Watchmen 1×5: “Little Fear of Lightning”
Después de un bastante lento cuarto episodio, “Watchmen” regresa con todo y con más fuerza que antes para sorprendernos con el mejor capítulo en lo que va de la temporada. De nueva cuenta la narración aparta la atención de Sister Night, para contarnos la historia y el origen del vigilante Looking Glass/Wade Tillman, interpretado por el siempre genial Tim Blake Nelson. Durante los últimos minutos de la noche del 1ero de Noviembre de 1985, un joven y teto Wade se encuentra en una feria en Nueva Jersey con el objetivo de salvar almas, como el buen Testigo de Jehová que era, porque el fin del mundo ya estaba más cerca que nunca por la tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Al ser llevado a la casa de los espejos por una chica con promesas de resultados sexuales, es humillado por ella y termina desnudo en medio de la atracción. Viendo su abatido reflejo por todos lados, comienza a gritarse cuando es violentamente interrumpido por la mayor catástrofe que el mundo habría de ver. A unos cuantos kilómetros, en Nueva York, un gigantesco calamar se había materializado sobre la ciudad. La onda psíquica causada por la bestia habría de matar a más de tres millones de personas y traumado de por vida al resto. En medio de los espejos rotos, el humillado y shockeado Wade no puede procesar lo que acaba de sucederle.
Primero que nada, resulta asombrosa toda la secuencia del incidente y poder ver el “ataque” perpetrado por Ozymandias, el original asesino por el bien común décadas antes del aguado Thanos. Me atrevo a decir que la manera en que este evento es abordado en la novela gráfica, carece del impacto necesario ya que sólo se le destinan unos cuadros. Poder dimensionarlo en el live action ya no hace que el plan suene ridículo e incluso llega a dar un poco de miedo la sola idea. Fue un pequeño gran orgasmo friki el clímax de la intro del episodio. Todo este increíble flashback nos hace entender la paranoia con la que Looking Glass tiene que lidiar.
El impacto que sufrió más de 30 años atrás lo llevó a tener su refugio anti calamares y a usar una máscara hecha de Reflectatine, material que lo protege de impactos psíquicos y le recuerda también al lugar de su trauma. Asiste a sesiones de ayuda para personas que vivieron la catástrofe y viven con ansiedad extra-dimensional…chale, eso suena a algo que yo tendría. Una cosa lleva a la otra y Wade acaba en el lugar que menos esperaba: el cuartel general de la Séptima Caballería, en donde le habrán de mostrar la verdad acerca de lo sucedido aquella noche que lo cambió por completo y a dudar qué bando es el bueno. Bajita la mano, Nelson hace un excelente papel demostrando lo polifacético que es su rango de actuación, ya sea siendo un paranoico vigilante o un sádico pero alegre vaquero cantante (¡”When a Cowboy Trades his Spurs for Wings” merecía ese Oscar!). Parece que nadie en este programa da actuaciones sosas.
Por otro lado, y muy lejos de la Tierra, el plan de Adrian Veidt/Ozymandias por fin ya tiene más forma. Como lo imaginábamos, la “prisión” o purgatorio en el que estaba recluido se encuentra en otro planeta. Pero a pesar de las pequeñas pistas que la serie fue dejando, no es en Marte atrapado por el Dr. Manhattan sino en una de las lunas del muy muy lejano Júpiter. Veidt logra pisar la superficie del satélite y escribir un mensaje en ella usando los cadáveres de los clones que catapultó hacia allá, en una medio grotesca secuencia que me recordó a Hannibal. Cuando un satélite que orbita por ahí toma una foto, podemos ver que el mensaje dice “Save me D”. En ese momento Adrian es regresado a su prisión por el Game Warden y al verlo más de cerca vemos que es otro clon de Mr. Phillips. De aquí salen un montón de preguntas y teorías. El Game Warden habla de que su dios los ha abandonado y no habrá de regresar. Al final de la novela gráfica, Manhattan dice que probablemente irá a crear vida. ¿Serán estos clones dicha creación? Lo cual lleva a pensar que están hechos a su imagen, siendo Mr. Phillips una réplica de Jon Osterman previo al accidente que lo convertiría en Manhattan. Por ello, Ms. Crookshanks debe ser Janey Slater, su ex novia. Todo esto da más sentido a la peculiar obra de teatro que Ozymandias los puso a dar. ¿Quién más perfecto para ser Dr. Manhattan que su clon?. Y, ¿por qué en Júpiter? Tal vez a Manhattan le guste 2001: Odisea del Espacio y se lo llevó a la luna joviana Europa, o sólo sea una alusión a Sally Jupiter la original Silk Spectre. ¿Y quién es “D”? Puede ser Dan Dreiberg/Nite Owl o “Dr.” por Manhattan. Habrá que ver.
Las alusiones al cómic siguen siendo precisas, como aquella de la banda Pale Horse, que en aquel universo inspiró un film de Spielberg que equivalió a “La lista de Schindler”. O Wade comiendo frijoles enlatados con la máscara puesta tal como lo hacía Rorshach, y viendo decenas de monitores como Ozy. Pero las más fiel sin duda volvió a venir de la mano de Ozymandias y su celebración gritando “I did it!”. Que bonita y detallada producción tiene la serie y seguro no se les va a ir una pinche botella de agua donde no va.
El cliffhanger con que concluyó el episodio y el adelanto del siguiente, prometen que esto se va a poner aún más bueno. Insisto, ¡9 episodios son muy pocos ya!
Y si, sigo llevando la cuenta y de nuevo se usó una canción que también apareció en el film de Snyder. La semana pasada fue “You’re My Thrill” de Billie Holiday y en esta ocasión el Requiem de Mozart. Sigo contando los capítulos para escuchar a Philip Glass, dando entrada a Manhattan.