Crazy Rich Asians: Cuando lo asiático está de moda

Los asiáticos están de moda, es una realidad cuando ves las populares tiendas de sus productos abarrotadas, un sinfín de doramas en nuestro servicio de streaming favorito y hasta TT hablando de alguna figura de música pop. Ya casi atrás han quedado esos tiempos en que cualquiera que conociera la cultura era tildado de “otaku” o cualquier persona perteneciente al continente era llamado “chino” (este segundo grupo es el peor). Comienzo diciendo esto porque Crazy Rich Asians es el resultado de toda esa influencia pop que la ha convertido injustamente en la película más taquillera del año en Estados Unidos.

Locamente Millonarios es la adaptación cinematográfica de la novela del mismo nombre escrita por el singapurese Kevin Kwan, que es en total una trilogía. La historia sigue a  sigue a Rachel Wu, una asiático-americana de Nueva York que viaja a Singapur para pasar el verano con la familia de su novio. Allí descubrirá que su pareja es uno de los solteros más ricos de todo el país y tendrá que demostrar que ella es digna de estar con el amor de su vida.

La historia no es nada que no hayamos visto antes. Dos jóvenes bien parecidos y afortunados que luchan por estar juntos ante las adversidades familiares, en una especie de novela de princesas que busca conmover con una primicia de civilazición oriental pero que al mismo tiempo no es nada original.

El problema aquí es que nada encaja como debería. Empezando por una película que no es lo suficientemente graciosa para considerarse una comedia ni tan apasionada para ser una de romance, la temática “comedia romántica” se percibe como algo desabrido y tan cliché que solo se aprovecha de la cultura como tono “diferenciador”. Eso sí, paisajes impresionantes y un viaje gastronómico digno de envidia para cualquier amante de la comida, se convierten en lo único atractivo de un filme que peca por querer ser rosa entre tanto chiste absurdo ensartado por minuto (de 10, da risa 1).

Los personajes también resultan bastante familiares: la chica buena y fuerte que no le tiene miedo a nada, la madre recta y prejuiciosa, el novio guapo, bondadoso e inteligente (por no decir solo perfecto), la otra madre alcahueta, la mejor amiga y su familia exageradamente ridícula, entre algunos otros.

Además de esto, contamos con un conflicto que jamás se siente como tal, no solo porque tenemos la seguridad de que será resuelto, sino porque la circunstancias lo hacen parecer demasiado rollo innecesario; esto aparte de la historia secundaria tan poco relevante que nos muestran. En pocas palabras, la cinta es lo suficientemente predecible para no justificar 2 horas de duración.

A final de cuentas, Crazy Rich Asians no deja de ser una producción americanizada en un país del medio oriente que busca hacerse de un lugar dentro del saturado mundo de las comedias románticas, como buscan llamarle, pero que solo encontrará en su inesperado éxito algo tan memorable como las pocas risas que logró sacarme. La mala noticia, la secuela ya está en camino.

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Acerca del autor

Kim Tobias   @kimm_tobias  

Enamorada del cine clásico y los guiones astutos. También odio los finales felices... ["La estimulación visual es la razón del cine. De otra manera podríamos simplemente apagar las luces y llamarlo radio" R.A.]


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