Cowboy Bebop: Mira tu pasado, acepta tu presente, preserva tu futuro

El 24 de octubre de 1998 se estrenó en Japón una obra que trascendería su propio formato, ganaría adeptos y se volvería un referente no sólo dentro de su país de origen, sino alrededor del mundo. Quizás Shinichiro Watanabe no lo sabía en ese entonces, pero Cowboy Bebop se convertiría en un fenómeno que, hasta la fecha, todavía da de qué hablar, formando junto a Evangelion y Legend of the Galactic Heroes, una trinidad que tiene todo el derecho de ser llamada como los mejores animes de la historia (y citando a mi compañero Dastan: “Quién diga lo contrario, tiene que aguantarse una bofetada”).

La mayor virtud de esta serie de 26 capítulos es que se apoya por completo en los personajes, ahonda en sus trasfondos con tal de poder conocerlos mejor, y dada la cantidad de detalles y misticismo que los rodean (más los episodios dedicados a explorarlos a fondo), consigue que por lo menos haya uno con el que cualquiera pueda identificarse o por lo menos entenderlo. Y esto no sólo aplica para los 4 protagonistas, hay varios secundarios e incidentales que también se ganan su aprecio por estas mismas aportaciones, ya sean un ayudante temporal, la presa a la que hay que cazar, el depredador del que hay que huir, o sólo estén haciendo chistes en el fondo. Así, logra algo insólito para cualquier serie: que todos los personajes sean totalmente carismáticos, entrañables y empáticos.

Parte de este desarrollo recae en usar al cuarteto principal como una metáfora de las diferentes perspectivas de cómo el tiempo (especialmente el pasado y, por consecuente, la nostalgia) nos perjudica y, a medida que avanza, según la temática del episodio y el protagonista en cuestión, esto se va esclareciendo. Las historias de Jet están ligadas a la lealtad, las de Fay a la identidad y el engaño y las de Spike al amor y el orgullo, y esto va unido a la forma en la que el tiempo los ha formado y en quienes los han transformado. Spike está atado a su pasado y sus acciones son decididas por él, Jet ha superado el suyo y quiere formar una nueva vida sin dejar de tener contacto con quien era, Faye quiere recuperar su pasado porque no recuerda quién es y a Ed simplemente no le importa y vive al día. Una forma de decir que el pasado no debe ser glorificado, es vago y obtuso, como una cicatriz que se abre porque no se le dedica el tiempo para sanar.

La interacción entre los 4 no sólo ayuda a que la dinámica del grupo se mantenga activa, sino que logra mostrar los beneficios y problemas de la compañía. Por más que uno adore estar solo, el gusto no dura mucho. Lo deseemos o no, el principal inconveniente de estar constantemente rodeado de personas con las cuales se conviva diariamente (les guste o no) es que terminas acostumbrándote a ellas, y cuando éstas se ausentan, es cuando comienzas a ver la parte aburrida de la privacidad y piensas si la compañía era realmente mala después de todo. La compañía podrá no ser real, pero será bastante real para el individuo en cuestión.

Ninguno de los personajes se consideran amigos, constantemente pelean y discuten porque es la única manera en la que saben convivir entre ellos, pero son todo lo que tienen y deben apreciarlo porque son unos muertos de hambre en un futuro podrido donde trabajan sólo porque no tienen dinero ni para comprar comida. De esta manera, enseña algo que únicamente la experiencia obtenida de la vida real puede dar: ser adulto apesta y lo mejor que puedes hacer es aprender a vivir con ello. Es un retrato del lado más oscuro de la adultez: no ser capaz de dejar tu pasado atrás, ver partir a las personas que amas porque sus motivaciones y circunstancias cambian y un sentimiento perpetuo de soledad, sin un lugar permanente al cual llamar hogar ni gente a quienes puedas llamar familia. Es por todo esto que la serie logra hacerte amar a los personajes, te hace vivir aventuras con ellos, te hace preocuparte por ellos y cuando llega el final, todo termina con una nota agridulce (en el buen sentido).

La historia en sí también es única porque no tiene una continuidad dura. Con algunas excepciones, todos los episodios pueden verse de manera individual y en cualquier orden. Como está más anclada al desarrollo de personajes y no a un arco narrativo concreto, no hay una meta final, un sueño a cumplir, una búsqueda a completar o un destino prometido. La aventura se alimenta del contexto y la temática de cada capítulo, consiguiendo que cada misión sea distinta. Si bien la serie está ambientada en el futuro, su estética es más reminiscente a los tiempos antiguos, complementando todavía más su tema principal. De ahí que cada episodio toma diferentes estilos, referencias e influencias sin que éstas se estorben o tomen el lugar preferencia, más bien las hace suyas y encajan naturalmente dentro de su universo para crear una identidad propia, cada capítulo hace algo diferente sin perder la esencia principal.

Así, una misión puede ser un film noir, otro un thriller digno de John Carpenter, uno réplica un duelo tipo western, otro es un homenaje a Alien, uno es un tributo al Blaxploitation, otro es un homenaje a Videodrome. También aplica a varios elementos dentro de la historia: el pasillo central de la nave es tomado directamente de 2001, los transportadores tienen el mismo diseño que el vuelo hiperespacial de Star Wars, uno de los enemigos a capturar está basado en el Pingüino de Tim Burton y toma su nombre de la cinta de Jean Luc Godard Pierrot Le Fou, y así sucesivamente. Es decir, sabe cómo meter referencias a otras series y películas mejor que cualquier otro producto contemporáneo. Hay otros detalles que resaltan, como una banda sonora que, aunque tiene preferencia por el jazz, fusiona diversos géneros que contribuyen a la estética general. O incluso el simbolismo que le da al cigarrillo, ya que además de ser un chiste recurrente ver a gente fumando en un lugar donde claramente está prohibido, significa que una adicción es muy difícil de superar, al igual que las heridas emocionales provocadas por el tiempo.

Incluso los intertítulos hacen que valga la pena poner pausa para prestarles atención.

Todos y cada uno de nosotros tiene una vida diferente del resto y jamás podremos comprender por completo al otro, cada uno tiene sus propios problemas con los que lidia a su manera dependiendo de quiénes somos, lo que hemos pasado y nuestra forma de pensar y sentir. Cuando uno crece, las responsabilidades crecen y se heredan problemas que no pueden solucionarse tan fácilmente (si es que se pueden). Ser capaz de aceptarlo y aprender a seguir adelante es gran parte de lo que significa ser adulto. Deslumbra carácter en cada uno de sus apartados, y por todo lo que logra, propone, influye y hace reflexionar, es fácil ver porqué se ha ganado su lugar entre los mejores.

Una lástima que Watanabe nunca haya podido crear otra obra que siquiera pueda igualarla, convirtiéndola en una anomalía que probablemente no se replicará de nuevo. Es más, si algo bueno tiene el vomitivo remake de Netflix, es que ha hecho volver a apreciar una joya que será recordada y amada por muchas generaciones.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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