El Buen Patrón: El hegelianismo hecho cine.

Alguien tiene que ceder

Las relaciones sociales son complicadas en todos los niveles, esto derivado de que el ser humano tiene su propia concepción de la realidad y cuando choca con una abstracción diferente a la suya se produce un conflicto el cual no cesará hasta que una de las partes admita el argumento del otro.

Teniendo en cuenta esto, las relaciones laborales se vuelven aún más complicadas, pues es difícil que un humano se subordine conscientemente y en libre albedrío frente a otro, incluso si involucra un intercambio de fuerza laboral y gratificación monetaria. No por nada diferentes corrientes filosóficas e ideológicas (desde el Marxismo, hasta la Teoría de la Empresa) han intentado explicar este fenómeno social principalmente teniendo en cuenta la fragilidad del ego del ser humano.

Fernando León de Aranoa decidió tomar a consideración este tema y con mucho humor negro nos vuelve partícipes de lo que pasa en una fábrica de balanzas, cuyo eje principal gira alrededor del dueño de la empresa Julio Blanco. El cineasta explora temas como la precariedad laboral, la falsa modestia, la reducción del ser humano a una mera materia prima y el exceso de poder de los dueños de gran corporativos yendo mucho más allá del vicio común en el que caen muchas películas que tocan estos asuntos (el pobre obrero siendo explotado por el dueño de los medios de producción). Aranoa no solo exhibe y critica este tipo de dinámicas que tienen algunas empresas en la época de la globalización y el apogeo de la economías escala, sino que haciendo casi un trabajo sociológico explora lo que lleva a este tipo de individuos a tener estas relaciones laborales co-dependientes y tóxicas.

Personajes con Claroscuros

Para cumplir este objetivo el guionista tiene claro que tiene que trabajar  la personalidad de sus protagonistas, por lo cual se aleja de los típicos clichés que mostraría un típico producto audiovisual que retrate la vida godin, pintándole varios matices a cada personaje, haciendo que termines amándolos por momentos, en otros odiándolos y en algunas ocasiones sintiendo lastima por ellos. Esto se ve principalmente reflejado en la figura de Julio Blanco, el director de la compañía, el cual al principio es mostrado como un líder nato, carismático, “humano” y que a primera vista se ve preocupado por los problemas personales de sus empleados ¡Vaya! “Un Buen Patrón”; sin embargo poco a poco se nos muestra a un hombre obsesivo-compulsivo, con la manía de tener el control por encima de todo y cuyo interés por la vida de sus empleados viene más derivado de sus manías que por un sentido altruista, pero que a pesar de su parte más oscura, esa aurea de carisma le da cierta atracción e interés.

Podríamos describir a cada uno de los individuos que forman parte de esta pintoresca odisea, pero quizás parte de la magia de la película radica en que el espectador tiene que conocer a cada uno de ellos y formarse su propio criterio para poder engancharse en la narrativa, (el personaje de Jose es uno de ellos, para algunos un luchador social idóneo y para otros un chairo marxista), pues son personajes tan humanos que es difícil que dejen a alguien indiferente.

Dialéctica amo-esclavo (Descubriendo una parte de Hegel)

Estos claroscuros en sus personajes son utilizados por el guionista para entrar en un terreno neutral donde la cinta no buscará juzgar a sus intérpretes, sino describir y seguir sus relaciones, su dialéctica de amo y esclavo; individuos que han renunciado a su fan de deseo y reconocimiento sirviendo en su totalidad al señor Blanco, que les cuesta imaginar una vida fuera de la fábrica e incluso en su propia rebeldía se encuentran atados a esos ladrillos, todo esto disfrazado con un discurso filial que más que una cortesía suena más a una cadena.

Por el otro lado, el señor Blanco que a pesar de tener el control y de comprar a través de “buenas voluntades” a sus subordinados, se ha vuelto completamente dependiente de estos sujetos; el funcionamiento de su fábrica, los reconocimientos de la misma quedan a merced de las capacidades e incluso estados de ánimo de sus empleados, lo cual por supuesto buscará controlar para que las cosas salgan en el justo balance que “EL” necesita. Al final ninguno de los dos es nadie sin el otro; los primeros les cuesta encontrar su funcionalidad sin las tareas que les asigna su dueño y el segundo los necesita para tener control y por consecuente obtener poder en varias escalas o índoles.

No hay buenos ni malos en este conjunto, solo individuos guiados por sus instintos y pasiones que buscan “ganarse el pan” mientras mantienen un equilibrio en la media de la posible en su vida profesional y personal. Por desgracia nunca es un juego de suma cero, siempre hay alguien que tiene que ceder su concepción y en el juego del amo y esclavo la balanza siempre se inclina hacia del lado del dueño, repitiéndose el ciclo hasta que el primero se de cuenta de su valor en este proceso y decida revelarse contra su patrón dejándolo en un status de completa dependencia hacia sus voluntades (o cuando el jefe se de cuenta de que su empleado puede ser reemplazable, encontrando una versión del mismo mucho más efectiva).

Complementando ideas

Los encuadres a pesar de que pueden tener cierta simpleza, hay escenas con bastante simbolismo que aportan a la narrativa del discurso; desde enfoques hacia la balanza de la fábrica, hasta una secuencia que representa el poder político de un empresario, utilizando el lenguaje cinematográfico la cinta visualmente se encarga de complementar las premisas de la escritura dejando aún más claro los mensajes que se quiere transmitir al espectador.

Bardem en modo crack

Bardem es lo más destacado en la parte de actuaciones interpretando a un carismático, pero peligroso señor Blanco. Dotándolo de bastante personalidad, la caracterización es de alto nivel incluso en el acento, siendo una de las actuaciones masculinas más solventes del año mucho mejor que lo que hizo en “Begin Ricardos”

Calificaciones

Guion: 3.4 – Pasa de ser inteligentemente una crítica social a una descripción social de las relaciones laborales con demasiado humor negro

Dirección: 2.9 – Aún con algún problemas de ritmo la película logra solventarse en el plano visual

Actuaciones: 1.8 – Bardem es un crack

Extras: 0.5 – Puntos extra por la carga ideológica bastante fuerte de la cinta

Calificación: 8.6

Merecida ganadora del Goya,  El buen patrón es una excelente comedia con un espíritu ideológico basado en el hegelianismo que le da a la película un aspecto más de retrato sociológico que de crítica. Probablemente esté construida así porque su mensaje final no pinta un mundo ideal dónde el obrero se termina apropiando de los medios de producción, sino uno más realista dónde apelando al darwinismo social, la adaptación es la única manera de supervivencia ante una realidad cuya balanza está cada vez más desproporcionada para la mayoría, y truqueada para que algunos cuantos se vean más favorecidos.

Suena cruel pero es el juego de los instintos más “primitivos” combinados con el raciocinio humano y es parte de una dinámica social que el guionista lo juzga, solo lo explica y busca reírse de la propia tragedia humana: “You know where you are? You’re in the jungle, baby”

Etiquetas:  

Acerca del autor

El Cine Actuario   @maxpower_ar?s=09   facebook.com/dvclocblog

Actuario/Economista, Amante del Cine, Devoto de Dios, Intuitivo, Curioso, Rockero de corazón, Fanático de los Libros y del deporte de las tacleadas, quesero, colchonero, diablo rojo. "Las estadísticas son la forma en que las matemáticas cuentan las historias" "El arte es una ciencia y el trabajo del critico al igual que el del investigador es exponer sus axiomas y teoremas al mundo" "Estar de acuerdo, en no estar en desacuerdo es saludable"


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

*

*