La La Land: Mágica y placentera comunión entre lo clásico y lo moderno

El conflicto que representa expresar de manera ecuánime la pasión con la que el espectador es confrontado por lo nuevo del prodigio americano Damien Chazelle es totalmente comprensible. Hay algunos que lo llaman espectacular; otros que lo tildan de nostálgico y finalmente un segmento que le agradece haber revivido visual y contextualmente los musicales que marcaron época en Hollywood, todas aseveraciones justas que califican superficialmente lo hecho por el cineasta de 30 años. Subrayando y partiendo del último calificativo, tratemos de ir más allá desmenuzando el por qué La La Land es pura y simple magia cinematográfica.

Si bien Chazelle extrae el núcleo del musical de antaño, recreando una nostalgia empírica a través de la observación de variados ejercicios, la nueva composición evoca una singular y única concepción estética entre lo clásico y lo moderno que se justifica con la misma narrativa y motivo principal de su trama, complementada de manera soberbia (y no redundante) con los mismos diálogos entre sus personajes. Esto en otras palabras comunica un cinismo hermoso, pues Chazelle comprende y concluye que lo viejo y lo nuevo deben comulgar para poder extraer los cuestionamientos de su cinta ¿El musical es para las nuevas generaciones? ¿El jazz? ¿Cómo salvamos a los dos géneros? ¿Cómo los hacemos atractivos sin traicionar su esencia? La respuesta se encuentra en los 120 minutos de La La Land

Pero esto no se queda en un simple marco teórico, sino que el director y guionista lo lleva a la práctica de forma exquisita. Comenzando por una absorbente paleta de colores impregnada en su vestuario y utilería, soportada en fondos llenos de vitalidad y repletos de referencias, la ambientación de La La Land es el primer manifiesto de esa nueva concepción entre lo clásico y lo contemporáneo, donde todo parece tan familiar dentro de una burbuja fantástica capaz de hacer realidad el fugaz asomo al pasado y la aparición de vistosos números musicales.

Y hablando de dichos números, no solo la música compuesta por Justin Hurwitz provee de sustancia a cada una de las secuencias (Todas ellas de un valor emocional único, sin excesos y que se acoplan de manera perfecta a la trama), sino que el director demuestra el por qué puede ser considerado en 2016 como un maestro del lenguaje. Chazelle opta por desarrollar su fábula a través de la perspectiva simétrica, pero volviendo al método de la observación hace que La La Land no solo sea un homenaje al jazz y al musical, sino también a Buster Keaton o al mismo Stanley Kubrick en la técnica; el joven prodigio sitúa a su personaje en singular en medio del encuadre o dibuja una línea soportada en su fondo para hacer lo equivalente al abrir su toma en plano general, fungiendo su cámara como simple acompañante solo cuando el elemento se mueve de un lugar a otro con un travelling tanto en espacios cerrados (hace recordar a The Killing con la transición entre paredes) como abiertos (Hace recordar a Keaton por ejemplo en Cops, cuando su personaje corre de un punto a otro y se detiene para formar otro encuadre simétrico), logrando intimar visualmente durante esta estructuración progresiva de sus personajes dentro de este cuento de romance

Es lo mismo para los musicales, donde Chazelle intenta (Y lo menciono así porque no todos surten el mismo efecto) hacer a todas sus transiciones relevantes a través de planos secuencias justo antes y después del número en cuestión. Tal como el jazz, pareciera que el cineasta marca un compás: secuencia – transición – musical – secuencia, repitiéndolo en cada oportunidad con variante de resultados.

Pero no todo es perfecto en la “Ciudad de las Estrellas”, y es que a pesar de la alusión e imitación dentro de su innegable innovación, Chazelle pierde el ritmo de su cinta tras una primera mitad de 60 minutos realmente avasallante y excelsa (Uno de los pináculos del género musical en la historia del séptimo arte). Tal vez sea propositivo, pero para su segunda mitad enfocada en el tono dramático y en el conflicto ¿tardío?, los tiempos modernos atacan para convertir durante 40 minutos a La La Land en algo bonito pero convencional.

Las actuaciones de Ryan Gosling y Emma Stone capturan y cautivan, enamoran y emocionan; los dos actores irradian química haciendo a sus personajes y a su contexto entrañable. Lástima que aquí existe el “pero” del desperdicio en algunas tangente argumentales, que de haberse podido ahorrar quizá hubiéramos tenido una más consistente segunda mitad.

A pesar de esto el cineasta sale avante en su segundo acto con números musicales escondidos y fastuosos momentos (Ojo con la discusión sobre la mesa y el fondo musical), que para su fortuna se rehacen en su totalidad de manera asombrosa para su número final, su clímax, su gran cierre de concierto, una secuencia onírica que se revela como testimonio y compendio de toda su obra, significado del porque La La Land quedará enmarcada como un clásico instantáneo.

Tradicional, sencilla, pero peculiarmente innovadora, una de las mejores piezas cinematográficas del 2016.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


7 Comments

  • Muchas gracias por la crítica mi estimado, ¿la ve con posibilidades de Oscar a mejor película? Para mi Whiplash debió haber ganado en su año ese premio, pero tal vez en esta ocasión Chazelle pueda conseguirlo. Saludos!

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    • Gracias a usted por tomarse el tiempo de leerla mi estimado
      La veo llevándose el premio aunque sabe que, acabo de ver Silence de Scorsese y he quedado anonadado, no se si por la calidad de la cinta o por el atrevimiento a ignorarla en esta temporada de premios

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  • Yo estoy de acuerdo con El Fett es una pelicula casi perfecta, aunque a mi todavia me cuesta trabajo a convencer a uno que dice conocer de musicales y que afirma que no vio mas de 10 minutos de la pelicula y la consideraba una porqueria… yo le dije que no habia visto absolutamente nada… (tecnicamente se salio justo cuando comenzaba Someone in the Crowd….) y se encaborono..

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    • Es muy difícil que a alguien que no este acostumbrado o no le guste este género le entre algo así mi estimado, no se frustre, y si, es casi perfecta, pero CASI asi como mayusculas jaja

      Saludos

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  • A mí me sacó de la película un poco la escena donde Gosling y Stone cantan el City Of Stars porque la paleta de colores recuerda mucho a Vertigo en ese momento, y se me vinieron a la mente temas de Vertigo (con la necrofilia a la cabeza) que no pintan nada con La La Land. Pero al margen de eso, una gran película, que combina escenas con una dirección mas moderna (el taco inicial) con números con una dirección más clasicota pero no por ello menos efectiva. Y como se le saca el jugo al formato ancho y a los colores. También bonitos los homenajes a Los Paraguas de Cherburgo (el nombre del personaje en la obra de la Stone es igual al de la prota de la película de Demy) y a Rebelde sin Causa. También me gusta que al final opte por la nostalgia, en lugar de un final cursi o un final pesimista.

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    • Mi estimado asíes , auque no es una pelí perfecta es un musical homenaje que innova en ciertas cuestiones y da un final de calidad innegable
      Para mi la dirección es mucho mejor que el guion, pero veamos si Chazelle hace historia en los Oscar

      Saludos y gracias por comentar

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