Cry Macho: Un muy desgastado Eastwood aún tiene algo que decir

Quizá lo que más logre llamar la atención de la nueva cinta del californiano, es que como ya se ha comentado, él la produce, dirige y protagoniza a pesar de sus 91 años de edad y que en pantalla son ya muy evidentes. Se trate de un nuevo récord o no, Eastwood demuestra que conserva su talento y habilidad para desmantelar historias quizá convencionales en un género que le es cómodo (western); cualidades que ya quisieran por mitad muchos de sus colegas actuales.

En definitiva, Cry Macho, no será ni pretende ser de las mejores de su filmografía, pero ofrece un relato disfrutable y encantador aunque muy frágil en momentos, que si miras atento y olvidando que es Eastwood el que está a cargo, se derrumba de repente.

La historia es escrita por Nick Schenk (a cargo del guion de Gran Torino), en colaboración con el escritor N. Richard Nash, autor de la novela del mismo nombre en la que está basada y que nos lleva a Texas de finales de los 70’s donde vemos algunas memorias de una ex-estrella de rodeo Mike Milo (Clint Eastwood), ahora cuidador de caballos ya retirado, quien recibe una visita de su antiguo jefe Howard Polk (Dwight Yoakam). Éste, por toda la historia que comparten y por ser una persona en la que confía le encomienda una misión, ir a México a traer con él a Rafo su hijo ya adolescente para alejarlo de su madre alcohólica y del mundo en el que ella vive (aunque conforme va avanzando la película vemos que hay más intenciones detrás). Una vez que encuentra a Rafo, al parecer algo demasiado simple para un gringo de 91 años, que no habla español, en una Ciudad de México muy extraña (pero pues gringos) y se embarcan en el trayecto de regreso a Texas, como es de suponerse se irán conociendo y crearán vínculos que no esperaba ninguno, además que el viaje sirve de introspección a Mike por una situación personal que vivió hace algunos años y de la que aparentemente no se ha recuperado del todo.

Si algunas de sus mejores películas, o incluso medianas, se caracterizan por una sólida narrativa, en ésta ese hilo narrativo aunque comienza bien (o uno tiene algo de esperanza aún) se va desvaneciendo con un ritmo muy flojo y que solo por inercia va de escena en escena cómodamente, con una linda fotografía de paisajes, personajes superfluos y a modo, y a él que conserva su habilidad para llenar la pantalla cuando aparece en escena. Pero esto no es suficiente. En el camino van quedando más preguntas que respuestas, no se profundiza en ningún personaje, no se termina de resolver del todo ningún conflicto, y al final lo deja a uno, o bueno al menos a mí, con una sensación de condescendencia (esperaba mucho más pero pues es Clint Eastwood con 91 años y no hay nada que reprocharle).

Su presencia en pantalla y su característica voz “rasposa” siguen ahí, pero es evidente ya el desgaste físico del artista, por lo que en ratos cuesta imaginar que ese hombre interpretó a Harry el Sucio y que pone en entredicho ideas sobre su personaje legendario (“Esta idea del macho está sobrevalorada”). En cierta forma cuando miramos a Mike vemos a Eastwood, como el ícono desgastado y un eterno cowboy del cine. Conviene acomodarse en la butaca o sillón y disfrutar de una película simple, confiados en que estamos en manos de un profesional del cine, de una leyenda; y ya, así sin más.

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Acerca del autor

Clementine   @@lupistruphis  

Escéptica ante todo, pero con una gran curiosidad. Amante del café y del aroma a libros viejos. Nostálgica e idealista sin remedio. Alguna vez de niña me llevaron al cine, y siempre vuelvo a él porque siempre me salva.


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