Fingernails: Un Tinder distópico

Por allá del 2021, todavía en plena psicosis colectiva provocada por una pandemia mundial, un casi desconocido Christos Nikou sorprendió al mundo con ‘Apples’, una ópera prima fresca, involuntariamente divertida y que sentaba las bases de su naciente estilo, combinando escenarios distópicos que señalaban principalmente la forma en que convivimos socialmente con tintes de ciencia ficción.

Después de Apples, el griego, discípulo directo de Lanthimos y Linklater, se dejó seducir por Apple (no pun intended) buscando la internacionalización, y como hemos visto en casi todos esos casos, el resultado es irregular. Ahora veremos si Nikou logra salir bien librado.

La historia nos sitúa en una realidad retro-futurística (¿?) donde existe una forma de certificar el enamoramiento de una pareja a través del análisis de sus uñas, las cuales son extirpadas visceralmente de sus dedos. Ahí conocemos a una pareja, científicamente enamorada, conformada por Anna y Ryan, a quienes vemos sumergidos en una rutina que se antoja aburrida y al borde del abismo. Anna consigue un nuevo empleo, donde comienza a tener sentimientos por Amir, un compañero de trabajo.

Christos tiene a bien conservar de su estilo una crítica a la forma en que nos relacionamos sentimentalmente; en el guion plasma de forma natural cómo damos más peso a factores externos al momento de evaluar nuestras relaciones de pareja, como queriendo justificar o validar el hecho de continuar con alguien con quien ya no nos sentimos a gusto; sin embargo, también es verdad que esa patente se diluye un poco al incluir mucho del estilo del cine independiente americano, incluso recordando un poco a Private Life (2018, Tamara Jenkins).

Una cinematografía correcta y diálogos ágiles hacen que la narrativa se sienta fresca, pues aunque se trata de una comedia romántica, tenemos la combinación del género con estos toques de ciencia ficción, un poco a la Black Mirror, donde las tecnologías y los algoritmos no sólo rigen nuestros gustos y consumos, sino también nuestras relaciones. Además, está llena de situaciones que, aunque son referencias a otros filmes, provocan risas naturales porque rozan lo absurdo.

Sin duda, lo mejor del filme es el cast, Jessie Buckley y Riz Ahmed construyen una tensión emocional espectacular, provocando que en cada escena que aparecen sólo quieras gritar ‘¡YA BÉSENSE, CARAJO!’. Ambos protagonistas sobresalen y se complementan con expresiones y miradas naturales que redondean el guion; destacan también Jeremy Allen White completando el triángulo como el novio infumable del que está un poco harta la protagonista, y Luke Wilson como un snob y contradictorio mesías del amor de pareja.

A pesar de que últimamente hemos tenido en pantalla varias historias de parejas que atraviesan por momentos difíciles (The worst person in the world, Passages, Past lives, etc), se agradece tener una visión que agregue toques distintos y que, aunque no es nada nuevo, hacen que se disfrute verla y después imaginarse qué pasaría si uno pudiera tener la certeza científica del amor.

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Acerca del autor

Leo Idair    

MOCATRIZ (Modelo, Cantante y Actriz) en Instagram pero humanista en la vida real. Creo en las utopías pero sin dejar la realidad fuera. Dame una buena telenovela y estoy a bordo. Mi mamá me hizo cinéfago desde chiquito.


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