Dora and the Lost City of Gold: Adorable y absurda exploradora
No me sorprende que la nueva adaptación de aventuras familiares que pretende ser el estreno más relevante de esta semana se lleve variados aplausos por parte de la audiencia y crítica, y es que en tiempo de escases cualquier taco de frijoles es bueno; eso es la nueva y adolescente Dora, venida del ya veterano serial de Nick Jr., una cinta cualquiera que, aludiendo a ciertos aspectos de la serie y rellenando su trama con un formulario cuadrado de “como referenciar el cine de aventuras de los 80 Vol. 1”, logra alcanzar un leve y disfrutable divertimento adepto para toda la familia, pero sin la relevancia o calidad necesaria que la logre salvarla de la ambigüedad y del olvido inmediato.
Las leves virtudes sin duda son gracias al esfuerzo directivo de James Bobin, el cual gracias a su experiencia con los Muppets y otros seriales puede encausar un humor por momentos satírico y con un equilibrio infantil y adulto loable. Desgraciadamente el gusto dura muy poco, y es que con tan poco material (en la obviedad de una adaptación sobre una caricatura repetitiva de preescolar), Bobin tiene que recurrir a recoger pedazos de otras cintas de aventuras que puedan encajar de manera forzada o apenas justa para echar a andar una aventura por momentos insufrible, por segundos divertida, y por pasajes monótona y muy enfadosa.
Cabe aclarar que el espíritu de la serie se encuentra ahí, y es en dichas referencias donde Bobin y sus actores sacan el mayor provecho, incluso en esa transición de niña a adulta y el comienzo del proceso escolar de Dora, donde se logra manufacturar una destacable metáfora sobre la inocencia y el cmienzo de la peligrosa secundaria y adolescencia (por momentos recordando a la reina de las comedias estereotipadas de este tipo: Mean Girls). Lo irónico es que mientras se acerca la aventura, la calidad del film va disminuyendo de manera grave y proporcional, en mucha parte gracias a un casting adulto patético que contrario a lo que se piense, en esta ocasión empobrece la decencia actoral por parte del club teenager del film.
Así pues sorprende Isabela Moner como Dora, la cual consigue imprimir la ternura necesaria para recrear una adorable protagonista muy cercana a la niña animada que todos conocemos. Si bien los patiños adolescentes no se encuentran a la altura, es en la mencionada contraparte adulta donde esta absurda y cliché aventura adolece, comenzando por nuestro viejo conocido y amigo de este blog, Eugenio Derbez, el cual se obvia patético en una especie de re adaptación de su personaje de Ludovico Peluche, risa forzada, lágrima y gags de sus participaciones televisivas incluidas, logrando un paquete histriónico de mierda que brilla por su falta de talento, carisma y/o credibilidad, muy por debajo de lo que se espera de un personaje tan simple y estereotipado como es su caso. Completan reparto un desperdiciado Michael Peña, una inservible Eva Longoria y una encasillada Adriana Barraza (por cierto, si la van e ver busquen la versión subtitulada, pues la inclusión de Danny Trejo como el mono Botas resulta ser de lo mejor del film).
En conclusión, Dora La Exploradora falla en explorar y triunfa apenas en su acto introductorio en aparentar al menos por poco tiempo una disfrutable cinta de comedia adolescente; en otras palabras, antes de que todo se vaya al carajo y que Dora se ponga su mochila para adentrarse en una jungla con todos los elementos del cine de aventuras, pero sin la chispa necesaria para interesar a su audiencia teen o adulta. Eso y nuestro inservible Eugenio, esta absurda anécdota quedará olvidada en cuanto pongan un pie fuera de la sala.