Frozen II: Una helada e innecesaria secuela

¡Bueno! Si. Yo fui de las que salió cantando abrazada de mi hermana en la primera película, sin embargo a los pocos días ya odiaba el “¡Libre soooy! ¡Libre soooy!” porque era imposible sacármelo de la cabeza. A los dos años nos recetan un corto llamado Frozen Fever, algo decente, pero más bien un recordatorio para que no nos olvidemos del gran éxito de la película y mucho menos de ir a comprar los vestidos, muñecos de peluches y todos esos etcéteras que venden en las tiendas de Disney.  Después en el 2017 oootro corto, este ya de 22 minutos, Frozen: Una aventura de Olaf, que lo pasaban antes de la película de COCO, pero era tan largo que, al menos en México, lo tuvieron que quitar porque mucha gente pensaba que se había equivocado de película y se salían del cine para cambiar de sala. Lo único que consiguió es que el personaje de Olaf se volviera IN-SO-POR-TA-BLE. Y al parecer los señores de Disney no entendieron la indirecta y este año nos vuelven a recetar FROZEN II ¡Dios Santo!

Primero se lanzó una campaña de rumores con respecto a la trama, pero el mas fuerte fue que Elsa resultaba lesbiana y conseguía pareja. Algo que me hubiera gustado ver viniendo de una empresa tan conservadora y puritana como Disney, pero no fue así. Puros chismes. Después una serie de trailers dando probaditas y pues ya, Frozen II ya se estrena este fin de semana nos guste o no.

¿De qué trata ahora? Pues resulta que todo comienza con Elsa y Anna de niñas jugando en el castillo. Esa noche su papá les cuenta la historia de un bosque encantado en el cual él estuvo y donde viven unos seres mágicos. Después de un evento bélico el bosque queda sumido en la niebla y nadie mas puede entrar ni salir de ahí. Lógicamente despierta la curiosidad de las niñas, quieren saber mas y la mamá les canta una canción donde les explica de un río donde podrán encontrar todas las respuestas. Pasa el tiempo y vemos a las chicas ya crecidas y después de los eventos sucedidos en la primera película, Elsa empieza a escuchar voces y decide ir a buscarlas. Hasta ahí todo suena muy lindo y hasta interesante. Me gustan los cuentos de fantasía, así que me atrapó lo que sonaba una buena trama, pero olvidé que me la estaba contando Disney y pues necesitan vender soundtracks y nuevos peluches, así que empiezan los números musicales, uno peor que el otro, canciones absurdas como la de Kristoff en el bosque. Créanme, nos estábamos riendo, pero de lo ridículo que era el número musical.

La película quiere dar un mensaje de que cuando creces todo lo entiendes mejor y hay por lo menos dos canciones con el mismo tema. Se repiten mucho los diálogos y el personaje de Olaf es cada vez más insoportable. Por su parte a Anna logran hacerla ver como un lastre para su hermana Elsa para después justificarla con el tema de que maduró y ahora es mejor.  Con calzador meten personajes tiernos pero que de seguro se venden bien. Esta muy forzado todo lo que sucede y al final, pues es un final Disney y esperemos que con esto manden al congelador ya esta historia.

A Dios gracias, no hay ninguna canción pegajosa como “Let it go” o “Do you want a build a snowman?” pero tampoco hay nada notable que vayamos a ver en las próximas entregas de premios.

Lo bueno, porque hay que decir algo bueno, es la animación. Repiten los actores en las voces en ingles, Kristen Bell, Jonathan Groff, Indina Menzel, Josh Gad, y se integran Alfred Molina y Evan Rachel Wood entre muchos más.

Una segunda parte que no era necesaria y se congela a los 10 minutos.

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