45 Películas para ver con o sin tu Papá
La psicología kantiana establece que tanto la figura materna como paterna son importantes para el desarrollo de un individuo; la primera representa el amor y la compasión, la segunda va más hacia la autoridad y la justicia. No es de extrañarnos que sea una constante en la cultura tanto occidental como oriental, que generalmente los valores morales, la misericordia, la ley estén asociadas al paternalismo, y que incluso en muchas mitologías el desarrollo de un héroe venga acompañado de abrazar el lado del padre para poder avanzar en su camino.
En el cine hemos observado diferentes perspectivas de la paternidad, con dos constantes: son historias de padres buscando salir adelante ante la ausencia de la figura materna; o son historias de “daddy issues”. En cualquiera de los dos casos, la solución es la misma que planteamos al inicio del texto, el individuo necesita a estas dos figuras (ojo, me refiero al rol intangible no necesariamente al asignado a la perspectiva tradicional) para desarrollar plenamente y el “héroe” tiene que abrazar y aceptar (con sus defectos y virtudes) la figura del patriarca para poder crecer.
En honor al Día del Padre repasemos diez de estas perspectivas, que en muchos casos sirven como material cultural de introspección de este rol.
A Perfect World (Clint Eastwood, 1993)
Por El Fett
Si analizamos la obra de Eastwood, podemos apreciar un simbolismo escondido, la de la figura paterna; como pistolero, coach de boxeo, cabecilla del hampa o anciano retirado, dicho elemento lo ha acompañado en algunos de sus mejores films y en la mayoría de las ocasiones fungiendo este como sustituto, en una especie de elemento paternalista adoptivo. Dentro de este contexto está A Perfect World, una de sus más crudas y conmovedoras historias relatadas con un detallismo sobrecogedor. Road movie, western, rica en simbolismos políticos, paternales y de empoderamiento femenino, esta es una de sus mejores y más olvidadas piezas, que curiosamente también presenta a un inmejorable Kevin Costner
Ad Astra (James Gray, 2019)
Concluyamos el análisis de la que hasta ahora es una de las carreras histriónicas más infravaloradas de la historia. Metafóricamente, el relato de Gray nos muestra el viaje artístico de Brad Pitt desde hace 30 años, de nuevo dirigiendo sus capacidades hacía otro relato de naturaleza paternalista; nótese la constante en la carrera de Pitt sobre el dominio de dicho personaje, ya sea desde un plano afectado (este el caso), como en el caso de la propia figura paternal. Como el astronauta de esta fábula, Pitt alcanza las estrellas con un papel íntimo y rico en psicología, y donde el relato de Conrad alcanza aspectos terapéuticos poderosos en torno a la siempre compleja figura paternal.
American Beauty (Sam Mendes, 1999)
Por El Fett
Una gran película que exhibe de manera sofisticada la destrucción del ideal americano. Su atemporalidad es tan intensa como reflexiva, pues Mendes no tiene reparo en revelar los deseos más ruines y carnales dentro de un marco de cambio generacional sumamente interesante y bien descrito: llegando el Boomer al final de su clímax y dejando que el “millennial” y todas su inseguridades, miedos y pasiones se posiciones dentro del ciclo de la vida y “american way of life”. Fue y sigue siendo un rotundo golpe a los valores más intrínsecos del gringo y del paternalismo americano, pero su maestría fue tan avasallante que al Oscar no le quedó de otra que coronar esta sátira de naturaleza neorrealista
The Babadook (Jennifer Kent, 2014)
Por El Fett
Una madre con severos traumas sin resolver puede convertirse en una figura muy peligrosa, más aún si le agregamos el elemento infantil imaginativo e hiperactivo y el inesperado duelo en la pérdida paternal. En uno de los ejercicios de terror más originales, oscuros y mejor narrados de los últimos años, nos encontramos ante una rica simbología metafórica íntimamente relacionada con la psicología maternal, sus obstáculos hacia la educación y un manejo de duelo que podríamos definir psicológicamente como “poco adecuado”. Kent logra una claustrofobia soberbia al encerrarnos no solo con su ente, sino con la deshumanización de su núcleo materno, creando junto con ese pinche librito, dos de los elementos más escalofriantes de los últimos años
Big Fish (Tim Burton,2003)
Por El Fett
Distinguida fábula que ve su mayor virtud en la invitación a disfrutar y no a razonar, y en la mágica capacidad que conlleva para convertirnos a todos en niños(as) otra vez, y de paso, conmocionar nuestras vidas con un cautivador relato que centra su fuerte carga emocional en la interacción entre padre y su hijo. Burton no se queda ahí, su característico tono y estilo alcanza la maduración necesaria para hacernos partícipes de un retrato intimista a través de una calidad narrativa digna de resguardar en nuestra memoria como uno de los más exquisitos cuentos de hadas, extendiendo a cada uno de nosotros una imaginativa y entrañable propuesta para seguir y develar cuadro por cuadro, paso por paso, año con año y aprendizaje tras enseñanza a su gran pez, Edward Bloom.
Captain Fantastic (Matt Ross, 2016)
Por El Fett
Un sobrio y cautivador desempeño en una cinta indie de la que él se apropia en su totalidad, sirviendo también como guía de los cuantiosos niños actores a su cargo. De nuevo y aunque su desempeño es excelente, tanto la escritura de su personaje como la misma cinta no contó con la suficiente fuerza ni dramática ni directiva para equipararse de nuevo a su talento, uno que parece incluso llevar la batuta narrativa en varios de los momentos y cuando el director en turno no es capaz de solventar ni el ritmo ni la tensión necesarias para pasar esa delgada línea de la mediocridad (véase también “Alatriste” o “The Road”, otros ejemplos que he dejado fuera del ranking por la misma situación). Otra nominación al Oscar solo de carácter anecdótico.
Catch me If You Can (Steven Spielberg, 2002)
Por El Fett
La historia de uno de los más sobresalientes y carismáticos estafadores en la historia gringa. A pesar de que las biopics pecan de redundantes, planas y centradas en la desgracia humana, esta encuentra en un tono tragicómico muy entretenido la excusa perfecta para levantar un sustancial cuadro y relato paternalista que aunque no deja que todo su peso recaiga sobre la química actoral, si depende mucho de la calidad histriónica y la naturalidad de sus situaciones para hacerla una pieza ágil que funciona desde varias perspectivas. El alma paterno-filial de la cinta recae precisamente en Walken, en el que para muchos ha sido el mejor y más complejo papel de su carrera.
Despicable Me (Pierre Coffin, Chris Renaud, 2010)
Por El Fett
Lástima de sus absurdas secuelas, pero su material original no solo resultó ser una fábula hilarante, sino también un homenaje animado y doble analogía hacía dos de los objetos aspiracionales por excelencia de la humanidad: La Luna y la buena paternidad. Redondeando su escenario, Gru y sus minions no solo hacen alusión a la soltería de un padre, sino qie también parodian a los seriales de James Bond, sobre todo cuando el 007 y cierto villano (más la parodia de Austin Powers) toman a La Luna ya sea como fuente de poder natural o simbólica. Su balance entre la comedia y ese tono paternalista es soberbia.
East of Eden (Elia Kazan,1955)
Por El Fett
Primera de tres para la fugaz y gran carrera de James Dean, otro egresado de la escuela “Kazan” que bajo la protección del director vio su más compleja actuación. Quién sabe qué nivel hubiera alcanzado Dean de seguir vivo, factor que quedó demostrado en la que quizá sea la comunión más electrizante de Elia con uno de sus actores dentro un marco dramático de doble tangente: el primero, la competencia íntima por el amor religioso de un padre; la segunda, los mesteres relacionales tóxicos tan distintivos de su carrera que aquí se explayan de una manera más “pecadora” y enmarañada. Los dos arcos recaen sobre Dean, el cual es parte de un reparto formidable. Una cinta muy intensa y que siempre tiene a su narrativa en estado de ebullición.
Excalibur (John Boorman, 1981)
Por Dastan
Eyes Without Face (Georges Franju,1960)
Por Flaco Cachubi
La sofisticada obra maestra del realizador galo Georges Franju, referente directo y evidente inspiración de La piel que habito del cineasta manchego Pablo Almodóvar, destaca por ser una película de horror que raya en lo onírico, en donde un brillante pero perturbador médico (una suerte de Doctor Frankenstein moderno) secuestra muchachas para quitarles la piel y trasplantar ésta al rostro de su hija desfigurada. Un espectáculo visual tan delirante como poético, tan monstruoso como profundamente humano, cuyo villano justifica sus aberraciones con el viejo adagio: El fin justifica los medios ¿O acaso no haría usted lo que fuera por sus seres queridos?
Fantastic Mr. Fox (Wes Anderson, 2009)
Por El Fett
Una joya que dista mucho del estándares del género y de considerarse como algo meramente animado; esta extraordinaria cinta invita al hermetismo de un cine de autor que pretende ver más allá de lo superfluo de como un Zorro mete en peligro su familia y allegados por su mismo orgullo de ladrón de gallinas: es una introspección emocional e intimista donde se comunica que el “padre” no puede cambiar, no quiere, va en contra de sus valores, naturaleza y gozos más íntimos. El ritmo es excelso y la oda stop motion perfeccionista, simétrica y colorida. He aquí donde la confirmación artística de Anderson da a lugar, logrando un equilibrio entre lo visual, lo auditivo y lo narrativo en un film por sobre todas las cosas divertido y profundo
The Father (Florian Zeller, 2020)
Por El Fett
Una de las mejores interpretaciones masculinas de al menos los últimos 20 años, y de paso, sin duda la mejor de Hopkins solo detrás de su Lecter (¿o será mejor esta?). Hopkins acaba de dar quizá la última ráfaga de su gran talento con un personaje tan trágico como entrañable, que dentro de esta compleja narrativa es capaz de evidenciar el padecimiento del alzheimer como pocas veces se había visto en el cine: desde la perspectiva y sentir del propio enfermo. Si bien la fantástica dirección y adaptación de Zeller funciona en cada rincón de este distorsionado laberinto mental, es el carácter, carisma y destrucción de Hopkins el que nos lleva hacía un final catártico y de un impacto emocional irreparable. La última secuencia es sencilla y actoralmente CATEDRÁTICA
Fiddler on the Roof (Norman Jewison, 1971)
Por El Fett
¿Más joyitas desconocidas? Recuerdo “El Violinista en el Tejado” como uno de mis primeros musicales (quizá el primero), una accidental elección televisiva que ajeno al folclor hollywoodense, me adentró en una cultura y costumbres totalmente desconocidas en aquel momento para mí, y donde Jewison recrea con espectacularidad y con una música sencillamente extraordinaria la historia de un lechero ucraniano y el matrimonio de 3 de sus hijas previo a la revolución rusa. El marco de esta solemnidad judía y espiritual es la perfecta excusa para que el director desarrolle un relato sobre el cambio de ideología y la metamorfosis de una conformista paz a los pensamientos revolucionarios y bohemios. Una fábula familiar y romántica exquisita previa al caos.
Finding Nemo (Andrew Stanton, 2003)
Por El Cine Actuario
Mucho antes de que Disney repitiera su premisa de “daddy issues” hasta la enésima potencia, Pixar en los tiempos en que estaba separado de Miguelito, creó una película de un pez payaso que buscaba cruzar todo el océano para rescatar a su hijo, acompañado de un pez cirujano azul con memoria a corto plazo. Todo esto con el objetivo de recalcar los peligros de la sobreprotección paternal y como este podría afectar el desarrollo de un infante, ¿Demasiado sencillo? Si, y sin embargo esa sencillez permitió enfocarse más en el desarrollo de sus personajes justificando sus características (el mayor ejemplo es Marlin, con un prólogo brutal) o dotándolos de mucho carisma (como Dory). Sutilmente fue una película que representaba a grupos vulnerables sin hacer tanto escándalo(Nemo y Dory). Quizás su sencillez termina siendo una limitante al compararla con otras películas de la casa Pixar, sin embargo eso no le quita el reconocimiento de que Nemo se adelantó 10 años a su tiempo con este retrato de papá luchón.
Gangs of New York (Martin Scorsese, 2002)
Por El Fett
El actor regresa triunfal tras 5 años de ausencia en una auténtica resurrección para interpretar a un cruel e ideológico patriota que gracias a la infravalorada narrativa de Scorsese (es en realidad uno de sus mejores y trabajos), puede desprender unos registros físicos y orales impresionantes adeptos al forjamiento de un sentimiento paternalista naciente dentro de un sanguinario y complejo personaje. La dualidad es parte constante de este rol, que si bien denota algunas exageraciones, todo se justifica a partir de la misma estructura del ya legendario villano. De matices incluso malignamente cómicas, la libertad propositiva con la que cuenta Lewis hace estremecer la pantalla. Es difícil pensar bajo las circunstancias de su método, como él y sus allegados pudieron sobrevivir a tal “Carnicero”.
In The Name of Father (Jim Sheridan,1993)
Por El Fett
El drama carcelario sobre la injusticia de la familia Conlon se convirtió en el clímax de la asociación Sheridan – Lewis al exponer de manera recia una crítica socio política de lo más espontánea y natural en mucha parte gracias al cuadro actoral y en específico a la química lograda por el histrión y por su padre en pantalla (soberbio Postlethwaite). Day-Lewis interpreta al irresponsable hijo que ya en cárcel, luchará porque su padre quede libre y así limpiar su nombre a partir de una maduración progresiva frente a los hechos, la injusticia y presión del sistema. El intimo retrato de padre – hijo se desarrolla y trasciende por sobre los hechos noticiosos, logrando una perspectiva única y a la vez un testimonio que en su tiempo logró incluso el cometido primordial de los Conlon: un honor al padre.
Indiana Jones and the Last Crusade (Steven Spielberg, 1989)
Por Flaco Cachubi
Es poco menos que imposible imaginar a otro actor que no sea Connery interpretando al padre del arqueólogo más famoso del cine. Incluso saber que para ese rol estuvieron considerados Richard Harris y Michael Caine causa extrañeza, y es que no bastaba ser una figura consagrada, el guion exigía que se tratara de alguien capaz de hacer contrapeso a Ford tanto en las escenas de acción como en los momentos humorísticos. Connery presume un registro actoral como pocas veces lo había hecho en una misma película; pasa del drama a la comedia con naturalidad, se ríe del mismo y nos hace creer que en verdad podría ser el papá de un tipo al que solo le lleva 12 años. Como bien señaló Spielberg “Quién mejor para ser el padre de Indiana Jones, que James Bond”.
Karakter (Mark Van Diem, 1997)
Ámsterdam de los años 20, Katadreuffe es un joven brillante y ambicioso que vive con su madre con quien tiene muy poca comunicación. Además ella nunca le dijo quién era su padre ni porque lo abandonó, algo que caló en su personalidad, la curiosidad lo llevará a averiguar quién es. Y este no será una pera en dulce, sino que hará de la vida del muchacho un infierno. Este drama que juega también con el thriller, mantiene una tensión constante y lleva al espectador a una pregunta recurrente ¿por qué? El odio del hijo hacia el padre se cae de su peso, pero ¿del padre hacia al hijo? Las cosas no son tan sencillas en ninguna relación y mucho menos en esta. El sorprendente el giro final es desalmado, pero sensato dentro de un razonamiento puramente lógico.
The Kid (Charles Chaplin, 1921)
Por Cinescopia
Quizás el motivo por el cuál tantas otras películas hayan tomado nota de ésta en particular, sea porque estamos ante una de las historias más centradas del genio de la comedia. Lo suficientemente centrada como para hacernos reír, llorar y emocionarnos con una bella reflexión sobre el significado de la paternidad en aproximadamente 50 minutos. Al final del día, los nexos que formamos son los que nosotros escogemos bajo circunstancias que nos superan, y todos los problemas y situaciones subsecuentes no son más que parte de la esencia de quien somos. Charlot gana una identidad peculiarmente propia en esta película, la cual funciona como un recordatorio de cuando ver la vida con simpleza en el peor de los escenarios era algo para añorarse, lo cual es una tarea directamente asociada a tener una figura paterna en el camino.
Kingdom of Heaven (Ridley Scott, 2005)
Por Dr. Dark
Estamos acostumbrados, ciertamente, a historias de madres abnegadas y padres desnaturalizados que sin pudor alguno abandonan a su propia carne y sangre. Esa polémica película, no obstante, incluye en su narrativa un atípico relato paterno-filial, en el que un cruzado, el Barón Godfrey de Ibelin (Liam Neeson), aunque tardíamente, busca a hijo ilegítimo para convertirlo en su heredero y guiarle en los caminos de la caballería y la nobleza. Aunque breve, la participación de este padre y mentor es sustanciosa y de lo mejor de la película. Un padre atípico cinematográfico, que pese a ser un extraño para su hijo no duda en brindarle su nombre, título e inclusive dar la vida por él.
Ladri di biciclette (Vittorio de Sica, 1954)
Por El Cine Actuario
Obra maestra de Vitorrio de Sica, que retrata el robo de una bicicleta que sufre Antonio, la cual era su herramienta de trabajo para poder subsistir. La maestría de Sica recae en que a partir de este hecho sirve como ancla para describir la idiosincrasia de una sociedad cuyas instituciones terminan por darle la espalda a los más pobres en sus menesteres, y que la frustración y sobre todo la necesidad terminan por hacerlos recurrir al robo como manera de supervivencia. Añadir que este asunto de la bicicleta termina por ser el elemento descriptivo de la relación hijo-padre desde una óptica de la admiración y la moralidad. Acompañado de un toque de neorrealismo italiano, con una fotografía preciosa, Vittorio demuestra su maestría al exprimir todo lo que puede de un hecho que a la vista puede parecer simple, pero que termina por ser un reflejo de una dinámica social nociva que acabará traspasando generaciones.
Like Father, Like Son (Hirokazu Koreeda, 2013)
Por El Cine Actuario
Un arquitecto obsesionado con el éxito profesional, recibe la noticia por parte de los responsables del hospital del nacimiento de su hijo, de que el niño fue cambiado por otro. Koreeda a través de una fotografía magistral y una dirección minimalista pero excelsa, lanza preguntas acerca del significado de la paternidad, ya no solo desde la cuestión de los lazos de sangre, sino analizando si el paternalismo es definido por otorgar sustento material o va más anclado al amor y calidez. El retrato del director nipón se aleja del maniqueísmo desarrollando a cada uno de los personajes involucrados en el conflicto para poder conocer su perspectiva acerca del tema. Y aunque al final su conclusión sea un poco ambigua, quizás para Koreeda la paternidad es un concepto más cultural que dependerá del contexto, entorno social, posición económica, familia e incluso del momento personal del individuo. Gran cinta que coloca al director japonés como uno de los mejores de la actualidad.
Little Miss Sunshine (Jonathan Dayton, Valerie Faris, 2006)
Por Cat Movie Lee
Una figura paternal redimida y es sencillamente encantadora. Los Hoover son una familia de inadaptados, con personajes verdaderamente entrañables y un potencial de afinidad sumamente alto que lideran el abuelo más adorable, Edwin, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que ha sido expulsado del asilo donde se encontraba por usar y vender heroína y su hijo, Richard, un hombre que construye su carrera como motivador profesional y que intenta inyectarle ánimo a cualquier situación por adversa que sea, incluida su familia. ¿El punto en común? La pequeña Olive, un encanto de chiquilla que comparte con estos dos hombres (más que con su madre) sus sueños y aspiraciones por convertirse en reina de un concurso de belleza para niñas.
The Lion King (Roger Allers, Rob Minkoff, 1994)
Por El Fett
El asesinato de Mufasa es sin duda uno de los momentos favoritos en el mundo mágico Disney, no por el hecho de su magnificencia visual para la época y el formato, sino porque sencillamente uno prefiere aceptar o percibir la estilización de la híper violencia a través de la animación como irreal o fantástica sin pensar en la complejidad del hecho plasmado (basado en Hamlet). Creo que el motif y la compenetración con su título, James Earl Jones, Elton John y Shakespeare encajan a la perfección en esta épica, pero sin duda su toque maestro reside en el equilibrio narrativo que provee la ligereza de un tan sencillo vocablo como complejo concepto: Hakuna Matata.
Magnolia (Paul Thomas Anderson, 1999)
Por El Fett
Magnolia puede ser el testimonio cinematográfico más complejo y la vez más claro sobre el cine coral, mismo que aquí se desarrolla bajo 9 personajes o sub tramas que a pesar de tener una sutil unión narrativa entre ellas, guardan un vínculo evolutivo dentro de los 3 actos esenciales del planteamiento, confrontación y resolución. Es notorio el nacimiento de una revolución narrativa dentro de esta obra de Anderson, y es que a pesar de que el cineasta pudiera denotar varias influencias (Altman la más clara), es esta innegablemente su sello autoral más innovador y/o creativo. Cruda, humana y maravillosa, de tintes surreales y provista de una lógica interna majestuosa, PTA construye una joya emocional, expiatoria y catártica, de las mejores en la historia
Man of Steel (Snyder, 2013)
Por El Fett
Estamos ante un film del subgénero fuera del arquetipo de las caricaturas. Snyder logra imprimir un ritmo substancial a un libreto propositivamente polémico ¿Lo mejor? Esos cimientos narrativos en sus flashbacks y la estructuración paternalista de su personaje, a pesar de una fugaz transición emocional junto a la mediana interpretación de algunos. Infravalorada por acusaciones “religiosas” en el obvio simbolismo que posiciona al hijo de Krypton como la versión más fantasiosa, actual e ideal de Jesús, el testamento ya estaba escrito desde la fuente original y el estatuto de Donner ¿Por qué entonces no tener conciencia de dicho elemento? Si bien Snyder explota dicha metáfora espiritual, es mérito de su desarrollo fundamentar y estructurar al héroe desde su origen paternal.
Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004)
Por El Fett
Sin duda el epitome de su tema patriarcal es también la conexión perfecta y clímax entre el Clint director y actor. Uno de los mejores dramas deportivos y ganadora del Oscar, la confirmación de su figura de culto (ahora como cineasta) se ve ensalzada por una gama actoral sinónimo de perfección, logrando no solo una química paternalista con Swank entrañable, sino también de nuevo con su socio actoral por excelencia, Morgan Freeman, en una unión que ya había desplegado excelencia en 1992. Un film sencillo en apariencia, pero que engloba una complejidad directiva sobresaliente, desde el bello manejo de esos planos “western” y su adaptabilidad al mundo del deporte
Mrs. Doubtfire (Chris Colombus, 1993)
Por Kim Tobias
Su título en Latinoamérica lo dice todo: Papá por siempre, un clásico para todo niño de los 80’s y 90’s que pasaban en la tv abierta hasta el cansancio en donde Robin Williams hace de un padre recién divorciado y desempleado que hará prácticamente lo que sea para pasar con sus hijos más tiempo del que la ley se lo permite. Así se convierte en la señora Doubtfire, una mujer de la tercera edad que será contratada por Miranda (Sally Field), la ex esposa de Daniel (Robin Williams) para cuidar a sus hijos mientras ella trabaja; entonces veremos cómo Daniel intenta sobrellevar su doble vida sin ser descubierto al mismo tiempo que trata de conseguir en la corte una custodia compartida más justa.
Mystic River (Clint Eastwood, 2003)
Por El Fett
Estamos hablando de uno de los puntos más altos en cuanto al cine thriller se refiere. Oscura, ágil y misteriosa, el tema del abuso es el punto de partida para encausar un complejo estudio de personajes que desemboca también en un sutil pero trágico cuento de gánsteres aderezado con los elementos policiacos aprendidos desde Siegel. Una excelsa narrativa de 3 ejes (Penn, Bacon y Robbins en sus puntos máximos) dentro de un caso que siempre se posa al borde del suspenso y de lo impredecible, y que como el genial narrador que es, se ve ensalzado por una escena final que completa el círculo perfecto que crudamente se establece desde su inicio. Gran, gran cinta.
Nebraska (Alexander Payne, 2013)
Por El Fett
Una de las cumbres fílmicas en cuanto a relatos “padre-hijo” se refiere y bajo una fotografía blanco y negro hermosa, Payne dicta al espectador un cuento de hadas de redención y resurgimiento en la figura de un viejo que insiste en viajar a Nebraska a cambiar un cupón ganador falso que él cree que lo hará millonario, todo esto solo con el objetivo de darse un lujo en especial y proveer a su familia dejando algo atrás. En esta tragicómica odisea road movie el viejo se hará acompañar de su monótono hijo y de su esposa, sin embargo con su segundo varón formará una asociación que los hará por fin comprender el lenguaje de un padre, el cual dentro de su complejidad siempre existe una armoniosa y honesta simpleza: el bien de su familia.
Okuribito (Violines en el cielo, Yojiro Takita, 2008)
Por Arquicruz
El director Yojiro Takita y el escritor Kundo Koyama se las ingenian para adaptar el libro de Aoki Shinmon “Coffinman” y a su vez narrar una historia que no solo habla del tabú de lidiar con la muerte, sino con el difícil tema de tener que decir adiós a nuestros seres amados pero con un muy elegante toque de humor a través del protagonista para hacer la cinta más ligera pero haciendo un hábil manejo de los tiempos para no arruinar el ambiente de cada escena y darnos una experiencia más catártica. Al final del día, nos muestran como uno debe aceptar y trabajar con las condiciones que la vida nos arroja para poder llevar una vida en paz con nosotros mismos.
The Patriot (Roland Emmerich, 2000)
Por El Fett
Es hora de rescatar a The Patriot, una cinta bélica que además de contar con un excelente diseño de producción y valía histórica, es una historia de paternalismo emocionante y cautivador. Frente a todos sus clichés, sentimentalismos y promocionales patrioteros, Mel Gibson (si, él la tuvo que dirigir) equilibra el relato bélico con una venganza paternal, elemento que se convierte en el motif de su protagonista y por ende de la misma trama. Destacar también la construcción del personaje, un factor muy infravalorado y que se vio crucificado por la marca del prestanombres: Roland Emmerich. A todo padre ¡A todo! Se le erizan los vellos en la escena de la carroza y el tomahawk
The Place Beyond the Pines (Derek Cianfrance, 2012)
Por El Fett
Místico drama que desde su título ya lleva implícito el paseo onírico a presenciar, a través de un cambio generacional y de cómo las acciones en el presente pueden retumbar en el futuro de nuestro linaje. Cianfrance acude a su fetiche Gosling para concebir la figura de un padre anti heroico, y que con más miradas que diálogos, construye un entorno trágico que convierte a este en ese detonante que retumbará en un desarrollo narrativo de mucha inteligencia e interés. Desde la tarea de casting, hasta la concepción de su guion y desembocando en esos parajes contemplativos, el director utiliza al padre para hacernos partícipes activos en este cuento de desgracia y expiación.
Red River (Howard Hawks, 1948)
Por El Fett
Una épica odisea que sin lugar a dudas se ha convertido en el mejor ejercicio fílmico sobre el asentamiento del viejo oeste, y a su vez, uno de los clímax actorales de Wayne al salir de la homogeneidad heroica para enfrascarse en un personaje repleto de matices que lo hacen converger con su poco conocida y visitada faceta antagónica. Si bien el calificativo “épico” podría describir a la perfección la puesta en escena de Hawks (centrada en la época de colonización del “salvaje” territorio), Red River se distingue principalmente por ser uno de los western con mejor tratamiento dentro de la psicología de sus personajes (y uno de los primeros en hacerlo), dentro una ambientación que incluso podría ser referida como testimonio histórico
Road to Perdition (Sam Mendes, 2002)
Por El Fett
Uno de los relatos gansteriles por excelencia y que a poco a poco se ha posicionado como lo que se merece, una pieza ya de culto en el subgénero. Mendes, a través de su increíble dirección y ritmo, hace que la más rotunda tragedia se convierta en un vehículo de redención paternal con tonos que incluso alcanzan el más fino cine de aventuras ¿Lo más impresionante? Es que a pesar de la brutalidad de su contexto, se las ingenia para contar todo como si fuera una fábula apta para chicos y grandes. La última y catedrática secuencia toma un significado superior, siendo ya uno de los más bellos momentos visuales, narrativos y actorales en el cine. Si no han apreciado esta cinta como se debe, les sugiero hacerlo una, dos, tres y cuantas veces deban
The Royal Tenenbaums (Wes Anderson, 2001)
Por El Fett
Canalla y enternecedora figura, un oportunista padre que se convierte en el bastión narrativo sobre este relato de hijos(as) jodidos(as) por sus “issues”. The Royal Tenembaums es antes de una crítica a todo el sistema de valores familiares americanos, una sátira divertidísima donde un grupo de inadaptados convergen de manera instintiva hacía con su forzada familia y allegados; una cinta 100% “comunicativa” y terapéutica sobre los problemas de comunicación, enriquecida con un ritmo y unos diálogos maravillosos que convierten a todas sus partes en una máquina de engranajes cuasi perfecta, donde la química se da por espontaneidad y donde Anderson es capaz de embalar a todos bajo el mismo nivel histriónico.
The Shining (Stanley Kubrick, 1980)
Por El Fett
La deslealtad a su fuente original procrearía una de las más finas piezas de género, dejando en claro que Kubrick fue tal vez el mejor adaptador literario – fílmico en la historia, dándole un sentido realista a la propia definición “adaptación”, al trabajar la fuente en pro del lenguaje cinematográfico y no viceversa. Muchos se limitan en catalogarla como una cinta de terror, pero esto es insuficiente para explicar su propuesta. La obra sería una exhibición de horror psicológico fundamentado sobre lo surrealista, con elementos tan inquietantes que no se encasillan en causar la natural exposición del “susto”, sino que expone un miedo a lo desconocido, a lo grotesco y lo tétrico en un loop paranormal que busca el origen de la maldad a partir de la soledad y desesperanza.
Star Wars (1977, 1980, 1983)
Por Arquicruz
Star Wars realmente es algo que no se ve todos los años, el equilibrio tan delicado que existe entre la fantasía, la acción y el drama hacen de esta trilogía un verdadero manjar para aquellos que sabemos disfrutar del cine y es por esto que la saga es recordada y ha perdurado en la mente de sus fans, por esa gigantesca revelación que suelta el infame y alabado Darth Vader “No. *I* am your father ”, que no sólo causó todo un revuelo entre nosotros, sino que le da un giro insospechado a toda la historia al caer en cuenta que estamos atrapados en un feudo familiar, paterno filial, que se vuelve pieza clave y es el verdadero eje central de todo esto para poder vencer al mal y salvar a la galaxia.
Steve Jobs (Danny Boyle, 2015)
Por El Fett
Para su servidor, este clásico moderno del cine aún sin la apropiada valoración (el tiempo me dará la razón), es un fastuoso testimonio generacional y tecnológico que volvió a Boyle a sus orígenes. Con una habilidad que te mantiene al borde de la tensión y el éxtasis, Sorkin y Boyle construyen al mejor Jobs del cine, no solo estableciendo su “yo” estratégico, comercial y hasta maquiavélico, sino también encontrando muy en el fondo al humano relacional y hasta redentor de su propia frialdad (como si se tratase de la extensión de su mismo sistema y aparato).El valor agregado es que todo esto se construye bajo una redención de tono paternalista, revelando dicho objetivo en los últimos momentos de su metraje
Taken (Pierre Morel, 2008)
POR TONA A.R
Es turno de la épica, Liam vs secuestradores y traficantes. No podemos hablar de esta saga de acción sin mencionar Taken o Búsqueda Implacable, la película que lo inició todo, la que hizo de Liam el agente más peligroso, hábil e implacable, siempre dispuesto a cumplir sus promesas a los asesinos y tomar venganza por mano propia. Muy disfrutable, llena de excelentes secuencias de acción, frases icónicas, un mundo bien logrado y estructurado, con la mejor versión de Neeson como asesino de terroristas y padre del año. Lamentablemente sus secuelas no fueron igual de buenas, fallando en argumento y presupuesto, finalizando con una horrible tercera parte.
There will be blood (Paul Thomas Anderson, 2007)
Por El Fett
El segundo Oscar de Daniel vendría de la mano de un frontal y cruento empresario petrolero que de muchas maneras parece por momentos una extensión del “Carnicero”, pero con una disminución de ímpetu dadas las necesidades de la extraordinaria narrativa de PTA, una especie de salvaje fábula empresarial que en sus tangentes propone no solo un juicio sobre la hipocresía espiritual, sino también un desgarrador drama entre padre e hijo. Aunque este papel también denota una dualidad constante, la gran diferencia con su asimilado es que aquí nuestro antihéroe Daniel Day-Lewis proyecta una falsedad como eje narrativo de su personaje, convirtiéndose literalmente en el principal y único vehículo de donde emanan las cuestiones religiosas, monetarias y sociales de la historia.
The Tree of Life (Terrence Malick, 2011)
Por El Fett
El Terrence Malick más surreal, filósofo, psicológico, dramático, paternalista, contemplativo, expresionista y existencial; precisamente las variadas ramificaciones de este árbol narrativo y evolutivo son las que van construyendo una joya fílmica sin precedentes, sumida totalmente en un estilo lírico y de estética contemplativa e impresionante. Muchos la acusaron de pretenciosa ¡y lo es! Pero aquí lo que se debe terminar juzgando son los resultados de dicho y complejo manifiesto centrado en el lugar que ocupa una familia, su relación, sus traumas (paternales) y final reunión en el más allá en el gran árbol de la vida, desde la formación del universo hasta el final de cada ser humano. Impecable de principio a fin, la ganadora de la Palma de Oro es un hito artístico en el árbol del cine.
To Kill a Mockingbird (Robert Mulligan, 1962)
Por El Cine Actuario
Interpretado de manera sublime por un Gregory Peck en el clímax de su carrera, la mayor virtud en el relato de Harper Lee, tan espontáneo como emotivo, es esa entrañable estructura narrativa en donde la historia se desarrolla a través del sentir y percepción de su protagonista, una niña que ve a su padre como el símbolo social ideal en el entorno de la depresión estadounidense. Dicha visión es recalcada en la narración de su adulta versión, pues esta se somete al recuerdo infantil, haciendo a ese flashback no solo visual, sino también puro e inocente desde la voz de su pasado. ¿Se acuerdan que la perspectiva kantiana describía al padre como una figura de justicia?. Atticus quizás sea el ideal de la figura paterna desde la óptica de esta corriente psicoanalítica. Legendaria fábula
Vozvrashchenie (El Regreso, Andrey Zvyagintsev, 2003)
Por Manuel Esteban Gaytan
“El Regreso” es la opera prima de Zvyagintsev, pero las innegables condiciones de este cineasta claramente influido por Tarkovsky, hace que tal detalle no se note. La historia trata sobre dos hermanos que repentinamente reciben la visita de un hombre que dice ser su padre, tras mucho tiempo desaparecido, y que no aclara el motivo de su ausencia, ni mucho menos de su regreso; por el contrario, les ofrece realizar un viaje. Pese al rechazo de uno de los hijos, ambos se embarcan en esta experiencia. Excelente debut en la dirección de uno de los grandes realizadores de nuestros días, con un espléndido desarrollo de personajes, especialmente de los dos adolescentes y una historia cruda, pero conmovedora a la vez, excelsamente desarrollada.
Warrior (Gavin O’Connor, 2011)
POR ARQUICRUZ
La simpleza de su argumento quizás los haga dudar de su genialidad, pero el cómo se desarrollan las pequeñas historias secundarias, revelando poco a poco la vida, pasado y circunstancias de los protagonistas, es el principal diferenciador para dar forma a uno de los mejores dramas deportivos de los últimos tiempos. Sin olvidar que la madurez de Nick Nolte acaba por arrasar de manera catártica y compleja el rubro actoral, es la injerencia narrativa imprescindible de este sobre los personajes de Hardy y Edgerton, lo que detona una alta dosis emocional dentro de un relato sobre la fraternidad, los daddy issues y la redención familiar. Como cereza en el pastel, tenemos unas escenas de combate bastante reales y geniales.
LA MEJOR
The Godfather I y II (Francis Ford Coppola, 1972 y 1974)
Por El Cine Actuario
¿Por qué el Padrino es considerada una vara de medir en el mundo del cine? ¿Es por el balance entre su escritura y narrativa visual que terminan por ser un complemento el uno del otro al momento de contar una historia (no existen pausas, cortes, secuencias que falten o sobren)? ¿Es su diseño de personajes tridimensionales que van desde un jefe de la mafia con un amor por su familia y un espíritu paternalista (para bien) hasta un hombre que de a poco va mostrando su verdadera esencia entre más asciende al poder? ¿Es por su montaje tan dinámico que tiene la habilidad de mostrar 5 eventos diferentes en 5 lugares distintos sin sentirse cargada o saturada? ¿Será por sus actuaciones?
Fue todo eso y más.
El cine o la ciencia de las películas consiste en articular y equilibrar, es como una mezcla química, agregar una gota extra de un ingrediente puede crear un resultado adverso a lo esperado, en ese sentido El Padrino termino por ser la fórmula perfecta pues todos sus elementos cinematográficos fueron agregados sin sentirse encimados, excesivos, o escasos, convirtiéndose en aquella receta que todos quieren copiar pero que muy pocos o casi nadie logra igualar. Más de 50 años y seguimos esperando.