Boston Strangler: Desmitificando al asesino

Existe una película sobre El Estrangulador de Boston de 1968 que significó un revulsivo no solo dentro del género thriller, sino también dentro de la construcción del mito de aquella perturbadora figura. En ella, el director Richard Fleischer, uno de los precursores en los planteamientos modernos sobre el cine de asesinos seriales, relataba la historia de un fontanero que, a pesar de mantener una vida normal como un padre amoroso, se daba el tiempo para entrar a casas de mujeres y estrangularlas. Mediante una cacería que involucraba a la fuerza policial y a un agente del FBI, el asesino sería atrapado, sometiéndolo a un interrogatorio de naturaleza psicológica que revelaría como este sufría de un trastorno doble personalidad, asumiéndose como el victimario de la mayoría de los crímenes.

La película, además de contar con una edición majestuosa, un ritmo y dirección soberbios y un par de actuaciones sobresalientes por parte de Henry Fonda y Tony Curtis (la mejor de este en su carrera), contó con un elemento muy favorable, y es que la historia fue provista por las mismas “memorias” del asesino y de la fuerza detectivesca, pequeño detalle que permanece escondido en aquella pieza y que apenas en este año, y tras el oscuro seguimiento en torno a la investigación de aquellos casos, ha visto su develación y estructura mediante esta versión: “Boston Strangler”.

Habrá dos cosas que recriminarle entonces a la versión de 1968; la primera, la omisión del aspecto periodístico y de la media que influyó no solo dentro del caso, sino que fue responsable de la mitificación de aquel asesino; la segunda, su ahora falta de credibilidad, y es que, si algunas películas envejecen “mal” debido a su narrativa o tendencias de época, la de Fleischer pasará a la historia por “quedar o envejecer mal” por mentirosa, muy, muy mentirosa.

“Boston Srangler” (2023) se enfoca en la labor de las dos reporteras de Boston que persiguieron los asesinatos de aquella época, encontrando una conexión entre los mismos, y que al final proveyeron a la sociedad y a la misma fuerza policial de las pistas necesarias para dar con el asesino ¿o no? La construcción de estas dos mujeres alrededor de su obsesión laboral y periodística, dejando de lado su rol como “esposas y madres” normales, es en donde el director y guionista, Matt Ruskin, desarrolla no solo los pasos del criminal, sino el propio origen del mismo, al ser estas dos mujeres las creadores de su mote: “El Estrangulador de Boston”.

A partir de aquí, el sentido de intriga del libreto no seguirá los estatutos formales y de manual sobre estas historias, sino que tomará un rol más activo y “culpable” al determinar al mote como el principal concepto y personaje del film. En otras palabras, el asesino no es una persona, sino un concepto que puede ser una o varias personas. La culpabilidad detrás de la creación de este concepto casi publicitario, del poco eficaz trabajo policial, y del manejo de la media y de la corrupción política para apaciguar a la sociedad y dar una respuesta rápida per no satisfactoria, son los elementos a construir y cuestionar durante un film que requiere no solo la atención del espectador, sino también su parte como analista del mismo caso, de su percepción y de su propia conclusión: ¿Existió un Estrangulador? ¿Varios? ¿Existió el mismo Estrangulador?

Así mismo, Ruskin se apega a las tendencias feministas en la actualidad pero sin ningún forzamiento, no solo haciendo creíble, sino natural y necesario su discurso sobre la violencia en contra de la mujer, erigiendo así un valor narrativo fundamental alrededor del perturbador concepto de su(s) asesino(s).

Las actuaciones de Keira Knightley y Carrie Coon son excelentes, apegándose al sentido dramático y ayudando con sus registros a la impresión de suspenso del director, que logra varios momentos de excelencia, sobre todo al abordar la revelación de aquel corrupto manejo en torno a los asesinatos, y las finales entrevistas con los supuestos responsables (incluso hay una mención a la mentirosa manufactura fílmica de la cinta de 1968).

Una cinta inteligente, que reta los estatutos narrativos impuestos por la versión de 1968, para revelar no solo su falsedad, sino la de muchos casos de corrupción política y/o culpabilidad de la media al crear los mitos sobre estos oscuros personajes a través de la historia. Así mismo, el poderío de sus actuaciones da a lugar un discurso equilibrado y necesario sobre la atemporal violencia, dando pie a una historia coral donde todos quizá han sido culpables de que tanto aquel, como muchos otros asesinos y asesinatos, hayan quedado sueltos y sin resolver.

Una de las mejores películas en lo que va de este 2023

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


1 Comment

  • ¿No le pareció demasiado similar a Zodiac? Siento que esto le afecta un poco porque parece un poco mecanizada: misma trama, mismo desarrollo de personajes, hasta algunos diálogos se parecen.

    De ahí en fuera, es buena película.

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