Ciclo Ghibli: “Kiki: Entregas a domicilio” un coming of age animado.

“Jiji, ¿que me está pasando? Consigo hacer amigos y luego hago que se aparten de mí. Es como si la alegre Kiki hubiera desaparecido de repente…” Kiki

Lo que pareciera ser una “simple” película de animación para niños cobra un trasfondo más maduro con un segundo o tercer visionado. Y estamos hablando de la cuarta película del estudio, Kiki: Entregas a domicilio, o en japonés Majo no takky?bin.

Donde cuenta la historia de Kiki, una bruja que al cumplir trece años tiene que dejar su hogar para empezar por si sola en otra ciudad o pueblo para así iniciar su entrenamiento por un año. Acompañada de su fiel gato negro”Jiji”, emprende la aventura en la que conocerá a un sin fin de personas gracias al negocio que ella misma emprende, como el de entrega de paquetes.

La historia de esta producción tiene un par de detalles dignos de contar, como el momento en el que casi se detiene la realización de la cinta ya que Miyazaki adapta el libro de Eiko Kadono en la que en cuentos cortos nos muestran las diferentes aventuras de Kiki haciendo dichas entregas. Pero Miyazaki agregó y quito elementos a la hora de adaptar la historia, como toda la secuencia del choque del dirigible sobre la ciudad, y que en el libro toda la historia tiene como ciudad principal a Japón, pero que en la película Miyazaki creó la ciudad ficticia de “Koriko”, una metrópoli con una mezcla de París, San Francisco, Suecia y Lisboa. Al final la escritora aprobó el guion, y la producción siguió con su trabajo.

Miyazaki como ya es costumbre, toma una historia de lo más sencilla y le aporta un transformo único, solo como él lo puede hacer. Si bien esta cinta es la más “infantil” por así decirlo, el propósito de Miyazaki es mostrar lo difícil y complicado que es el proceso de madurar, ese sentimiento de enfrentarse al mundo y no saber qué esperar de él, en donde a veces uno piensa que ha perdido sus “poderes”, pero que esos no se pierden si uno se deja caer, así como Kiki que piensa haber perdido su “magia” al no poder volar.

Kiki aprende que tiene solo que relajarse un poco y empezar algo por ella misma, como lo dice el personaje de Ursula cuando se encuentran en la pijamada, en donde compara el mundo de la magia y el del arte:

“Sangre de bruja, de artista o de panadero. Supongo que son regalos que nos dan al nacer, aunque a veces sufrimos por ellos…” Ursula

Mi relación con esta película es un tanto especial, dentro de mi ranking personal de todas las cintas producidas por Ghibli, Kiki: entregas a domicilio, ocupa un puesto dentro de los primeros cinco lugares. Infantil o no, Kiki: entregas a domicilio, es una de mis favoritas del estudio.

Además como característica del cine en concreto de Miyazaki, cumple con todos los requisitos: su protagonista es una niña en el proceso de ser una adolescente, y ademas dotándole con poderes, y donde las escenas aéreas son sumamente interesantes, viendo los recorridos que hace Kiki arriba de su escoba o la secuencia donde deja su casa para ir a buscar un nuevo hogar.

A lo largo de este ciclo estaremos viendo cómo Miyazaki y demás directores del estudio toman personajes femeninos para contar sus historias, que viendo la fecha en la que la película se estrenó (1989), esto no era muy común en el cine animado y en el cine en general. Salvo por el personaje de Tombo (un niño que parece un Miyazaki pequeño) y el esposo de Osono la panadera, todos los personajes de esta película que tienen una interacción mayor con Kiki son personajes femeninos, y llenos de bondad ayudando a la protagonista siempre.

Kiki: entregas a domicilio, es una película bastante disfrutable, un comig of age y una pequeña joya del cine. La próxima semana nos meteremos de lleno con la película insignia de Ghibli, “Mi vecino Totoro”.

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Acerca del autor

Ivan0     boxd.it/qEKB.

Cinefilo y seriefilo (si es que esa palabra existe) de corazón, realizador frustrado pero la opinión escrita es lo que se me da mejor. Amante de los musicales por muy malos que estos sean cof cof “Cats”, Soy millennial y no tengo problema alguno con eso; y llorar en el cine es la mejor terapia que uno pueda pagar.


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