la afirmación con la que he bautizado esta crítica, podemos apreciar la comunión del western con el suspenso (Brimstone), con el terror y gore (Bone Tomahawk), con la animación (Rango), con la aventura y supervivencia (The Revenant), con su actualización en la época moderna (Hell or High Water), en su formato de cuentos cortos (The Ballada of Buster Scruggs), en serie (Godless) o hasta en el noir y/o tono gansteril (Drive), denotando una constante y sustancial resurrección que en mucha parte se debe también a la incursión de cineastas extranjeros que aportan otra visión a una serie de relatos que suele estancarse.
Ganadora de la mejor dirección en la última edición de Venecia, creo que la injusticia fílmica más grande de este 2018 por parte de las inexplicables premiaciones y selecciones gringas es haber relegado al olvido la obra del francés Jacques Audiard, The Sisters Brothers, un cruento, emocionante y emocional relato que no solo es una de las mejores películas de esta ya moribunda temporada de cine, sino que también rinde al salvaje oeste un homenaje memorable encontrando de paso un elemento narrativo que la vuelve peculiar y ciertamente única: la incompatibilidad de lo “salvaje”, de aquel mundo de venganza, polvo y muerte, con el desarrollo científico y/o tecnológico, recreando una repugnante tragedia de esta combinación, enmarcada y redimida como lo marca su título, por aquellos quizá únicos valores con el que aquellos individuos se aferraban a la humanidad, el honor y la hermandad.
Basada en la homónima novela del 2011 de Patrick DeWitt, el consagrado cineasta francés (ganador de Cannes y Venecia) no pierde su incisivo tono dramático para de nuevo convertir a un género base (en este caso el western) en un filosófico testimonio sobre el cambio de eras. Si bien ya lo había hecho con Un Profeta dentro del tópico gansteril, pareciera que Audiard apenas en su estreno americano se hubiera forjado bajo la tutela de los maestros del género, mostrándose con un genuino dominio narrativo que otorga a su film momentos de gran tensión y suspenso que le permiten prolongar con un gran ritmo varios clímax hacía lo que es un acto final grande en duración, emociones e impacto visual.
Dentro de la cotidianidad del género, su propio guion aporta también un correcto equilibrio entre lo dramático y sus escenas de acción, proyectando secuencias más veraces pero también ciertamente oscuras entre el humo de sus balaceras, cantinas y escapes a caballo, en lo que en realidad significa una buena dosis de dichos elementos amedrentados por un constante diálogo entre sus 2 ejes: lo salvaje y la inevitable modernización, cada uno con sus par de protagónicos (estructurados de manera soberbia con una rica paleta de recursos por parte de su director como la narración voz off y los flashbacks) , cazadores y presas, con sus propios demonios, traumas, sueños y porvenires, y que en su unión verán la desgraciada incompatibilidad de sus dos mundos.
Lo que nos lleva a su magnífico cuadro actoral; lo salvaje encabezado por John C. Reilly y Joaquin Phoenix, definitivamente los dos actores más injustamente olvidados del 2018 y en donde con cierto y propositivo truco es el primero el que funge como líder protagónico en un papel que por fin le otorga justicia y confirmación a su innegable talento, no solo cargando el principal peso dramático del film, sino también haciendo una mancuerna excepcional con un Phoenix en estatus secundario y de gracia. Por el otro lado se encuentran Riz Ahmed y Jake Gyllenhaal, las presas modernas que conllevarán la parte desgarradora del relato. El reparto se complementa con Rutger Hauer y Rebecca Root.
Una odisea verdaderamente salvaje que desembocará en un choque de culturas brutal, The Sisters Brothers encuentra hacia su conclusión una pincelada de maestría narrativa que no dejará tibio a nadie. Estilizado con la sombría fotografía de Benoit Debie y musicalizada de manera onírica por el gran Alexandre Desplat, Audiard construye un western trascendental para la década, apto tanto para los adeptos como para los detractores del género gracias a su trepidante y feroz narración, y fácilmente apto para ingresar a esta lista (Los 50 Mejores Western de la Historia), hecha por su servidor que de manera justa la posicionaría en el lugar 15.
2 Comments
A veces, un género tan marcadamente “americano” necesita de la visión foránea ¿no? más intrépida, decidida a “doblar” las reglas y los tópicos. Tenía ganas de buen western y su post me viene de maravillas. Felicitaciones como siempre.
Y las últimas mi estimado han sido así, desde Holanda, Dinamarca y ahora Francia, dando ejemplo y refrescando al género
Muchas gracias por su voto de confianza estimado