20,000 Especies de Abejas: Infancias que existen

Hay por ahí una frase nefasta que reza que infancia es destino, como si el sino de toda persona estuviera sentenciado y fuese inamovible. No obstante y para nuestra fortuna, hay siempre un camino, una ventana que se abre y nos permite escapar de ese agobiante fin; algunos lo descubren tarde y otros valientes más, son sorprendidos en pleno vuelo con la frase de la tía Lourdes:

Lo que existe, debe de ser nombrado, y tú, ¡existes!

De eso trata 20,000 especies de abejas. Ópera prima de la vasca, Estibaliz Urresola, quien escribe y dirige un relato tan sensible, como precioso en el que lo pagano de las tradiciones del pueblo euskadi y lo sagrado de la religión católica global, acuden a ciegas (nunca mejor dicho) al bautismo de Lucía (Sofía Otero), un alma delicada, de ojos cautivadoramente soñadores, sonrisa melancólica y un pelo precioso cuya fantasía de princesa se rompe cada que su familia conservadora, insiste en llamarle Aitor.

Así, más allá de exponer o juzgar el tema de los roles de género o las infancias trans, Urresola encuentra en la fascinante diversidad de especies de abejas y en el propio paisaje  vasco, un oásis de remansa paz para una niña.

Por favor, no pierda de vista a Sofía Otero, en cuyos pequeños hombros cae prácticamente el peso de la cinta y que además, está formidablemente bien acompañada por una preciosa Patricia López Arnaiz, en el papel de una madre que al igual que con su destino profesional, tardará en lograr darle forma y estructura a su pasado como hija, su presente como madre y su futuro como escultora.

Mención aparte para una espectacular Ane Gabarain en el papel de la tía Lourdes, una especie de abeja obrera cuyo esfuerzo, amor, paciencia y tozudez (vasca al fin y al cabo) coronarán a la verdadera abeja reina.

No, no es una película para todos, incluyendo a los provida panistas y derechosos que seguro desgarrarán sus vestiduras por un tema que sigue sin ser comprendido y para el que muy pocos están preparados, incluso aquellos que van de modernos, abiertos y chairos… más allá que el punto cardinal en el que se encuentren sus valores y creencias, digo que no es una cinta para cualquiera por su peligroso ritmo, diría que  hay que tener cuidado con este cine intimista, cuyos planos y secuencias parecen en ocasiones, ser sólo sombras que van tras de hechos sin importancia, absurdamente cotidianos, pero que paradójicamente, encuentran instantes gloriosos en esa aparente contemplación de lo que para muchos podría ser somnífero pero que en este relato, tiene la consigna de ser esa cadencia la que nos permita ser no sólo testigos, sino cómplices.

Véala, casi le aseguro que estamos ante una de las más ganadoras a los premios Goya de este año.

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Cat Movie Lee    


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