Blue Eyed Samurai: El Arte De La Venganza.

Netflix sigue en lo suyo y de nuevo, entre su abundante contenido de cuestionable calidad, nos trae una maravilla de la animación dirigida al público adulto, la cual rompe paradigmas en una historia desgarradora y envolvente. Como practicante del Kenjutsu (arte japonés de la espada), entusiasta de la historia y sobre todo ávido de historias con acción y sangre, no me la podía perder.

¿De qué va?

En el Japón del período Edo, caracterizado por el cierre total de sus fronteras, la “bushi” (guerrera) Mizu busca vengarse de los cuatro hombres blancos que se encuentran ilegalmente en la isla y que han causado grandes males, entre ellos a la propia existencia de Mizu, quien al ser de raza mestiza y tener por ello ojos azules, su vida ha sido un constante tormento, pues en el Japón feudal las personas de raza mixta eran vistas como subhumanos e incluso como “onryos” (demonios).

Cuenta con las voces de Maya Erskine, George Takei, Masi Oka, Cari – Hiroyuki Takawa, Darren Barnett y Kenneth Branagh.

Una mirada diferente del Japón Feudal.

En la actualidad, en los medios de entretenimiento se tiende a romantizar las civilizaciones orientales en detrimento de occidente, pero aquí se nos muestra el Japón real de aquellos años: una sociedad profundamente elitista, tradicionalista y prejuiciosa, lejos del mundo idílico y de colores que suele ser arruinado y oprimido por los sucios y cochinos hombres blancos de Europa. Aquí el mal y el desprecio hacia los que son diferentes se sienten por todas partes, como era de esperarse en una sociedad tan cerrada.

Esto, sin embargo, no impide que los paisajes y edificios sean mostrados con esplendor. El diseño de los personajes, vestuario y armamento son notablemente fieles a la época.

Personajes Multidimensionales y Actuaciones Perfectas.

Aunque nos encontramos con una historia de venganza sin grandes sobresaltos, es notable la construcción y evolución de los personajes. Mizu sufre por partida sobre por su condición de mujer y su raza mixta, pero esto templa su carácter. Otros personajes que parecían ser clichés como el arrogante espadachín Taigen y la princesa Akemi muestran una interesante evolución a lo largo de los ocho episodios.

Y de ninguna se trata de un panfleto ideologico sobre el racismo, el machismo y la diversidad, sino que es una historia de dolorosa redención y búsqueda de identidad. Tampoco ante una típica “mujer fuerte” de la ficción actual ; Mizu falla, sufre y debe aprender de sus errores, estando lejos de ser una Mary – Sue artificialmente empoderada.

Las palmas de las lleva el perverso Irlandés Fowler, un villano realmente terrorífico e imponente, inteligente y con una historia conflictiva. Todo un logro para una producción como esta.

La Violencia Como Poesía

A los bellísimos escenarios hay que sumar un score sublime , una animación que combina perfectamente el 2D con el 3D dotando a la serie de una identidad y coreografías de combate equilibradas en lo artístico y en lo brutal. La sangre fluye libremente, las vísceras vuelan, las armas cortan sin piedad y los cuerpos de apilan sin el menor pudor. Nunca la muerte lució tan hermosa en una animación.

¿Hay que verla?

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Acerca del autor

Dr. Dark    

Médico de profesión y cinéfilo de corazón. Amante del buen cine y destructor del que no lo es.


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