Cats: Toda una vida frente a mis ojos

¿Han estado tan cerca de la muerte que ven su vida pasar frente a sus ojos? Bueno, pues ese mito, leyenda o cuento es a veces verdad y a veces mentira. Yo por ejemplo he estado a punto de pasar al otro mundo en 3 ocasiones: La primera, cuando era todo un escuincle vago y quise saltar de una caja de una camioneta pick up a otra en pleno movimiento sobre una avenida importante de Guadalajara (si lo sé, era tan intrépido como estúpido); la segunda cuando por azares del destino durante una tormenta eléctrica mi primo no me dejó salir del carro a buscar provisiones alcohólicas y en el momento de que me cerró la puerta por dentro del automóvil, cayó junto a nosotros un rayo que había captado el cancel de un rancho que fungió como pararrayos (fue tan hermoso como escalofriante, pero obvio después de eso me salí del móvil bajo la lógica de que un rayo no cae donde mismo dos veces ¿cierto?). Pues bien, en ninguna de estas dos situaciones al borde de la muerte aprecié un resumen de mi joven vida frente a mis ojos, sin embargo… tuvieron que pasar aproximadamente 15 años para corroborar dicho misticismo.

Fue el 23 de diciembre en la función de Cats, adaptación fílmica del afamado musical de Broadway dirigida por Tom Hooper. Obvio conocía los peligros a los que me enfrentaba, pero les juro que nadie está preparado para aguantar tanta estupidez grotesca, tétrica y repugnante conglomerada en una sola mierda fílmica. Era como escuchar siniestros cantos gregorianos revoloteando desde el mismísimo infierno ¡Ni Dante se hubiera imaginado este tipo de tortura! ¡El fuego eterno se los digo! no hay ninguna concesión o rubro técnico y/o narrativo que nos haga salir de una espiral vertiginosa de dolor físico y emocional. Mi vida pasó frente a mis ojos cuestionándome primero ¿que hacía ahí? ¿por qué fui atraído a esta trampa? ¿por qué no estoy con mi familia, mi bebé, mi esposa y con un rico café o chocolate caliente viendo alguna serie o película de mi colección? ¿por qué no estoy cagando leyendo un buen libro en el sanitario? ¿por qué no estoy dormido? ¡Dios! ¿Por qué no estoy muerto aún? ¿Qué era aquello? No lo sé.

Una obra anti fílmica, anti artística, con actuaciones tan amorfas como sus tenebrosos efectos y un montaje de lo más paupérrimo que se asemeja a poner un disco de Glora Trevi al revés y escuchar “¡mátenme! ¡llévenme al infierno! ¡socorro!” La dirección de Hooper (que espero tenga su castigo divino por reproducir los mismos cantares del demonio) no logra ni siquiera encaminar alguna estructura de nadie sobre pantalla, sea lo que fuera eso, seres que maullaban ruidos revienta tímpanos (que de por sí son malísimos y ni siquiera pegajosos) mientras yo solo quería rasparme los ojos con mis puntiagudas uñas que me encontraba mordiendo desenfrenadamente.

No puedo expresarme más sobre esta terrorífica experiencia audiovisual y perdonen si me tarde en escribir y advertirlos sobre esta “cat-astrofe” de proporciones bíblicas, pero créanme, nadie está preparado para una de las más horrendas producciones en la historia del cine. Los Lumiere, Mélies, el expresionismo alemán, la nouvelle vague, el neorrealismo, el surrealismo y los distintos géneros fílmicos y demás corrientes lloran frente a esta mancha de cagada fílmica impresa el pergamino histórico del celuloide.

Mi vida pasó frente a mis ojos y fue en ese momento que supe que nunca había estado tan cerca de la muerte como aquel 23 de diciembre. Afortunadamente al salir cogí mi carro, mi dirigí rápido con mi familia y la abrace como si fuese la última vez. Siéntanse afortunados de la vida, de sus amigos, seres queridos y gente que los ama y no desperdicien su existencia en banalidades, tentaciones, drogas y en Cats.

¡Feliz año nuevo!

Etiquetas:  

Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


2 Comments

  • He visto esta película 2 veces para hablar apropiadamente de ella, podrá parecer sadomasoquista de mi parte, pero siento que era necesario para explorarla más a detalle, ya que todas las críticas que he leído se limitan a decir que es mala sólo por los efectos visuales y ya. Y sin embargo, pese a todas las cosas que podría y quisiera decir sobre esto (no tiene historia, los escenarios están mal iluminados, las canciones sirven más como exposición, una paleta de colores tan saturada que dan ganas de vomitar, un tono asquerosamente sexual, actuaciones que pujan “¡quiero Óscar!” [Idris Elba y Jennifer Hudson son los mejores del reparto por mucho]), créalo o no, estamos ante la nueva The Room: una obra tan mala que entretendrá a muchos a lo largo de las décadas por eso mismo… y debemos agradecerlo.

    Déjeme explicar: como críticos, celebramos los riesgos cuando funcionan y los destrozamos cuando no. Pero en ambos casos, hay alguien que se está esforzando por pensar fuera de la caja. Es importante discutir porqué un riesgo funciona y otro no, pero desacreditar un riesgo fallido es igual de grave que ignorar un riesgo exitoso. Y eso es lo que ha hecho Tom Hooper (cabe aclarar que no soy simpatizante del director y no me ha gustado ninguna de sus películas), considerando las tendencias de irse a lo seguro con secuelas y remakes que nos mantienen a salvo de cosas raras, lentas, inentendibles o que nos ponen a pensar, se arriesga a hacer algo diferente en un mundo complaciente. Le ha salido mal resultado final, cierto, y su condena debe pagarse (su castigo será nunca jamás dirigir un solo musical), pero a cambio logró hacer realidad algo inaudito: experimentar ser Alex DeLarge al ver una de las cosas que le pondrían en la pantalla para reformarlo.

    La verdad es que, según tu nivel de tolerancia, hay un momento en que a tu cerebro deja de importarle lo que estás viendo y se acostumbra a esas imágenes de pesadilla. Como dije antes, he visto esta película 2 veces para hablar apropiadamente de ella, y como los sustos de cualquier película de terror, su extrema fealdad sólo tiene efecto la primera vez. La segunda vez es un poco más llevadera, te has acostumbrado a ese universo de absoluto terror y perversión, hasta que se vuelve tu nueva normalidad y dices: “Oye, que bien bailan y cantan estos gatos cachondos”.

    Y sí, ya sé lo que está pensando: “¿Estás defendiendo Cats? ¿Estás diciendo que Cats es buena?”

    No, lo que estoy diciendo es que, por muy extraña, incómoda e hilarante que sea, verla es una experiencia, una mala, sí, pero irrepetible e inolvidable por todas las razones incorrectas (y tomando en cuenta la enorme cantidad de churros de los que me olvido tras consumirlos, ya es mucho decir). Es como sobrevivir a un accidente automovilístico: sales adolorido y probablemente con un trauma, pero agradecido de haber vivido para contarlo. De nuevo, no soy defensor o fan de esta película, tampoco es un gusto culpable, pero la recomiendo sólo por ser eso: un obra tan mala… que era necesario que existiera.

    Reply
    • Estimado, me sorprendió ver este comentario dado la fecha, pero es interesante su análisis e introspección. Fue muy valiente en verla por segunda vez, creo que usted es el primero en la historia (y lo será)

      Reply

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

*

*