20 Años de Moulin Rouge: ¡Belleza, libertad, verdad, pero sobre todo el amor¡

Hace ya dos décadas, cuando en Hollywood prácticamente estaba agonizando el género musical, un prometedor pero aún algo desconocido director australiano nos mostraba una arriesgada propuesta en la que tuvo confianza a pesar del escepticismo que había por parte de críticos y productores. Pero contra todo pronóstico Luhrmann logró hacer que el musical cobrara fuerza, brillara y fuera más glamoroso que nunca. Baz quería reinventar el género musical ignorando las convencionalidades que querían marcar los estudios, y lo logró.

Porque, digámoslo así, Moulin Rouge que acaba de cumplir 20 años esta semana, se adelantó a su tiempo en varios sentidos. El estilo teatral ostentoso, psicodélico y hasta medio kitsch, contrasta por completo con el ambiente bohemio del París de principios del siglo XX. Eso no se había mostrado anteriormente en un musical. Sus protagonistas si bien no eran desconocidos, gracias al éxito de la película lograron una mayor proyección y fama a nivel global y demostraron que ambos sin ser cantantes profesionales, cantan muy bien, sin mencionar la gran química que tienen en pantalla. A pesar de ser rodada en su totalidad dentro de los estudios Fox de Australia, los magníficos escenarios creados para representar un colorido y brillante París, te transportan a aquel lugar y época anhelando tomar un trago de absenta con los hijos de la revolución.

Se puede considerar como el primer musical que ha usado canciones ya preexistentes, pero con versiones adaptadas de manera original para sumar a la trama de la película, marcando el camino para muchos musicales que han repetido algo similar aún hoy en día, como por ejemplo Mamma mia, cuya propuesta teatral previa a Moulin Rouge, irónicamente fue inspiración en cierta manera para Baz Luhrmann. Versiones como Like a virgin de Madonna recitada por hombres; The show must go on de Queen en versión ópera, el clásico de The Police Roxanne en versión tango con una hipnótica coreografía, Heroes de Bowie, Diamonds are a girl´s best friend de Marilyn Monroe y el espléndido cover de Your Song, el cual para mí, con perdón de los fans de Elton John, es mucho mejor que el original. Fueron todas recreadas espectacularmente para la película. Una anécdota que me gusta sobre las canciones de esta cinta es una sobre Come what may, un clásico que ha contado con covers por parte de Plácido Domingo y el grupo Il Divo, y que toma su título de una frase de Macbeth, y que fue nominada a Mejor Canción en los Globos de Oro, pero que no pudo competir en los Oscar en la misma categoría ya que fue compuesta para un proyecto anterior de Luhrmann, su también excéntrica versión del clásico de Shakespeare Romeo + Juliet de 1996. Pero eso sí, todas con muy buenos arreglos musicales y sumando cada una a la narrativa de esta historia de amor imposible.

Pero por si alguno aún no ha visto esta película, la historia comienza narrándonos lo que parece ser un final trágico, que contrario a hacernos perder el interés en ella, te envuelve más haciéndonos querer descubrir porque y como el protagonista llegó hasta ahí. Él, Christian (Ewan McGregor), es un joven escritor inglés que llega de Londres a ese París que le advierten, es un lugar de perdición, pero en el que él tiene la esperanza de encontrar aquellos ideales revolucionarios motivado por su “ridícula obsesión con el amor”. En el camino debido a una graciosa confusión, queda impactado por Satine (Nicole Kidman) una cantante y cortesana del Moulin Rouge que anhela convertirse en actriz, y ve en el Duque, un posible inversor del emblemático teatro, la oportunidad de cumplir su sueño. Sin embargo poco a poco, Christian y Satine se van enamorando perdidamente, relación que no le conviene a nadie, mucho menos a Zidler el dueño del Moulin Rouge cuyo futuro depende del Duque, y quien además de todo oculta un secreto sobre Satine que ella tampoco relata a su amado Christian. Cuando ocultar su amor se va volviendo imposible, en el clímax de la película ya no les importa fingir, aunque al final aquel secreto sobre Satine impide que los amantes puedan estar juntos, algo que ni el Duque, ni Zidler ni nadie ya había impedido, cerrando de nuevo con un Christian profundamente deprimido en un sucio cuarto de un París color sepia.

En la temporada de premios de aquel año estuvo nominada a Mejor Película en los premios Óscar, hazaña que no lograba un musical en 10 años, específicamente La Bella y la Bestia de Disney en 1991; además de lograr también nominaciones en otras 8 categorías, incluyendo Mejor Actriz para Kidman, y recaudó en taquilla 170 millones de dólares convirtiéndose en una de las películas más importantes de aquel año cimentando el camino para una nueva oleada de musicales. Pero quizá el mejor legado de la película es aquella lección que nos muestra Christian ¨Lo más importante en la vida es simplemente amar y ser amado a cambio».

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Acerca del autor

Clementine   @@lupistruphis  

Escéptica ante todo, pero con una gran curiosidad. Amante del café y del aroma a libros viejos. Nostálgica e idealista sin remedio. Alguna vez de niña me llevaron al cine, y siempre vuelvo a él porque siempre me salva.


1 Comment

  • Definitivamente toda la escena de The Elephant Love Medley es el mejor viaje que uno puede tener en cuanto a la historia de la balada romantica de los ultimos cuarenta años y como Baz Luhrmann puede meter esos cuarenta años para hacer un dialogo romantico que comienza de una manera tan graciosa con Your Song (“is a little bit funny this feeling inside…” — “an erotic song! yes.. yes) y termina con… Your Song… de la manera mas tierna que hemos visto… pero esto sin evitar pasar por KISS, David Bowie, Paul McCartney, Joe Cocker y hasta Whitney Houston…

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