Alien: Covenant, al rescate del Prometheus
Todos conocemos el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas, pero la saga de Alien se ha encargado de romper esa maldición y ahora con Covenant no nos queda duda de que lo mejor está por venir.
Por allá de 1979, Ridley Scott nos sorprendería con una película no solo de ciencia ficción, sino de terror también, una combinación extraña que dio paso a una categoría nueva que a la fecha ha sido explotada un sinfín de ocasiones con ejemplos como Event Horizon (1997), The Thing (1982), The Fly (1986), Cube (1997) y las subsecuentes secuelas de la misma Alien. En 2012, Scott nos entregaba la precuela Prometheus y a más de uno nos dejó con un sabor de boca algo extraño, porque lo que prometía ser una precuela de algo que ya se había convertido en icono del terror espacial, resultó ser todo menos lo prometido, al menos no completamente.
Sin embargo, el ‘tropiezo’ con Prometheus es rescatado muy dignamente con Covenant.
Ahora tenemos un crucero del amor espacial, donde toda la tripulación es pareja de otro miembro de la tripulación (sigo sin comprender si ese detalle era necesario pero ayuda en el drama durante el desarrollo del clímax). Resulta que estamos 10 años en el futuro, tras los acontecimientos del Prometheus, esta expedición se dirige a establecer una colonia en un planeta de una galaxia lejana; pero tras sufrir desperfectos la nave y descubrir una transmisión que proviene del área donde había desaparecido el Prometheus, deciden cambiar de rumbo hacia un planeta más cercano y de condiciones similares al que en un inicio se dirigían.
Aquí es donde el director nos conecta Covenant con Prometheus y el resultado lo dejará más que contento, creo yo.
El desarrollo es bueno, tiene algunas secuencias muy bien logradas que lo tendrán al filo del asiento, algunas otras predecibles que son solo los clichés, de esos que uno dice ‘esa musiquita augura que algo malo va a pasar’, y de esos momentos hay varios, pero si ya sabemos cuál es el inicio de la saga, entonces sabemos que por ende algo muy malo debe pasar con los personajes… Eso ha sido en todas las películas, no me diga que no se ha dado cuenta. Aquí el chiste es cómo nos van a contar esta historia. Y ahí es donde el director hace gala de su buen tino tras la cámara.
El guión por su parte tiene una que otra inconsistencia, momentos que le pueden incluso resultar un tanto predecibles, pero eso son solo los clichés que tiene, y mire que tiene varios. Aún así Scott logra salvar esta nave y de paso rescatar al Prometheus invitándolo a la fiesta de Alien.
El diseño de arte en Covenant es espectacular, es un deleite visual volver a ver los diseños de H.R. Giger, el xenomorfo, el neomorfo, los detalles de la ciudadela de los ‘Ingenieros’, los diseños de los dibujos que encuentran ahí, todo un homenaje al padre de la criatura espacial más terrorífica del cine. Los escenarios de las locaciones de Nueva Zelanda, majestuosos.
El amigo que me acompañaba me hizo ver algo muy interesante que había escapado a mi comprensión y es que las películas de la saga se basan en un algún concepto que va desde la curiosidad, la sobrevivencia, la espiritualidad, etc. Covenant se basa en la Creación. Si bien Prometheus era más de cuestión filosófica como ¿quién nos creó? ¿de dónde venimos? ¿cuál es nuestro propósito?, Covenant nos sorprende respondiéndonos al fin el origen de la criatura, quién fue su creador y como ha llegado a ser lo el monstruo que conocemos, amamos y tememos.
Tal vez uno de los peros que yo le pondría es el hecho de que nunca se ahonda en ningún personaje y que ninguna actuación es sobresaliente, y es que teniendo a 14 actores en pantalla es difícil tocarlos a todos pero mención aparte para el mexicano Demian Bichir. Con una muy convincente actuación nos muestra que los mexicanos están hechos para más que ser solo los cholos o traficantes con quienes siempre nos estereotipan. Otro que me sorprendió al igual que a mi acompañante fue la actuación dramática de Danny McBride, porque estoy más acostumbrada a verlo en comedias babosas que no aportan nada, sin embargo su actuación no desentona con el drama que se vive a bordo del Covenant y en verdad que fue una grata sorpresa.
Pero sin duda quien se lleva las palmas es Michael Fassbender con la que viene siendo su mejor actuación en lo que va del año, porque créame que de Assassin’s Creed prefiero olvidarme. El actor en su personaje doble es simplemente genial. Katherine Waterstone tiene un mejor desempeño aquí que en Animales Fantásticos y aunque nos recuerda un poco a la Ripley de Aliens, logra ponerle su sello a un personaje que se ve delicado y hasta vulnerable pero con más carácter que el capitán de la nave.
Sin duda Ridley Scott fue muy inteligente en esta cinta, aunque mucho de ese mérito recae en el guión de John Logan y Dante Harper para lograr atar algunos cabos sueltos y entregarnos no solo una película muy entretenida sino encima lograr salvar lo que quedaba de Prometheus de una forma que nos calla la boca a muchos de los detractores de la misma.
De mi parte yo se la recomiendo bastante, es muy entretenida, más digerible que Prometheus y al final responde la pregunta que por más de 30 años nos hacíamos: ¿De dónde viene ese Xenomorfo? Esta secuela de la precuela resulta ser mejor que su antecesora, por mucho.
¡Hasta Pronto estimados lectores!