Thunderbolts: La nueva propuesta tibia de Marvel
Thunderbolts* llega este 2025 para terminar la llamada fase número 5 del Universo Cinematográfico de Marvel, siendo a su vez su película número 36, y que dará pie al inicio de una nueva fase que comenzará este mismo año con el estreno de The Fantastic Four: First Steps. Aunque no suena muy alentador, es preciso hacer una revisión de la nueva película de superhéroes de la temporada y analizar cuáles serán sus posibles consecuencias.
Disclaimer: No me considero gran fanática de Marvel por lo que no tengo el contexto más completo ni conocedor sobre los cómics (ni he visto todas las películas, especialmente desde Avengers: Endgame).cc
En Thunderbolts, un grupo de villanos/antihéroes deberán unir fuerzas para escapar de una trampa en la que se vieron envueltos gracias a Valentina Allegra De Fontaine, misma de la que buscarán vengarse formando así un nuevo equipo de inadaptados.
Dirigida por Jake Schreier, un tipo que parece un total novato si revisamos su filmografía, Thunderbolts no viene a revolucionar el género. Eso sí, la película se arriesga al alejarse un poco del típico formato que viene manejando el MCU, pues aquí no se rige por la comedia y en su lugar se enfoca en ser más un drama con toques psicológicos, con escenas de acción más mesuradas. Un cambio que trae algo positivo cuando ya ha llegado a sentirse que Marvel calca una película tras otra.
Sin embargo, Thunderbolts cuenta con otra serie de problemas. Comenzando porque este filme bien se pudo haber llamado Yelena Belova, ya que es la actriz Florence Pugh la que sostiene una historia en donde claramente ella es la protagonista y la única de un grupo con la que se puede llegar a empatizar, mientras que el resto de los Thunderbolts está muy alejado de pertenecer a un equipo y se sienten como personajes aislados cuya aportación a la trama es prácticamente nula, además de tener personalidades inútiles y desabridas. A eso hay que incorporar al Guardián Rojo (Red Guardian), uno de los últimos miembros en unirse al club y que viene a ser el comedy relief del grupo, aunque uno muy malo y repetitivo.
Aquí parece que se empieza a caer Thunderbolts, en un segundo acto muy poco estructurado en lo que se va aflojando lo poco que se había construido en el inicio, dando también un rol importante a Bucky, el soldado del invierno, el cual se convierte en uno de los mayores factores nostalgia de la cinta, aunado a ese amable y extensivo recordatorio de que estamos en una era en la que los Avengers ya no existen.
Y por otra parte tenemos a Sentry, al que podríamos denominar como el gran desperdicio de Thunderbolts, pues después de haber gastado 90 minutos en construir un personaje por demás interesante, el guion se fue por el camino más fácil posible para acabar con su mayor conflicto, ofreciéndonos un desenlace digno de los cuentos de hadas más Disney (¿o será que solo tuvieron que recortar el tiempo en pantalla?).
Lo cierto es que Thunderbolts no está cerca de ser de las mejores del MCU pero tampoco es de las peores, más bien se queda como una propuesta tibia en medio del limbo que enfrenta este subgénero de ficción en estos días. Y claro, es que parece que este tipo de películas ya viene con exigencias predefinidas, ¿o es que esperamos algo más que no sea ver una aventura épica de cualquier superhéroe?
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