10 Razones del porqué Dodgeball es un gusto culpable de culto

El día de antier falleció Rip Torn, un muy querido actor de reparto de casi 200 títulos en su carrera y al cual recuerdo con agrado en algunos films de finales de los 90 y principio del nuevo milenio, cuando el veterano histrión experimentó un peculiar segundo aire. Entre esa serie de destellos principalmente saltó a mi mente Dodgeball, una comedia que gracias a su desfachatez, sentido de sátira y despojo de cualquier cuidado social, se posicionó rápidamente cómo uno de los gustos culpables por excelencia pese a manejar uno de los argumentos más estúpidos de los últimos 20 años.

Extrañamente lo que empezó como una parodia a las cintas de deportes, rápidamente no solo se transformó en un extraño culto que hizo que la crítica se desviviera ante su punzante y atrevido sentido del humor, sino que también hizo florecer el interés hacia aquella misteriosa justa deportiva (que data de finales del Siglo 19), popularizándola en Estados Unidos hasta el grado de formalizar una liga nacional que pronto se fue expandiendo a demás países europeos y americanos.

Costando 23 millones de dólares, Dodgeball se convirtió tal y como su equipo protagonista, en una paria de la comedia que al final recaudó más de 120 millones (y pensar que Dreamworks y MGM rechazaron la producción que quedó finalmente con Fox), construyendo un legado social y deportivo y por supuesto, llegando a ser una de las películas preferidas de la dama Helen Mirren.

Recordemos por qué Dodgeball es una de esas muy accidentales e hilarantes películas de culto

 

Sátira al deporte

Un objetivo primordial que fue cumplido con creces y desde dos ángulos; el primero, representar una punzante burla al mundo de los gimnasios, su competencia corporativa y sus estereotipos; el segundo, hacer una parodia en toda su extensión y elementos narrativos del típico drama deportivo y de superación personal (en este caso grupal), incluso tomando como base un deporte sin profesionalidad y hasta aquel tiempo en la mayoría del mundo, practicado solo como actividad de educación física en escuelas de nivel no superior. Lo resultados fueron hilarantes

 

La química entre sus excesivos estereotipos

El cast definitivamente fue un factor que influyó directamente en el éxito de la cinta. Primero con Vince Vaugh, un histrión sin muchas tablas (ni dramáticas, ni cómicas) que se vale de su mero físico e inexpresividad para acarrear siempre un funcional y raro carisma entre sus compañeros de reparto. Por otro parte Ben Stiller y su esposa en la vida real Christine Taylor, recrearon una brillante química en sus papeles  antagónicos que representaba un apabullante acoso sexual, que a pesar de castigar vergonzosamente al personaje masculino, seamos honestos, en estos tiempos incorrectos ya hubiera ofendido hasta a la pulga del perro de la persona más feminista. Stiller y Vaughn como ejes hacen que la química funcione y que el libreto tome partido en cada uno de los inmiscuidos (al menos con el equipo que tipifica el heroísmo), dando a cada uno de ellos un trasfondo digno que verá su cierre hacía el clímax

 

Nula corrección política – social

Así mismo desfilan una serie de personajes del que ningún tipo de personalidad se salva de ser mencionado y/o criticado, incluso agregando clichés de problemas y engaños familiares, trastornos de personalidad y/o psicológicos, discapacidades físicas o mentales, aspectos raciales, fetiches y/o preferencias sexuales o estéticos. En definitiva  ¡Nadie está a salvo de un pinche pelotazo en este film!

 

Sátira a los medios de comunicación

En un tercer plano y co protagonizando casi la mitad del film, la cadena ficticia ESPN 8 aparece haciendo una auto burla de sus crónicas y análisis deportivos, juntando como ha funcionado de unos años para acá, a un experimentado analista con una personalidad o bien un ex deportista que suele representar la suerte de un Patiño al no saber un carajo sobre la empatía que genera la comunicación. Por supuesto esto es explotado con el personaje de Jason Bateman, sin embargo lo que es hilarante no solo es la química que mantiene con Gary Cole, sino los diálogos que en realidad son los que dieron el ritmo, pauta y hasta tal vez la vida a un deporte profesional hasta esa fecha inexistente. Incluso para la posterior formación de liga de Dodgeball, el actor Gary Cole fue requerido en varios partidos como invitado especial y cronista “ no oficial”

 

Rip Torn

El recién fallecido prestó su experiencia y veteranía para la película interpretando al siempre presente maestro o guía, un simbolismo fílmico en los dramas deportivos y por supuesto en esta parodia que para explotar dicho estereotipo, fue confinado a una silla de ruedas (y al alcoholismo) para así poder entrenar a este grupo tan variopinto de idiotas. Rip Torn como Patches O’Houlihan brilla en su tiempo en pantalla, también regalando con su despedida en el film uno de los momentos y giros más cómicos del relato… trágico, pero muy divertido.

 

Espontaneidad

El director y guionista Rawson Marshall Thurber tuvo el tino de dar la libertad a sus actores de improvisar diálogos y hasta momentos, sufriendo así el libreto cambios a diario que desembocaron en la versión final vista en los cines. Entre los mismos testimonios destacan los de Bateman y Cole, los cuales cuentan como día a día tenían que cambia e improvisar sus líneas como los “comentaristas deportivos” debido a los cambios de jugadas o hasta las mismas reglas en el juego que se le ocurrían al director o a sus propios compañeros de reparto en pleno rodaje y en la cancha, lo cual supongo que ha de ver sido algo divertidísimo para todo el cast y crew.

 

Steve the Pirate

Obviamente interpretando a un personaje que sufre un trastorno de personalidad o de un bloqueo psicológico ante un trágico o intenso trauma, el siempre grato Alan Tudyk fue el encargado de interpretar a un “Pirata”, Steve, el pirata, así es, un pirata en un gimnasio y deportista que ofrece momentos tan idiotas como graciosísimos con sus gags físicos y orales a lo largo del film, y que incluso sin adentrarnos en pasado alguno, hacia el final el libreto se encarga de sutilmente sugerirnos dicho padecimiento sin dejar la comedia de lado.

 

Chuck Norris

Firmemente creo que de haber un top de mejores cameos en la historia, el de Chuck Norris aquí quizá sea el número uno. El ranger de Texas aparece como él mismo en una especie de jurado que decidirá las reglas de la justa deportiva frente a un suceso casi inédito salido de las confusas  reglas del mismo y estupidísimo guion. Así Chuck se convierte en parte fundamental del clímax con un cameo legendario.

Así mismo y como dato curioso no hay que dejar pasar a los otros dos invitados especiales: Lance Armstrong interpretándose a sí mismo como el elemento cliché “espiritual” y de apoyo ante el derrotado héroe; y David Hasselhoff como el director técnico de un equipo que le rinde culto al “Hasselhoff”.

 

Clímax

Otro objetivo cumplido con creces, el clímax funciona tanto a manera de parodia como en su plano emocional, estremeciendo a la audiencia con los resultados del juego final repleto de suspenso, alegría y un sinfín de pendejadas que hicieron la delicia del público y quebraron hasta al crítico más sangrón. Si, Dodgeball es sumamente estúpida, pero increíblemente divertida.

 

Su legado deportivo

Como ya lo mencionamos, no solo a partir de este film se instituyeron ligas  profesionales en varios países, sino que a la fecha el reparto se une para apoyar tanto causas sociales como a dichas instituciones o gimnasios que le brindan a este deporte un espacio en sus instalaciones ¡Larga vida a este accidental clásico de los deportes fílmicos!

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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